En los últimos días han irrumpido en la vida pública nacional sucesos muy graves que deben analizarse con toda seriedad y tomar las acciones consecuentes. La más grave de considerarse es la expresada por parte del ejecutivo federal que un golpe de Estado, no tendría futuro, por la base social que lo respalda, a diferencia de lo acontecido a Madero que careció de ella. Lo delicado es que se diga que existe la posibilidad de que un golpe de Estado se encuentre en marcha en el contexto de un discurso emitido por un general retirado en presencia del Secretario de la Defensa Nacional.
Es preocupante también la referencia porque desde hace unos meses se sembró el tema en el ánimo social por los partidarios del nuevo gobierno aduciendo que las críticas a las políticas respondían a una estrategia de “golpe de estado blando” que era un golpe silencioso y daban vuelo a sus fantasías conspiratorias de la existencia de un complot para hacer fracasar al gobierno y acorralarlo por la falta de resultados en materia económica y de seguridad pública, además de las complicaciones en la instrumentación de medidas en otros temas como: educación y salud.
Es verdaderamente irracional que las criticas fundadas o no, a las acciones del gobierno en curso, se pretendan convertir en una conspiración para derrocar al Presidente de la Republica, no existe en este momento en el País, grupos sociales que estén considerando seriamente terminar de manera violenta o silenciosa con el gobierno electo democráticamente en el 2018. Existe, si, y están creciendo las voces que muestran su inconformidad por la errática y equivoca política económica que nos llevó a una parálisis económica de la que advirtió el primer secretario de hacienda y nadie considera que Carlos Urzúa sea un golpista.
El que existan voces en el Ejército o en la prensa en desacuerdo, no los vuelve golpistas. La lealtad de las fuerzas armadas no puede, ni debe ponerse en duda, por lecturas históricas apresuradas o mal digeridas. En la prensa han existido y existen periodistas y editorialistas ejemplo de patriotismo y amor a México, que no pueden ignorarse y están y estarían en contra de cualquier intentona golpista.
Lo que si existe y se multiplican cada vez más son las voces y reclamos en el sector empresarial, comercial y de servicios por una adecuada conducción de la economía. Les preocupa la falta de un clima de confianza para invertir. Los especialistas advierten que la caída en la captación de recursos fiscales, el subejercicio del gasto público, la disminución de la inversión física púbica y privada, así como, la falsa solidez del peso frente al dólar, son variables que explican la virtual recesión con que cerraremos este año con un crecimiento, si bien nos va de .1%, lo cual es nada.
En este contexto, debieran verse los estallidos sociales en países hermanos de Latinoamérica que por diversos motivos hoy viven días difíciles. Aquí en México, a la crisis económica y de seguridad pública, debe agregarse el clima de crispación social que está siendo generada desde poder, que fomenta la división, alienta la desunión, encona y polariza, cuando su deber primordial seria todo lo contrario.
Hace tiempo, e inclusive desde la campaña, se ha pretendido dividirnos a los mexicanos en buenos y malos, chairos y fifis, liberales y conservadores, inmorales y dueños de la moral. Se declara que se respeta la disidencia y el pensar distinto y un instante después, se regresa a la confrontación, al insulto, a la calumnia, a la burla de quienes difieren o tiene visiones distintas.
Está por cumplirse un año de la toma de posesión del nuevo gobierno y la realidad solo tiene un rostro, no puede aunque se intente, maquillarse. Quienes intenten dividir a los mexicanos solo cosecharan tempestades de descontento social, hay que evitarlo. El amor a México, debe unirnos.