Ricardo Antonio Rosselló Nevares (7-3-1979), fue el segundo gobernador más joven de la historia de Puerto Rico, el número 12, con tan solo 37 años de edad. Su padre, Pedro Rosselló fue gobernador de Puerto Rico. EL 2 enero de 2017 juró su cargo para tomar las riendas de la Isla del Encanto. Llegó a La Fortaleza –el palacio de gobierno puertorriqueño– al triunfar en los comicios de 2016 (en los mismos que fue elegido Donald Trump para sustituir a Barack Hussein Obama), con el apoyo de 649,569 votos en unas elecciones en las que solo el 55 por ciento de electores se presentó a las urnas, una de las cifras más bajas que registra la historia electoral puertorriqueña.

Ahora, por el contrario, el reclamo popular callejero para que renunciara a la gubernatura hizo que más de 500 mil personas lo exigieran a voz en cuello, en una de las avenidas más importantes de “mi viejo San Juan” el pasado 22 de julio. Ese día se borraron las barreras ideológicas, los partidos políticos se abstuvieron de actuar como tales para no impedir la indignación boricua. Un remedo de la legendaria frase: ¿quién mató al comendador? “Fuente Ovejuna, señor”. Cuando el pueblo habla, él dice la hora. Nada más, nada menos. El grave problema es que no hay un sustituto a la vista para que ocupe el cargo que abandonaría el viernes 2 de agosto, “a las cinco de la tarde”, como el propio Rosselló anunció en un vídeo difundido por su gobierno en Facebook. La ciudadanía puertorriqueña realmente está indignada contra el gobierno que encabezaba Rosselló y no admite a ningún personaje cercano al renunciante, exige “gente nueva”. La sustitución no sería nada fácil.

El Estado Libre Asociado de Estados Unidos de América indudablemente tendrá que contar con un gobierno. El que lo encabece enfrentará una situación caótica. Las protestas contra el gobernador boricua se iniciaron en la isla cuando el Centro de Periodismo Investigativo (CPI) divulgó el sábado 13 de julio un chat de Telegram en el que participaban el gobernador y 11 personas de su círculo íntimo. En el chat intercambiaban repulsivos mensajes sobre mujeres, homosexuales y prácticamente de todos los boricuas. Asimismo, se burlaban de las víctimas del huracán María, cuyo saldo fatal fue de más de tres mil personas según fuentes oficiales y más de 4,600 de acuerdo con un estudio de la Universidad de Harvard (EUA).

Antes de que se conocieran públicamente esos mensajes, el ambiente puertorriqueño ya estaba caldeado. Cuarenta y ocho horas antes, la fiscalía acusó a ex funcionarios de Rosselló de malversar más de 15 millones de dólares destinados a la reconstrucción de los daños que causó el huracán María.

El rosario de calamidades que han sucedido durante la última década en Puerto Rico han superado la resistencia los 3.2 millones de habitantes de este “territorio estadounidense” en el Caribe que ya se había declarado en quiebra cuando en el mes de septiembre de 2017, dos huracanes seguidos, Irma y María, lo arrasaron. En los últimos diez años, más de medio millón de personas han abandonado Puerto Rico. La diáspora puertorriqueña se hace fuerte en territorio estadounidense, donde viven 5,5 millones de boricuas, donde “goza” de la ciudadanía que les concede el Tío Sam por proceder de un Estado Libre Asociado (ELA) de la Unión Americana –estatuto entre la autonomía y la dependencia–, que le ha servido como válvula de escape para la crisis económica que padece la isla desde finales de los años noventa del siglo pasado.

Todo se conjura para que la Isla Hermosa se encamine al desfiladero. El éxodo, la crisis económica, los fenómenos naturales, gobiernos ineficaces y corruptos, amén de una tensa relación con EUA han marcado el rumbo de un país insular diseñado para rebelarse. Sólo faltaba un escándalo político para crear un huracán artificial de hartazgo que sacó durante mas de dos semanas a la población a la calle hasta que el miércoles 24 de julio logró la dimisión del gobernador Ricardo Rosselló, la que se obstinaba en conceder hasta el último momento.

Las protestas se iniciaron de forma espontánea sin una dirigencia clara, que movilizaron a personajes puertorriqueños como los artistas Ricky Martin,  René Pérez (Residente), Bad Bunny, Dady Yankee, Nicky Jam, Wisin, Olga Tañón y muchos más, que viajaron a la isla para ponerse al frente de las marchas en San Juan. Miles y miles comenzaron el recorrido hacia el Capitolio al grito de “Somos más y no tenemos miedo. !Ricky vete!” Refiriéndose a Rosselló.

