Para mí, que sí es la voz de Frida. Admito que mis pruebas son circunstanciales, pero de ninguna manera un acto de fe. La voz del Bachiller Álvaro Gálvez y Fuentes dice; “Esta voz que acaban de escuchar ya no existe, es la voz de Frida Kahlo”. ¿Por qué razón un conductor tan prestigiado como él iba a decir una mentira? ¿Y a través de XEW,” La voz de América Latina?” El programa era un homenaje a Diego Rivera con la participación del Dr. Atl y Lupe Marín, ¿no era previsible que uno de ellos, tan allegados al pintor, lo desmintiera? El texto impreso y el leído en el radio no son iguales, nunca la actriz, sólo la autora puede variarlo. El programa al parecer es de 1955, Rivera, al ser tan reciente la muerte de su dos veces esposa ¿no lo hubiera tomado como una ofensa o hasta una burla? Es casi seguro que por tratarse de un homenaje lo escucharon el pintor y la implacable Raquel Tibol.

 

Raquel Tibol, la Corregidora

Me consta que no dejaba pasar una coma que fuera infiel a la verdad ni un detalle con el que estuviera en desacuerdo. La escuché corregir a Mathias Goeritz, Pepe de la Colina, Carlos Monsiváis, Manuel Felguérez, José Luis Cuevas y Vicente Rojo, juntos, en la Facultad de Arquitectura. Su mejor corrección, de las que recuerdo, es cuando Martha Traba, la crítica de arte del momento, consideró que Diego, atrasado de noticias según ella, había puesto un “collage” en una de sus obras. Raquel, sin inmutarse (para aumentarle fuerza al golpe), le aclaró a su coterránea que no viera el arte en reproducciones, porque en el cuadro el boleto del Metro de París no estaba pegado, sino pintado. Cuando Octavio Paz se ostentó como autor de un catálogo de una exposición en Francia, ella reveló que el texto era suyo y precisó (lo suyo era precisar) los párrafos que eran de Paz.

La primera vez que mi hermana y yo dimos una conferencia hablamos 20 minutos, y para subsanar “las omisiones de las compañeras Galindo”, Raquel habló 45. La vez que participé en su homenaje en la Sala Ponce, le pedí, porque el miedo no anda en burro, que me proporcionara sus datos. Cuando mi hermana presentó su antología de textos de Diego Rivera, lo leyó “con los cinco sentidos”, no fuera la de malas y Raquel la corrigiera en público. ¿Por qué razón iba a quedarse callada, si no era la voz de Frida?

Rina Lazo y algún otro de los Fridos o los Cachuchas aseguran que no es la voz de Frida, santo y bueno. Los nietos de Marisa Garrido identifican esa voz como de su abuela. Ella, con toda sinceridad, confiesa que no se acuerda de ese programa. Y es lógico, una de las voces del radio más solicitadas, es imposible que recuerde un programa grabado hace más de 70 años. Sin embargo, reconozco que las voces se parecen. Por otro lado, la voz cambia en la grabadora y más en el recuerdo. Ahí en la Fonoteca Nacional, Giuliana Zolla de Marín escuchó por primera vez en su vida la voz de su abuelo, el Presidente López Mateos. Elenita Carrillo Flores y Adriana Salinas de Gortari, quienes bailaron en sus 15 años con López Mateos, dijeron, asombradas,  que no reconocían su voz. Yo, que me precio de identificar las voces en el radio, no advertí, como se asegura en la grabación, que el que narra esa visita presidencial a Filipinas es Pedro Ferriz. Y el otro locutor, no me aventuré a decir, como creo, que es Zabludovski. Los que creen que esa voz dulce y educada no corresponde a su personalidad, sólo exhiben sus prejuicios por la reconocida bisexualidad de la pintora (por cierto, también documentada por la  infatigable Raquel Tibol).