Entrevista con Renato García Moreno, Director artístico de la EBFM de Amalia Hernández.

El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández es indiscutiblemente uno de los referentes de la cultura mexicana a nivel internacional. Sus majestuosas presentaciones, sean en el Palacio de Bellas Artes o en cualquier foro de prestigio, son muestra de excelencia artística, disciplina y el trabajo conjunto de los numerosos colaboradores que forman su compañía. Sin embargo, es poco conocido que esta institución tiene también un baluarte pedagógico, un espacio destinado a brindar educación dancística del más alto nivel de calidad y que es un auténtico semillero de talentos en nuestro país.

Se trata de la Escuela del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que ubicada en el corazón de la colonia Guerrero en la Ciudad de México mantiene abiertas sus puertas no solo a quienes deseen bailar de manera profesional, sino cualquier persona que busque acercarse al arte. Siempre! conversó con Renato Levi García Moreno, director artístico del recinto, quién detalló que el edificio que resguarda la escuela es también la sede oficial del Ballet desde 1968, año en que se inauguró, siendo desde entonces el lugar donde se daría cause a una de las prioridades de Amalia Hernández para con sus alumnos: la formación dancística.

En un principio, la Escuela se enfocó a la educación de bailarines adecuados al nivel y las características de la compañía, y partir de ese concepto comenzó a recibir bailarines no solo que aspiraran a la compañía sino que quisieran enriquecer su preparación , aunque igualmente en un aspecto formal; pero a lo largo de los años, la escuela ha crecido y ha ampliado su oferta a múltiples sectores e intereses de la población. Así es como hoy en día manejamos un promedio de 300 alumnos al año, de septiembre a junio que son nuestros cursos regulares. En verano varía mucho el número de estudiantes, pero casi siempre estamos en el mismo número que el período formal. Lo mas interesante, y que muchas otras escuelas de danza no tienen, es que nosotros recibimos desde niños de cinco de edad hasta adultos mayores.

 Aunque la apertura es una característica esencial en la Escuela del Ballet, el también etnólogo señala que cuando se pretende una educación profesional en el ámbito de la danza, se debe seguir un proceso que, si bien es sumamente disfrutable, no está exento de exigencias.

Los niños que empiezan en nivel que llamamos elemental. Ellos llegan con nosotros a partir de los cinco o seis años, y van experimentando y construyendo su proceso de maduración como niños a la par de la formación dancística; ya en la etapa adolescente poseen toda la disciplina que implica la danza folclórica y estamos hablando de un proceso de cuatro o cinco años, dependiendo su avance; de ahí pasan a lo que es la carrera de ejecutante que es una formación básica profesional donde llevan un poco mas de rigor para finalmente convertirse en profesionales. Un camino de entre ocho y nueve años que tiene que ver con el rendimiento de cada uno de los alumnos. Es largo el recorrido y hay mucha gente que se va quedando por situaciones familiares o porque no aguanta la disciplina, porque la final de cuentas tratamos de hacer que los niños y los adolescentes se encuentren a gusto, pero no quiere decir que no exista un rigor y una disciplina que implica la danza orientada a un ámbito profesional.

El proceso de adaptación es difícil: desde la puntualidad, el trabajo de la formación dancística, todo lo que tiene que ver con el ámbito étnico, los valores estéticos y la parte del acervo cultural. Además se generan otro tipo de valores como la responsabilidad, el trabajo en equipo, sin mencionar que los niños desarrollan una coordinación fina que les ayuda a su vida y a sus procesos de académicos pues les proporciona otro tipo de habilidades mentales.

 Renato Levi García Moreno explica que la culminación ideal de esta carrera es lograr que los alumnos lleguen a integrarse a la compañía, pero a pesar de ello el número de egresados no alcanza a cubrir las necesidades de la institución , por lo que deben contratarse bailarines profesionales provenientes de otras instancias, lo cual muchas veces contribuye al enriquecimiento de características estéticas y composiciones coreográficas del Ballet Folklórico de México.

Renato García Moreno.

Adicionalmente, expone que en términos financieros la Escuela funciona mediante un donativo de los alumnos que sirve para cubrir, específicamente, los sueldos de los profesores y el mantenimiento de las instalaciones, pero que constantemente se asignan becas de diferentes porcentajes a los jóvenes más dedicados en su formación y trayectoria, apoyando así su desempeño.

Si esto no fuera suficiente, la Escuela del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández realiza una importante labor social que se enfoca que llevar la cultura a zonas de contexto difícil como la misma colonia Guerrero, en la que continuamente invitan a la comunidad a unirse a múltiples eventos gratuitos y ofrecen decenas de becas para que los niños de dicha demarcación comiencen su educación dancística, de las cuales, desafortunadamente, aun muy pocas se aprovechan. Frente cualquier circunstancia, asevera el director artístico, la responsabilidad de la institución es persistir siempre en el acercamiento con la comunidad y la Escuela es un eslabón insustituible para ello.

Estamos en contacto, por ejemplo, con el Día Internacional de la Danza y el Encuentro Folklórico de la UNAM, en donde hay que seleccionar que es lo que le conviene a los chicos para bailar. El trabajo de la escuela no se queda solo en los alumnos, siempre estamos creando un centro de atención ante la comunidad generando otras actividades para posicionarnos en ella como muestras de danza o una mega ofrenda tradicional de Día de Muertos en noviembre.

Paralelamente, en el sentido profesional, estamos trabajando en tener dentro de nuestra formación formal el grado de licenciatura, eso es importante porque estamos en un nivel técnico que académicamente ya no funciona. Intentamos tratando de que en 2020 podamos estar ofertando la licenciatura, lo que representa un momento de suma importancia para nosotros como institución, pero también simbólicamente para la cultura mexicana.