El famoso Residente dijo a la multitud: “Es una falta de respeto a todas las comunidades, a todas las mujeres, a la gente que falleció durante el huracán María. Nosotros tenemos que defendernos”. Después cantó el tema que compuso con Bad Bunny para exigir la renuncia del gobernador, llamado Afilando cuchillos. La canción critica la hipocresía de los políticos de la isla y dice: “Si todo el pueblo quiere que te vayas y tú te quedas, entonces estamos en dictadura”.

En las 889 páginas de diálogos filtrados por el Centro de Periodismo Investigativo –que van desde fines de 2018 a enero del presente año–, se encuentran una larga serie de improperios y ataques. Por ejemplo, que la ex concejal municipal de Nueva York, Melissa Mark.Viverito es una HP (hija de puta)”. O un Ricky Martin “es tan machista que se folla a los hombres porque las mujeres no dan la talla”. También se dice que hay que “acribillar” a los miembros de un tribunal estadounidense o que “se joda” el Consejo Supervisor del presupuesto para reconstruir la isla.

A su vez, Ricky Martin dijo que Puerto Rico no puede estar en manos de estos “líderes” cuyo comportamiento en el chat “es completamente repudiable y denota el carácter y personalidad intolerante, arrogante, prepotente, homofóbica, machista y violenta de cada uno”. Luis Fonsi y los reguetoneros Wisin y Dady Yankee también enviaron mensajes para exigir la renuncia del gobernador Rosselló.

En el editorial del periódico español El País, titulado “Dignidad de Puerto Rico”, se afirma: “Los políticos deberían ser conscientes de que en la sociedad digital cualquier cosa que digan en privado puede convertirse en público pero, sobre todo, que han. Sido elegidos para ayudar a solucionar los problemas de los ciudadanos, no para insultarlos. Rosselló se ha convertido en el primer gobernador que dimite en Puerto Rico desde 1947, cuando comenzaron a ser elegidos en las urnas. Su renuncia, además, puede ser sólo el principio de sus problemas porque el Departamento de Justicia de la isla está investigando el chat porque sus contenidos  podría ser constitutivos de delitos”

“Los puertorriqueños –agrega el editorial– se merecen un gobernador que no se burle de sus tragedias, pero sobre todo, necesitan un gestor capaz de sacar al territorio de la crisis económica y social en la que se encuentra y que devuelva a sus habitantes  la dignidad que merecen”.

En medio de esta revolución que se ha gestado en Puerto Rico, algo queda claro: una tradición de políticos acostumbrados a ciudadanos dóciles tendría ahora que comenzar a rendir cuentas y trabajar con el bienestar del pueblo como norte. Eso, o esperar mayor resistencia. Sin duda, en la Isla Hermosa un nuevo país ha nacido.

El próximo gobernador o gobernadora no la tendrá nada fácil. En el momento en que la deuda puertorriqueña ascendía a 70,000 millones de dólares, en 2016, la administración de EUA aprobó la ley Promesa para ofrecer un camino a la reestructuración a través de una Junta de Control Fiscal (JCF) que supervisara el caos financiero. Durante las recientes protestas, esta Junta ha sido cuestionada por los  manifestantes  por no haber reparado en las malas prácticas que se achacan a la administración de la isla, cuando las expectativas de las gente también eran que se atajara la corrupción. “La JCF no se ha dado cuenta de que este despertar del pueblo se va a girar en contra de ellos. El hecho de que sean apartidistas  no los libera de las presiones ante la calle”, declaró el ex gobernador de Puerto Rico, Aníbal Acevedo (2005-2009), que, en un gesto de honestidad, reconoció que “la crisis económica y fiscal es una responsabilidad compartida de Puerto Rico y EUA. Nosotros hemos fallado, me incluyo, pero desde 1997 en adelante, todas las decisiones del Congreso estadounidense sobre Puerto Rico han sido negativas”.

De tal suerte, el futuro de Puerto Rico, a corto y largo plazo no es muy halagüeño. Por eso, se debería escuchar el consejo de la escritora boricua Mayr Santos Febres: “parte de la solución a la crisis pasa por incluir a los grupos de acción ciudadana dentro de la gobernanza”. De no ser así, vaticina:  “La gente se va a ir a sus casas, va a estar un ratito ahí y va a volver a la calle”. VALE.