Aunque suene ridículo, el verdadero revolucionario
está guiado por grandes sentimientos de amor.Ernesto “Che” Guevara
Por decreto presidencial, publicado el pasado 21 de noviembre, la República reconoció a Valentín Campa Salazar y a Arnoldo Martínez Verdugo, relevantes luchadores sociales vinculados al Partido Comunista Mexicano (PCM), como “Personas Ilustres, por sus aportaciones destacadas a la sociedad como luchadores políticos y sociales”, abriendo así la Rotonda de las Personas Ilustres a recibir los restos de sendos revolucionarios mexicanos.
El lunes 25 de noviembre se llevó a cabo la exhumación e inhumación de los restos mortales de Valentín Campa en un acto presidido por el propio Lic. Andrés Manuel López Obrador y por un nutrido grupo de políticos e intelectuales de izquierda, quienes patentizaron su admiración, respeto y compañerismo a quien fuera el preso político más perseguido y castigado por los regímenes que velaron por intereses ajenos y contrarios a los de los trabajadores mexicanos.
Pilar indiscutible del comunismo mexicano, el regiomontano Valentín Campa Salazar nació el 14 de febrero de 1904 en la capital de ese industrializado estado del norte del país. La agudeza del niño Valentín, captó las injusticias laborales y sociales de una región en la que coexistían dos mundos antagónicos: el de los obreros y campesinos, y el de los patrones y hacendados.
Comunista de toda la vida, sus sólidas convicciones y su madurez hicieron de él un portavoz excepcional de la izquierda en el debate nacional. Valentín supo valorar desde niño la importancia de escuchar los argumentos de los otros, al expresarle respeto al interlocutor y al rectificar o ratificar si su argumentación le convencía.
Entendido como pocos sobre las condiciones necesarias para el avance de la causa comunista, Campa comprendió que el diálogo era el mejor instrumento a su alcance, y con esa claridad definió como meta de vida la liberación de la clase trabajadora.
Leal al comunismo, siguió transitando por sus veredas clandestinas y actuando como su promotor en sindicatos y asambleas estudiantiles. Ello generó sus múltiples encarcelamientos, el más largo de ellos junto a los líderes ferrocarrileros, cuyo movimiento apoyó sin cortapisas.
Desde la crujía y los patios de Lecumberri, Campa generó una nueva trinchera, allí desarrolló una imparable y consolidada actividad literaria como ensayista; sus entrevistas siempre aportan elementos reflexivos sobre la situación nacional y el mensaje permanente para buscar y construir el camino de la libertad colectiva.
De Arnoldo Martínez Verdugo también cabría reseñar una vida entregada a la justicia desde la trinchera del PCM, primero, y luego del PSUM; algo que acometeré en una próxima publicación.
En congruencia con el “Che” Guevara, en toda acción Campa expresó su gran amor por la libertad y dignidad de los seres humanos, y así nos legó el principio de generar una renovación auténtica “no dogmática, pequeño-burguesa y estridente, sino auténtica”, que amorosamente hoy patentiza la transformación pacífica de la humanidad en clave de justicia y de fraternidad.
