Desde hace treinta años, la promoción de la cultura ha sido una actividad permanente en el municipio de Metepec, estado de México, lo que lo ha convertido ya en un referente internacional para el turismo que disfruta la mezcla de cultura, tradición y espectáculos de clase mundial.

La aventura inició con una festividad llamada “La Cultura en Octubre” que, en 1993, se transformó en “Festival Internacional de Arte y Cultura Quimera”, ello en alusión al monstruo mitológico de varias cabezas que en la antigüedad incitó la imaginación y creatividad y, en la actualidad, da cuenta de la multiplicidad cultural con que se expresa la humanidad: música, cine, teatro, escultura, pintura, etcétera.

El Festival Internacional de Arte y Cultura Quimera 2019 se llevará a cabo del 11 al 20 de octubre con 217 espectáculos en las principales plazas, casas de cultura, museos, calles, barrios, pueblos y colonias de la jurisdicción. Se darán cita 1,600 artistas de 10 países: Rusia, España, Argentina, Francia, Costa Rica, Estados Unidos, Israel, Chile, Cuba y Colombia.

Una aportación importante para esta edición del Festival  es Quimera en los Barrios, escenario móvil que recorrerá 8 zonas estratégicas del Municipio. También se dará una nueva y más prendida edición de Quimera Rock en la que se presentarán 14 agrupaciones de Rock locales, de la Ciudad de México y de Colombia.

La Presidenta Municipal de Metepec, Gabriela Gamboa Sánchez, señaló que se espera una afluencia de alrededor de 300 mil visitantes a los distintos eventos; ello convierte al festival en una de las principales fuentes de derrama económica para artesanos y prestadores de servicios.

Para Gamboa Sánchez en este festival todo es arte, cultura, tradiciones y magia que se vuelcan en su cartel conmemorativo, un diseño inspirado en la Tlanchana, doncella mitológica y señora del agua que habitó en los humedales del valle de Metepec; personaje de leyenda y símbolo del sincretismo cultural de la región. “Se creía que era mitad mujer y mitad pez o quizás serpiente, otorgaba alimento, procuraba la  fertilidad y el amor; es un ícono de los metepequenses, modelo en las piezas de barro. Es la representación del pasado prehispánico que perdura hasta nuestros días” concluyó.