Altera el orden establecido y el mundo se volverá un caos.
Heath Ledger.
Con el falso, sesgado y tergiversado discurso de este gobierno, referente a que no se van a realizar acciones tendentes a reprimir a los que se manifiestan, se ha permitido todo tipo de acciones que violan las leyes administrativas y penales.
Se cometen durante las marchas y manifestaciones, desde faltas cívicas hasta delitos graves, cuyo objetivo es imponer condiciones a los gobernantes y así obtener beneficios.
Mientras tanto la autoridad se ampara en un silencio absoluto. Los cuerpos policíacos mandados a vigilar la seguridad en las manifestaciones se muestran inertes, impávidos y ausentes, ante la acción vandálica de los que usan las calles de una manera agresiva, desordenada y delincuencial.
No estoy en contra de que las personas ejerzamos el derecho de libertad de expresión y el derecho de libre reunión, que en la mayoría de los casos amparan a los que legítimamente usan estos derechos para expresarse y hacerse oír.
El problema son los que, amparados en esos derechos y en las vidas legítimas, aprovechan para hacer desmanes, tergiversar los intereses legítimos y afectar el orden y el estado de Derecho.
Cada vez que ha surgido una manifestación y la autoridad sale con ocurrencias como la del cinturón ciudadano, con personas que no están capacitadas para contener a auténticos delincuentes, que están dispuestos a hacer lo que sea para retar a la autoridad, o mientras siga haciendo público que a pesar de las demandas no “reprimirá a nadie”, entonces surge la inconsciencia de que a pesar de delinquir y dañar no se tendrá ninguna consecuencia.
Esto resulta muy grave, pues tenemos a una autoridad que renuncia a los fines por los cuales surge, la búsqueda del bien común, seguridad y certeza jurídica, paz y tranquilidad, y en general al orden que toda comunidad ciudadana necesita.
Usar la fuerza para imponer el orden está sustentado en la obligación del Estado de privilegiar el interés general, y este sin duda, es el estado de Derecho, la ley se hace para cumplirse y las autoridades son las principales obligadas de cumplirlas y hacerlas cumplir.
La ley no está sujeta a negociación, la ley se hizo para cumplirse y si no se cumple se debe hacer valer los medios e instituciones para preservarla.
Que las instituciones encargadas de la seguridad pública omitan reaccionar ante los delincuentes, genera impunidad y un caldo de cultivo apto para que el desorden impere y los delincuentes impongan su ley, pues bajo su manera de pensar, si realizan las mismas acciones tendrán los mismos resultados.
Así se ha escalado hasta ver a las fuerzas armadas humilladas o a las policiacas abatidas y acribilladas de manera brutal e inhumana.
Que la autoridad no se equivoque, imponer el orden y la paz no es reprimir.
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