Tuve un afortunado reencuentro en fechas recientes con Beatriz Zalce, lo que me llevó a recordar a su ameritado padre: Alfredo Zalce.
Un muralista, grabador, escultor, ceramista y hasta diseñador de joyería, que dejó un gran legado a nuestra cultura.
Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y sus guías más importantes fueron Mateo Saldaña en la Escultura, sin olvidarnos que fue alumno de Diego Rivera.
En 1930 funda la Escuela de Pintura de Tabasco, junto a Isabel Villaseñor, una gran pintora que por cierto realizaron un fresco en el exterior de una Escuela primaria de Ayotla en el Estado de México.
Su primera exposición fue en la Galería Guadalupe Posada y pintó frescos en la Escuela para Mujeres en la Calle de Cuba de la Ciudad de México.
Su vida es realmente interesante y además intensa. Tenía una gran pasión por enseñar el dibujo y lo hizo en las primarias de la SEP y así también se incorporó a misiones culturales, además de que fue uno de los fundadores de LEAR (Liga de Escritores Artistas Revolucionarios) y del famosísimo Taller de la Grafica Popular, que fueron grandes puntales de las luchas a favor de la cultura.
Cómo no recordar su brillante actuación en el magisterio, siendo maestro de la Esmeralda y de la Academia de San Carlos en 1944.
Así también, ganó muchos premios, bien sea el de El salón de la Plástica Mexicana (1978) o el tan importante Premio Nacional de Ciencias y Artes, (2001).
Igual, ejerció junto con Leopoldo Mendez y los artistas del Taller, una gran influencia sobre otros movimientos artísticos en el país y fuera de él, un ejemplo es ello es el Grupo Espartaco de Argentina. Quiero a la vez recordar que el Museo del Dibujo y la Ilustración de Buenos Aries posee una importante colección de sus obras y algunas como parte de una muestra excepcional “resistencia y rebeldía”, realizada en el 2008. Y quién diría que le daríamos un adiós una semana después, con inmensa tristeza, aunque inolvidable es su paso entre nosotros, por todas las obras que nos heredó, tras de sus 95 gloriosos años de vida.
Zalce, nacido en Pátzcuaro el 12 de enero de 1908, se convirtió en una de las figuras líderes del arte moderno mexicano, y nunca olvidaremos que sus temas más recurrentes como los paisajes, los mercados rurales, si bien le atrajeron de manera especial las mujeres indígenas y asimismo los animales de la región, de tal manera que por donde uno voltee nos sorprende la maravillosa obra de Zalce, ya en Michoacán o México.
Zalce sigue entonces victorioso entre nosotros.
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