Por José Eduardo Campos
Con una amenaza el 10 de junio lo consiguió, sólo fueron necesarias 24 palabras en un tweet para que bajara en 90 días un 54 por ciento el número de personas que buscan llegar a los Estados Unidos desde México… “Impondré un arancel del 5 por ciento a todas las importaciones que lleguen desde México hasta que los inmigrantes ilegales dejen de llegar a nuestro país”.
Y la amenaza no quedo ahí, Donald Trump lanzó un segundo mensaje en redes sociales… “El arancel aumentará gradualmente hasta que se remedie el problema de la inmigración” sentenció.
Y fue el 10 de septiembre pasado cuando el canciller mexicano Marcelo Ebrad, quien se reunió con la alta jerarquía de Washington mencionó… “La reunión transcurrió en términos amistosos, los temas que se tocaron respecto a migración, la estrategia mexicana ha dado resultados importantes para que los flujos migratorios se den de acuerdo con ley por lo que se ha observado es un descenso muy significativo. Lo que ha hecho México ha dado resultado; la tendencia es irreversible, es algo que será permanente”.
Hay datos duros, incuestionables de lo que México ha conseguido en estos 3 meses: 144 mil 255 migrantes ilegales detenidos en mayo, en junio la cifra disminuyó a 104 mil 362; en julio a 82 mil 055 y en agosto 64 mil 606, la reducción fue del orden del 56 por ciento. Así o más eficiencia, pero la pregunta es ¿a qué costo? De forma muy crítica o en contraparte muy comprensiva, lo que también es incuestionable es que esta acción del gobierno mexicano vino precedida de una amenaza de la administración Trump y esto no se debe subestimar.
Es un tema que puede ser abordado desde muy diversos ángulos, la gran mayoría complejos e impredecibles sobre todo por la forma en que se podrían desarrollar. Donald Trump, consciente de ello o incluso con la suerte en su favor ha sido beneficiado con el accionar del gobierno mexicano y en especial de la política diplomática que busca una solución a corto plazo.
La semana anterior la Organización para la Cooperacion y el Desarrollo Económico (OCDE), presentó su informe anual sobre el Panorama de Migración Internacional 2019, en el cual se señala que México se convirtió dentro del Continente Americano, como el mayor receptor de personas provenientes de los Estados Unidos, Venezuela y Honduras. Este rápido cambio se explica debido a la decisión unilateral de los Estados Unidos de deportar a territorio mexicano a los inmigrantes que buscan asilo.
El que fuera Secretario de Relaciones Exteriores del gobierno de Vicente Fox, Jorge Castañeda, ha sido categórico al señalar que México (como país) se convirtió en el muro de Trump. “El actual gobierno se ha hecho cargo de evitar que lleguen los inmigrantes y, sobre todo ingresen a suelo estadounidense”.
Desde que la administración Trump amenazó a la de López Obrador, el número de elementos del Ejército, la Marina o la Guardia Nacional que han sido enviados a las fronteras tanto sur como norte de México superan ya los 25 mil integrantes. Esta acción como tal no estaría equivocada si ya se hubieran resuelto los problemas de seguridad en la República Mexicana.
Por otro lado, México ha aceptado que Estados Unidos siga devolviendo a inmigrantes a su territorio a pesar de que estos no sean nacionales y, violentando con ello los acuerdos internacionales de 1951 sobre Convención Internacional de Refugiados, la cual impide a un país devolver a inmigrantes que no sean originarios de esa nación, es decir a recibir terceros y con ello el gobierno de López Obrador le está haciendo el trabajo sucio al de Donald Trump.
El mismo presidente López Obrador dijo al día siguiente de la reunión… “Quiero agradecerle a Trump por su disposición al diálogo y por su voluntad de que haya entendimiento en el tema migratorio y en lo que corresponde a la relación entre países” y, bueno desde Washington fue el vicepresidente estadounidense Mike Pence quien manifestó… “Valoro el trabajo realizado por el gobierno mexicano, pero aún falta mucho por hacer”. Así las cosas, las percepciones y las declaraciones sobre tan controvertido tema, el migratorio.
Lo que es una verdad total es que el 98 por ciento de los miles de solicitantes que han pedido y pedirán asilo en los Estados Unidos serán rechazados. Sobre todo, a raíz del endurecimiento de las leyes en esa materia migratoria aprobadas por el país de las barras y las estrellas, con lo cual el problema seguirá en aumento para México.
Cómo entender entonces que después de la amenaza arancelaria de los Estados Unidos y, de los esfuerzos por evitarla del lado mexicano se escuchen las voces desde el gobierno que señalan como un éxito la reducción de migrantes que cruzan a los Estados Unidos. Esta no fue una acción autónoma de México, fue en respuesta a una presión, una amenaza. No debemos confundirnos y sobre todo crear una nueva y favorable visión de los acontecimientos.
El tema del muro, la pared o la barda para evitar el paso de migrantes desde México a los Estados Unidos viene desde la primera campaña electoral de Donald Trump y, ahora en la segunda, con miras a la relección del 2020 toma vigencia y desde un cajón de la casa de campaña cobra un nuevo impulso, entender y actuar en consecuencia es tarea del gobierno mexicano. De ser derrotado Donald Trump el tema migratorio tendrá otro tratamiento sobre todo con los demócratas en el nuevo gobierno.
La migración bajo ninguna circunstancia es un problema de fácil solución, pero el diálogo y los acuerdos son un primer paso siempre claro que éstos se alcancen de manera libre y bajo presión. El informe de la OCDE al que hacía referencia en páginas arriba menciona que los países miembros de esta Organización continúan ajustando sus programas de migración laboral para mejorar la selección en favor de las habilidades demandadas. Una serie de países han reformado incluso sus procedimientos de entrada para migrantes inversores o han creado nuevos programas para migrantes que están desarrollando empresas ‘start-up’. Algunos países han introducido restricciones a los procedimientos de reagrupación familiar o racionalizado sus procedimientos de asilo.
Sin embargo, no hay que olvidar que la política son hechos no buenas intenciones pero de lo que trata la migración es de seres humanos. Una situación que demanda soluciones multifactoriales.

