Entrevista a Rafael Salín Pascual | Psiquiatra
A principios del mes de octubre, fue estrenada en nuestro país la más reciente película del director norteamericano Todd Phillips, Guasón. Se trata de un filme que desde su llegada a las pantallas generó una enorme polémica, pues, contrario a lo que se pensaba y esperaba, la historia del emblemático villano de Batman resultó completamente desapegada de los cánones que se habían mostrado desde su primera aparición en comics, series animadas y otras cintas.
El surgimiento del payaso criminal, ahora interpretado por Joaquin Phoenix, se mostró a los espectadores desde una perspectiva fuertemente crítica a los sistemas políticos, económicos y sociales del mundo y a su sentido de exclusión, siendo Arthur Fleck, el eventual Guasón, un molde perfecto del hombre patéticamente disfuncional dentro de dichos esquemas; Fleck es un tipo de edad madura, con un empleo mediocre, que vive con su madre y padece una enfermedad mental, razón principal de su segregación y ridiculización constantes, que lo obliga a carcajearse de manera incontrolable.
En el transcurso de la historia, el asesinato se convierte en la manera idónea para que Fleck grite al orbe su presencia y se vuelva la inspiración de un movimiento de protesta social que pondrá en crisis el orden y la seguridad de Ciudad Gótica. Sin embargo, de los muchos puntos que pueden comentarse sobre el mensaje de Guasón, conviene analizar la lógica de la enfermedad mental de Fleck y sus implicaciones como el detonador intrínseco de la trama y característica principal del papel actuado por Phoenix.
Para ello, Siempre! conversó con el doctor Rafael Salín Pascual, un prestigioso psiquiatra que ha escrito sobre el papel que la enfermedad mental y su percepción social juegan en la película, que, nos indica, no es un documental sobre trastornos psiquiátricos, sino simplemente la interpretación, que puede ser documentada o no, que realizó el director alrededor de un trastorno neurológico conocido como epilepsia gelástica.
“Son estas estridentes detonaciones de risa las que se muestran en la película como el síntoma de una crisis, aunado a la esencia que se desea construir del Guasón”.
“La epilepsia gelástica es un padecimiento originado por lesiones cerebrales que genera que el paciente se ría de manera involuntaria y sin razones para ello. La risa no es la única consecuencia de este trastorno, pero dada la naturaleza del personaje que quería desarrollar el director, es obvio que se optó por esta característica en la que una expresión tan entrañable como la risa se lleva a un grado de exageración muy contundente: las carcajadas. Son estas estridentes detonaciones de risa las que se muestran en la película como el síntoma de una crisis, aunado a la esencia que se desea construir del Guasón”.
Profundizando en el tema de la risa, el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM explica que a pesar de que en el Guasón este elemento congruentemente se asocia con el padecimiento mental y con un concepto burlón, la risa se encuentra siempre entre los planos del reflejo natural, la espontaneidad, y una construcción social de acuerdo a los contextos en los que está permitido reírse.
“La risa es una expresión socialmente acepta en tanto esté contextualizada. En la película muchas veces ese contexto no existe y de ahí surge la construcción del personaje y una serie de situaciones propicias para su desarrollo, sin embargo esto podría aplicarse a las sociedades humanas en general si vemos que, por ejemplo, no está muy bien visto reírse en una ceremonia religiosa, aunque sea discretamente, o en un examen profesional.
“Existen culturas en las que carcajearse es de muy mala educación, como en Japón, en donde incluso los empleados de ciertas tiendas cursan seminarios para aprender a sonreír y las mujeres se tiñen los dientes de negro para disimular la sonrisa. Por otro lado, la risa surge muchas ocasiones de manera espontánea, tal vez como consecuencia de las células espejo que todos poseemos y que están relacionadas con la empatía: estas células generan que reproduzcamos de la gente que nos agrada con ciertas acciones como bostezar o, precisamente reír. Es muy común que los reclutadores en una entrevista laboral observen el grado de imitación que el prospecto hace de ellos, con el fin de comprobar cierto nivel de afinidad”.
Refiriéndose al tema de la marginación que sufre Fleck por su condición, y que es en buena medida una razón para incursionar en sus crímenes, Salín Pascual asevera que este tópico tocado en el filme es lamentablemente más real y común de lo que podría pensarse, pese al avance de la medicina y su conciencia social.
