Educar quiere decir fortificar”.
Justo Sierra

 

Como Ignacio Ramírez, “El Nigromante”, afirmó: Joaquín Fernández de Lizardi “fue el rayo que a un mismo tiempo destruye e ilumina; Hidalgo rompió las cabezas, Lizardi las arregló de nuevo”.

En efecto, a “El Pensador”, asiduo a las tertulias de la insurgencia, facilitador de los importantes caudales de Taxco al ejército comandado por Morelos, lo animó más el uso de la pluma, es decir de la literatura,  como arma disruptiva, que pacíficamente diera paso a  una República que obligara a constancia y patriotismo, y a moderar la opulencia y la indigencia, generando una justicia redistributiva que, a través de la educación como política pública, alejara al pueblo de la ignorancia, del hurto y la rapiña, Sentimiento de la Nación que tatuó en su mente y liberó en sus escritos.

Esa ruta de navegación, concebida por Morelos en 1813, engarza las reflexiones y disposiciones de José Joaquín Fernández de Lizardi, -“El Pensador Mexicano”-, las de Ramírez y las del general Francisco J. Múgica, tres patriotas a los cuales idealismo y periodismo les hermanarán en las tres primeras transformaciones de México.

En materia educativa, coinciden el insurgente, el reformador, y el constituyente de 1917, pues para los tres la educación debe ser gratuita, debe ser republicana y científica, y todos ellos comparten la aspiración lizardiana de “facilitar la lectura y la ilustración al pueblo”.

Fernández de Lizardi, Ramírez y Múgica debieron encontrar vías de difusión de sus ideas de más y distintas formas y maneras: el primero luchó en contra de la censura virreinal y de la iturbidista; el segundo, en contra de la incomprensión de sus propios correligionarios, a quienes llegó a ahuyentar por su radicalismo, destacando su profunda convicción en el socialismo como instrumento de justicia distributiva de la Nación; en tanto que Múgica debió enfrentar la feroz censura porfirista y el desprecio de una prensa pseudo maderista que alentaba más a la sórdida prensa amarillista que desestabilizó al régimen, que sus propias posturas como verdadero revolucionario, las cuales concretó como gobernador de Tabasco.

Estas luminarias ideológicas de las tres transformaciones de la República ya han encontrado eco en esta 4ta transformación de la República:  Para la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, “la Educación es el mejor camino para lograr el bienestar que merecemos, garantizar nuestros derechos, impulsar la innovación social y promover el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas. Es un proceso que nos libera y muestra el camino hacia modos de vida más solidarios y comprometidos con nuestra comunidad y su entorno”. En síntesis y coincidencia con los héroes que forjaron las tres primeras transformaciones de la Patria, hoy la Educación es el corazón de la política social de nuestro gobierno y como afirmara el gran maestro Don Justo Sierra: “educar es sinónimo de fortificar”  a los individuos  y, por tanto, a nuestra Ciudad.