Entrevista  a Oscar Balderas, periodista especializado en seguridad

La muerte del teniente coronel Víctor Manuel Maldonado Celis, quien fuera asesinado en días pasados a manos de un grupo criminal en el municipio de Ziracuaretiro en Michoacán, encendió de nuevo las alarmas y también las protestas. Con su deceso, suman 11 militares caídos en la campaña contra el narcotráfico, que igualan el total registrado durante el año pasado. Víctimas de lo que muchos consideran la renuncia legal del uso de la fuerza que tiene el gobierno federal para garantizar los derechos de los mexicanos.

Sobran los botones de muestra, el presidente López Obrador fue cuestionado en una gira a Palenque, por ciudadanos asolados por grupos delincuenciales, quienes le pidieron el envío de militares para detener a estos grupos, el mandatario les respondió que el Ejército no se usa para reprimir al pueblo y ratificó que “el narcotráfico también era pueblo”.

Lo cierto es que cada vez más se repiten las escenas —ya sea Michoacán, Tamaulipas, Guanajuato o Sinaloa—, donde los miembros del Ejército no solo son atacados por miembros del crimen organizado sino también humillados por grupos afines a estos grupos, como el episodio ocurrido en la Huacana, donde los militares fueron obligados a devolver las armas a los “grupos de autodefensa”, donde lo único cierto es que la mayor parte de las autodefensas están vinculadas al crimen organizado.

El periodista Oscar Balderas, experto en seguridad, sistemas penitenciarios y derechos humanos ha seguido de cerca la situación que se vive en Michoacán y la proliferación de los grupos de autodefensa, un fenómeno que se recrudeció en 2014 y que desde su punto de vista es producto de la falta de seguimiento a estos grupos y sobre todo a una falta de estrategia del gobierno para incorporarlos o no a un proceso de paz, tomando en cuenta que existe una infiltración profunda de grupos como el Cártel Jalisco Nueva Generación y Los Viagras, grupos que varían día con día, dados los pactos criminales, porosos y endebles y que se mueven fácilmente.

 

Oscar Balderas, periodista especializado en seguridad

Maldonado Celis, hombre franco y frontal

Al referirse al asesinato del coronel Víctor Manuel Maldonado Celis, el periodista señaló que el militar trabajaba desde hace tiempo con las defensas rurales de la zona, en un cuerpo especial dentro del ejército “porque aunque no forman parte formal de la estructura sí reciben adiestramiento de manejo de armas, repliegue y defensa de parte de mandos militares con mucha experiencia como este coronel. Su labor era enseñarles, pero mientras los adiestra evidentemente existe esa desconfianza fundada, sobre a quienes enseña esas tácticas, porque los grupos de autodefensa en Michoacán están súper infiltrados”.

”Hay que tener muy claro, el perfil del teniente coronel asesinado que hace 4 años estuvo en Chihuahua, en el municipio Cuauhtémoc, donde se enfrenta con el entonces fiscal del estado al que desmiente y le dice: en Cuauhtémoc donde trabajo, usted fiscal, asegura que hay paz y no está coludido el narco, pero ahí se empaqueta droga y se esconde la mayoría de los capos de los grupos criminales de Chihuahua”.

Obviamente, prosigue el especialista, el militar tuvo que salir de Chihuahua. Maldonado Celis era un militar franco, frontal, sin miedo a decir las cosas y por lo que recogí sus compañeros militares “es que era un tipo con mucha autoridad moral para apuntar hacia hechos delictivos porque tenía está misión de realmente limpiar de criminales donde se parara. Además era una pieza muy importante en la investigación de que pasó realmente y quienes fueron los responsables del hallazgo de los 19 cuerpos colgados y mutilados en Uruapan.

“En donde lo asesinan está a unos kilómetros de Uruapan, su zona de influencia. No me aventuro a conectar hechos, pero los pongo como elementos a considerar de que era un hombre que conocía muy bien los tejes y manejes criminales en la zona de Uruapan, que coincide con este crimen que prende las alertas al gobierno nacional de lo que pasa en Michoacán y al mismo tiempo, sabemos que adiestraba a las fuerzas rurales de la zona donde hay un alto grado de infiltración de grupos criminales”.

Luego se refirió al papel jugado por la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero y el subsecretario Ricardo Peralta, quien tendría un diálogo con autodefensas o civiles armados en La Huacana  y a quien el primer mandatario le pidiera se ajustara a lo que establece la Constitución luego de que el gobernador Silvano Aureoles dijera que lo que hay en México son grupos delincuenciales “que gozan de impunidad y de apapacho del gobierno… aquel personaje que agreda a un policía o un soldado, debe de pagar ante la ley. No es suficiente que el presidente diga que les manda un abrazo. Si perdemos el respeto al Ejército y la Marina, estamos perdidos, porque es lo poco que nos queda que la gente todavía quiere y respeta”.

Balderas señaló que “hasta ahora no tenemos claro por parte del gobierno federal con quienes se reunió el subsecretario, por qué lo hizo y siendo un funcionario de primer nivel, en reuniones con grupos civiles, debería existir una minuta de trabajo, para saber de qué se habló y a qué acuerdos se llegaron”.

 

En el ejército, en la tropa, hay gran molestia por como se les ha tratado y esa fusión entre policía federal y militares que va dar como construcción la guardia nacional, son dos elementos novedosos, que evidentemente no juegan a favor del Presidente.

 

 

Ejército en posición delicada

El analista en seguridad reconoce que el ejército vive una posición difícil ya que por un lado se le manda a pacificar zonas donde todo se resuelve a balazos, como es la tierra caliente y por otra, hay la instrucción presidencial de no reprimir al pueblo, “lo que sea que eso signifique, porque para muchos militares la orden de no reprimir al pueblo lo entienden como el no uso de la fuerza, que es una facultad legitima de los poderes del Estado y de los agentes del Estado”.

“Respetar la orden presidencial, al tiempo de buscar halcones, informantes, narco laboratorios, sin utilizar la fuerza que legalmente pueden ocupar, pero que políticamente se les ha impedido. Queda la duda de cuánto tiempo más la tropa va aguantar ese maltrato, sin que haya una rebelión dentro del mismo ejército y que digan no podemos seguir trabajando con estas reglas, si nos quieren en el juego cambien las reglas a nuestro favor, porque parece que todas las instrucciones del juego están dadas para favorecer a los criminales, no parece que sea de manera intencional pero si de manera poco talentosa de parte del equipo del gabinete de seguridad”.

Dijo por otra parte que de parte de las autodefensas en la entidad, se configura un escenario de una sublevación muy parecida a la ocurrida en la anterior administración en 2014 “era por un lado el grito de auxilio desoído desde Michoacán a las autoridades; dos, una policía estatal, ministerial, y militares, rebasados por la delincuencia y tres, cuando hay una desaceleración económica y crisis económica, lo primero que sube en términos de criminalidad, son los delitos patrimoniales, que se pueden cobrar en efectivo, como son extorsiones, tráfico de armas, tráfico de drogas, secuestros.

“Si trasladas todos esos elementos que vimos y los empatamos con lo que vemos en este momento, hay ciertas coincidencias. Están prendidos todos los focos de alerta para pensar que podría venir una sublevación muy similar, con la gran condición de que en esta ocasión, en el ejército, en la tropa, hay gran molestia por como se les ha tratado y esa fusión entre policía federal y militares que va dar como construcción la guardia nacional, son dos elementos novedosos, que evidentemente no juegan a favor del Presidente y podrían ser la chispa que enciende una segunda rebelión”.