El honor es patrimonio del alma, y el alma sólo es de Dios

Pedro Calderón de la Barca.

 

Humanista, Político, Tribuno, Periodista y Maestro. Don Esteban Zamora Camacho, fundador de un grupo de pensadores y escritores llamado Plumas Azules del cual soy miembro. Hace unos dias se hizo un homenaje postumo en su memoria. El discurso de Luis Fernando Bernal miembro de este grupo de pensamiento sobre el homenajeado, es una excelente pieza oratoria que retrata de cuerpo completo a este gran personaje panista, mexicano. Como un homenaje a Don Esteban decidí integrar en su totalidad el discurso de homenaje. Lo haré en dos entregas, espero conozcan un poco de esta gran persona que tan generosamente nos aporto mucho y tuve la oportunidad de conocer y tratar durante muchos años.

“El Partido Acción Nacional es un caso excepcional en la historia política de México, también de América Latina, quizá incluso del mundo. Un partido que en sus primeros 25 años subsiste con una continuidad asombrosa, sin tener prácticamente triunfos electorales; que sobrevive sus primeros 50 años con muy escasas victorias y mínimas cuotas de poder e influencia política, pero que aún así no decae en su mística perseverancia de participar en elecciones, una tras otra, aunque supiera que podía ser víctima de todo tipo de fraudes, engaños y despojos.

“Un partido que se forjó y se consolidó dentro de los fangos de la política mexicana, pero no debido a su codicia, o a su impudicia o a su habilidad para transar, sino gracias a su moral y a su ética. Es un caso extraño, o como se dice ahora: atípico. ¿Cómo fue posible esto? Fue posible gracias a la fortaleza moral y a la solvencia ética de sus integrantes, y me refiero, desde su militancia en los pueblos más rústicos, hasta sus dirigentes más prominentes.

“Hablamos mucho y quizá, a veces, reiterativamente del talento de sus fundadores Gómez Morin, González Luna, Preciado Hernández, pero se nos olvida que durante 50 años el partido reclutó en sus filas a hombres y mujeres de una calidad humana y de una integridad excepcional que fueron sus dirigentes básicos y sus mandos medios, tanto en pequeñas poblaciones de provincia como en los nacientes centros urbanos. Personas y personajes que ofrecieron su tiempo, su patrimonio y hasta su vida a cambio de nada, de nada tangible, aunque sí a cambio de la satisfacción de formar conciencia ciudadana y democrática en un país urgido de ellas, asumiéndolo como un deber patrio.

“Todo lo que hemos sido en el siglo XXI se lo debemos a ellos: encabezar dos veces el gobierno federal, muchos gobiernos estatales, innumerables gobiernos municipales, senadurías, diputaciones federales y locales, grandes montos en prerrogativas, este edificio, por ejemplo. Todo ello fue fruto del esfuerzo desinteresado de esos panistas…”

Hasta aquí la primera parte del discurso de homenaje a Don Esteban Zamora, la segunda parte en mi siguiente entrega.

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