Este festejo del 15 de septiembre, fecha especial de nuestro calendario cívico, es el momento ideal para enarbolar la bandera del nacionalismo y de nuestro profundo amor por México. Por ello, valga la siguiente reflexión para reconocer que algo está entorpeciendo nuestra cohesión social: una profunda crisis de credibilidad que  fragmenta la unidad nacional. Existe entre nosotros una enorme desconfianza que genera un clima de enojo y crispación que da lugar a una falta de autoestima social causante de focos de desintegración comunitaria que comienza a socavar gravemente las principales bases donde se apoyaba la sana convivencia que nos caracterizaba como nación.

Vivimos una colectividad dividida en calificativos que en nada ayudan a la cohesión y la unidad que tanto se requieren en épocas como la que nos ha tocado vivir. Estamos inmersos en encontronazos que lejos de resolver los graves problemas nacionales, los profundizan aún más. El paso que llevamos no nos conducirá a nada bueno. Una muestra de ello son los hechos delictivos que ocurren a diestra y siniestra en cualquier región del territorio nacional. Hasta en aquellos sitios donde la vida era tranquila comienzan a vivirse episodios de violencia que reflejan la polarización de la sociedad.

Con las muestras de la enorme desconfianza social, no se puede vislumbrar un panorama de mejores condiciones económicas, educativas, de salud. Nadie va a salir ganando de esto. Por ello urgen estrategias que unan no que dividan, que promuevan la confianza no la desconfianza. Estrategias que finquen en la sociedad la certeza de que entre todos podemos resolver nuestras diferencias y nuestros problemas. Estrategias que se dirijan a derrumbar en definitiva la desconfianza de unos con los otros. Cambiar las descalificaciones por la inclusión.

No cabe duda de que las condiciones actuales indican que nuestro entramado social está polarizado, dividido, fragmentado. El trabajo de todos los mexicanos debe estar dirigido a no seguirlo rompiendo, a disminuir las desigualdades que nos llevaron al punto en que hoy nos encontramos.

Es tarea de todos asimismo cimentar bases sólidas para promover el desarrollo y la convivencia pacífica para superar nuestros conflictos. De otra manera seguiremos vulnerables no solo a lo que ocurre al interior de nuestras fronteras, sino también a los desafíos de la comunidad internacional donde se ha desatado también una polarización extrema entre las naciones, económica y comercialmente líderes.

Para nuestro futuro y desarrollo es fundamental la fuerza social, condición que solo se alcanza con integración, confianza, unidad y temperamento. Evitemos una sociedad que vaya sin rumbo hacia un futuro sin certidumbre. Inspirémonos para conseguirlo en las notas del Himno Nacional que la noche de este 15 de septiembre se escuchará en todas las plazas públicas del país. Iniciemos un nacionalismo no sólo de festejo sino de hechos. Un nacionalismo fuerte, vibrante que nos una. A todos nos corresponde lograrlo.

Secretario General del Partido Verde Ecologista en la Ciudad de México.