Importante, sin duda, el presupuesto de la Secretaría de Cultura. En 2018, se destinaron 12 mil 916 millones173 mil 982 pesos y ahora, en 2019, 12 mil 894 millones 90 mil 259 peso, lo que ya deflactado, es decir en pesos actuales, significa una disminución de menos 4.77 por ciento. Sobra añadir que lo primordial es cómo se gastará. La Secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, se ha desempeñado en el Claustro de Sor Juana y fue colaboradora de Rafael Tovar y de Teresa como directora del Departamento de Culturas Populares del todavía Conaculta. Entre sus apoyos, en Los Pinos, cuenta con Rodolfo Rodríguez Castañeda, quien fue director de El Estanquillo, que alberga las colecciones de Carlos Monsiváis, y luego dirigió el Museo de Culturas Populares, creado por el notable antropólogo Guillermo Bonfil Batalla, el autor de México profundo. La orientación del gasto en Cultura es, pues, obvia.

 

Premio Carlos Fuentes

Pareciera que este galardón internacional sufriera recorte presupuestal, pero no es así. Antes se otorgaban 250 mil dólares y hoy, se anuncia que serán 125 mil, pero al mismo tiempo se informa que en vez de ser bianual se otorgará cada año. Silvia Lemus, la viuda del escritor, está de acuerdo.

 

Raquel y la bofetada a Siqueiros

Para la historia hablada de la cultura nacional dejo la siguiente anécdota. Famosa es la foto en que Raquel Tibol, ante las cámaras de televisión, estampó su mano en la cara del pintor David Alfaro Siqueiros. Raquel me contó que la célebre foto no es auténtica. Precisó que al salir, ella contó lo sucedido y repitió el gesto, instante que fue captado por un fotógrafo. Curiosa le pregunté: Raquel, ¿se acuerda qué le dijo Siqueiros? “Me llamó extranjera perniciosa”.

 

Más sobre Retamar

En 1965, lo observé en un congreso de escritores cortejando a Elenita Paz y me contaron que era admirador ferviente de otra Elena, Poniatowska. Cuando estuve en Cuba, al cuarto para la doce, porque fui invitada al VII Congreso de Intelectuales, el de la reconciliación con la Iglesia católica, a través del brasileño Fray Beto. Uno de los días, como director de Casa de las Américas, Fernández Retamar invitó a La bodeguita del medio. Pero mi hermana y yo nos lo perdimos, porque fuimos con esa maravillosa mujer que se llamó Sol Arguedas a comer al mejor restaurante de La Habana, mejor que el Floridita y sus descomunales daiquiríes Papá Hemingway, superior incluso que las manitas de cangrejo de la Zaragozana. En la hermosa y tranquila Bahía Hemingway, comimos langosta, con Sol y su hijo.