“En nuestras sociedades se sigue estigmatizando a las personas que sufren algún trastorno mental, la gente misma que lo padece trata de ocultarlo. Es sumamente difícil que temas tan banales como tener una depresión se traten incluso entre la familia. Los pacientes con enfermedades muy notorias como la esquizofrenia, el retraso mental o el Parkinson son contundentemente discriminados y siempre se les trata de minimizar, de ocultar, no salen de sus casas. Aquí el problema real es la ignorancia de la gente: nos dan miedo los enfermos mentales, probablemente porque sienten que se pueden contagiar, lo que es una mentira, o tienen miedo a que haya violencia, aunque esta sea es muy baja. Lo cierto es que hay toda una serie de información sesgada y manipulada en la que podemos notar lo que decía Bergman respecto a que la culpa es el reflejo de haber hecho algo incorrecto o malo, pero la culpabilidad es una construcción cultural con la cual la sociedad censura lo que considera indebido o rechazable, en ese espectro se encuentran los enfermos mentales, dentro de una culpabilidad que los aísla y los margina, en ese sentido es congruente al argumento de Guasón”.
El también investigador destaca que este no es un asunto menor, pues la mayoría de los casos el padecimiento no es el que dificulta la vida plena de los pacientes, sino es la sociedad.
“La sociedad es la que hace que la patología se magnifique. Pongamos un ejemplo dentro de la diversidad sexual, los transexuales; el problema no es que un hombre se vista o no con ropa femenina, sino es salir a la calle. Posiblemente se pueda salir a ciertas horas y a ciertos lugares, pero es o es hacerlo en ambientes protegidos, el problema se mantiene. La sociedad lo magnifica y agrava todo, la patología es de los homofóbicos o los transfóbicos, no es de los transexuales. Para ejemplificar estos enredos sociales, supongamos que yo tuviera cuatro brazos, lo cual sería muy estimulante porque haría muchas cosas con ellos, pero no podría salir a la calle, tendría que ocultar dos de ellos, e incluso en mi casa quién sabe si a mi esposa le gustaría que yo tuviera mis cuatro brazos, entonces voy a tener que amputármelos, pero sucede que los médicos no pueden quitar órganos sanos y entonces todo esto se complica de una manera brutal, esto es lo que pasa.
“Volviendo a la película, alguien podría sugerir que se trate al Guasón, que se le haga una cirugía para la epilepsia, pero no ese no es el tema, sino cómo el Guasón es en gran medida obligado por la presión social a hacer lo que hizo, y cómo esto sirve a los marginados, respecto a la clase social, como un aliciente para formar un movimiento de rompimiento con el sistema de desigualdad en Ciudad Gótica, lo cual tiene mucho sentido ahora que vienen las elecciones en Estados Unidos”.
Refiriéndose al fenómeno de la exclusión, Rafael Salín Pascual afirma que tanto para los excluyentes como para los excluidos aplica una obsesión particularmente humana.
“Siempre queremos estar en una media, lo que yo llamo normópatas. Queremos pertenecer a un grupo donde todos tengamos la misma presión sanguínea, la misma altura, que seamos de un solo color. Eso no existe, no es posible, en la sociedad y la vida siempre hay diversidad, pero a la gente en ciertos ambientes le da miedo y ese miedo lo produce el desconocimiento y también está la parte de ser intolerante. En nuestro país hay varios Méxicos, así como el Guasón pertenecía al bajo mundo de Ciudad Gótica, aquí hay un bajo mundo de personas que no conocemos y que muchos no queremos ver precisamente por el miedo que es lo que produce intolerancia.”
Finalmente, el psiquiatra termina la conversación con su opinión personal de Guasón.
“Me gusto la película y creo que la actuación de Phoenix es extraordinaria. Sin embargo, me entusiasma el hecho de que este filme comience a crear una conciencia respecto a la estigmatización de los pacientes con padecimientos mentales, independientemente de las muchas lecturas para las que da la obra. Sería una extraordinaria aportación que eso sucediera y que la película siga dando sorpresas respecto a su impacto con los espectadores”.
