El pasado 8 y 9 de agosto se llevó a cabo en la sede de la Organización de Naciones Unidas en Ginebra, Suiza, la Convención Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial, en donde tuve el privilegio de asistir.
Debo decir que me llena de orgullo haber pertenecido a una delegación oficial integrada en su mayoría por mujeres y lidereada por una mujer.
La histórica vulneración de los derechos de las comunidades afromexicanas e indígenas, obliga al Estado Mexicano a otorgarles mayor protección y apoyo.
Informé que han existido avances, como lo es la reforma constitucional en materia de paridad de género, que permite a las mujeres acceder a los cargos de decisión de los tres poderes de la Unión y organismos autónomos de los tres órdenes de gobierno. Como protección de los derechos político-electorales de las mujeres indígenas se aprobó que la elección de los representantes ante los ayuntamientos en los municipios con población indígena, se observe el principio de paridad de género. Dicha reforma fue publicada en junio del presente año.
Asimismo, el 31 de julio pasado, el Congreso de la Unión declaró la validez de la reforma constitucional que reconoce a los pueblos y comunidades afromexicanas como parte de la composición pluricultural de la nación, a fin de garantizar su libre determinación, autonomía, desarrollo e inclusión social.
No obstante lo anterior, el ideal de un Estado plural e incluyente, aún se encuentra en proceso de construcción.
Después de los hechos suscitados en el Paso, Texas, como país vecino, no debemos eludir la posibilidad de que en México se pueda aumentar la cantidad e intensidad de actos de violencia fomentados por ideas basadas en la superioridad y en el odio.
La discriminación no tiene fronteras y México no se encuentra eximido de la presentación de tan lamentables conductas.
Todos los Gobiernos, incluyendo al Gobierno mexicano deben ser responsables de unir y no dividir, todos somos seres humanos. con dignidad, todos complementarios. Los discursos de odio deben ser erradicados, ya que odio; sólo genera odio, discriminación y violación de derechos.
Por ello, es necesario proteger a los migrantes que atraviesan el territorio nacional en busca de un mejor futuro, así como a los indígenas, afromexicanos y a cualquier otro grupo étnico, de actos de violencia producto de propaganda discriminatoria.
Asimismo, presenté una iniciativa que armoniza la legislación penal con la Convención. Se propone sancionar a toda persona que difunda ideas o propaganda basada en la superioridad o en el odio racial; Lleve a cabo actos de violencia o incite a cometerlos; Asista, promueva o patrocine actividades racistas, incluida su financiación.
Trabajemos por un mundo sin violencia y sin discriminación ¡No más muertes! ¡no más odio!