Puede ser que todo sea una lamentable confusión, puede ser que el científico Víctor Toledo, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) no tenga quien lo asesore en las leyes de la administración pública, porque corrieron a muchos que si sabían, puede ser. Pero lo que sí es cierto es que se han sembrado muchas dudas sobre el destino de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Todo comenzó a hacerse público a fines de octubre, aunque el futuro de la Conabio como comisión intersecretarial empezó a plantearse dos meses antes en tres reuniones que sostuvieron las autoridades de Semarnat y Conabio; aunque no faltan quienes señalan que en realidad la próxima transformación de la Conabio se inició hace seis años.
Una Conabio que ni Obama tenía
En 2013, la Auditoría Superior de la Federación, después de la revisión de la cuenta pública, propuso la transformación “de la Conabio en un organismo público descentralizado que lleve a cabo los programas y proyectos en materia de biodiversidad”, ya que consideró que sería benéfico porque habría “Mayor transparencia de los recursos que se manejan, mejor desempeño institucional, así como fortalecimiento de los procesos de control y rendición de cuentas de su operación, eliminando con ello la situación de excepción que hasta ahora se registra y posibilitando un proceso más expedito de su fiscalización respectiva”.
Refiere un proceso más expedito, pero no señala que haya irregularidades en su manejo. La situación de excepción es que sus recursos financieros provienen en gran parte del Gobierno Federal y se administran mediante el Fideicomiso privado Fondo para la Biodiversidad. “El diseño organizacional de la Conabio es un caso de éxito en la administración pública mexicana en lo que se refiere al manejo transparente y eficiente de sus recursos mediante el fideicomiso privado”, destaca la Conabio en su página de internet.
Y no lo dice solamente esta comisión intersecretarial. El Consejo de Asesores del Presidente Obama en ciencia y tecnología, en su informe de 2011 se refiere a la Conabio como “un excelente modelo de agencia gubernamental que rastrea y maneja eficazmente la información sobre la biodiversidad y los ecosistemas del país […] Conabio también guía las actividades de México en relación con los compromisos internacionales de biodiversidad, como el Convenio sobre la Biodiversidad Biológica”.
Pero toda esta estructura, envidia de extraños, está a punto de transformarse porque la Ley Federal de Austeridad Republicana prohíbe los fideicomisos, y para evitar caer en irregularidades se ha propuesto la transformación de la Conabio. Y allí fue donde empezó, al parecer, una comedia de equivocaciones del secretario de la Semarnat, Víctor Toledo o, como en política la forma es fondo, tan solo fue un desliz para ver la reacción de los miembros de la Conabio y de los ciudadanos.
Una Conabio cargada de…
Resulta que el doctor Víctor Toledo, en respuesta a una petición del doctor Jorge Soberón Mainero en Change.org de reunir firmas para evitar que la Conabio pasara a ser un organismo desconcentrado, reiteró que efectivamente esta comisión se transformaría, pero a la ligera refirió que sería “un organismo público desconcentrado o descentralizado”.
Esa es una gran diferencia, ya que un organismo desconcentrado no tiene personalidad jurídica ni patrimonio propio, como establece el artículo 17 de la Ley Orgánica de la Administración Pública, en tanto que un organismo público descentralizado tiene personalidad jurídica y patrimonio propios “cualquiera que sea la estructura legal que adopten”, según señala el artículo 45 de esa Ley.
Al doctor Víctor Toledo le parece poco relevante esa diferencia, pero es fundamental, ya que como organismo descentralizado se le podría transferir el patrimonio del fideicomiso y podría convertirse en Centro Público de Investigación, lo cual sería mucho mejor, con ciertas adecuaciones para continuar con una rendición de cuentas tan clara como las que ha tenido hasta la fecha.
Puede ser que efectivamente el doctor Toledo se haya confundido y que esté de acuerdo en que Conabio sea un organismo público descentralizado, lo cual terminaría la discusión. Pero siempre quedaría la duda si esta confusión no sería intencional para medir la posibilidad de transformar otras entidades y órganos autónomos de la administración pública federal en organismos desconcentrados.
Lo cierto es que la Conabio está cargada de malos presagios, pero de una buena y firme respuesta de científicos y organizaciones que procurarán conservar este modelo de agencia gubernamental que ni Estados Unidos tiene.
@RenAnaya2
f/René Anaya Periodista Científico
