La violencia en México, novena parte
En el pasado, para combatir a la guerrilla y, en general, los brotes violentos de descontento, a los gobiernos, federales o centralistas, no les importó desconocer el estado de derecho, violar las leyes, ignorar las normas fundamentales que regulan la división de poderes y el sistema federal, los derechos humanos y sus garantías; pasaron por alto a los tribunales; castigaron por sí, sin la intervención del ministerio público, indiscriminadamente, a culpables e inocentes.
A finales del siglo XX se observó un cambio. Ante al movimiento zapatista el Estado se contuvo; no incurrió en las violaciones habituales. Contuvo la acción del ejército y buscó negociar. En algunos sectores bien informados se llegó a sospechar de que, cuando menos en sus inicios, en ese movimiento armado hubo cierto aliento oficial. Esa golondrina no hizo verano.
Los gobiernos y las fuerzas armadas, para hacer frente a las guerrillas, han recurrido a diferentes acciones; fueron de índole diversa: política y armada; por lo general se han englobado bajo un término genérico: pacificación.
En el ámbito militar se ha procedido a:
Aislar a los guerrilleros entre sí; separar a los diferentes grupos y acabar con cada uno de ellos en forma aislada; impedir que entre ellos se comunicaran e intercambiaran información, auxilios y armamento.
Cortar las fuentes y canales de aprovisionamiento de los rebelde;
Realizar labores de inteligencia que implicaban: infiltrar el magisterio, cooptar a los sacerdotes y ministros religiosos, controlar a los repartidores y vendedores ambulantes al menudeo; en la actualidad, en otros estados, se intervienen las comunicaciones, se controla y vigila el territorio en el que opera la guerrilla mediante satélites y drones;
Tomar rehenes dentro de la población que se sospechaba colaboraba con la guerrilla y amenazaba con eliminarlos para el caso de que el ejército regular sufriera bajas;
Diezmar a la población de la que se tenía la sospecha que colaboraba con la guerrilla; ello con vista a impedir o debilitar el apoyo que brindaba a los rebeldes; también se recurría a esa práctica en los casos en que, por virtud de un ataque, las fuerzas regulares sufrían bajas. En casos extremos se destruyeron totalmente los poblados con todo y sus habitantes;
Defoliar los sitios o incendiar los bosques en los que los guerrilleros se escondían;
Crear una contraguerrilla civil, de preferencia con algunos elementos de la propia población;
Llevar a cabo interrogatorios y, llegado el caso, atormentar a prisioneros y habitantes; embargar propiedades de quienes se sospecha colaboran con la guerrilla; disponer toques de queda; impedir la salida o entrada a las poblaciones; exigir salvoconductos para movilizarse, requisar alimentos y enseres, entre otras medidas;
En el pasado se llevaban a cabo levas por las que se reclutaban a las personas en edad de prestar el servicio militar;
Censar y controlar a la población que está en edad o posibilidad de ser reclutado por la guerrilla;
Se disponía la concentración en determinados sitios de la población rural y se declaraba guerrillero a quien se encontrara en el campo; y
Arrasar cultivos y fincas en los lugares en los que se sospechaba se brindaba apoyo a los guerrilleros.
En el aspecto social y asistencial se ha procedido a:
Ganar la simpatía de la población mediante acciones y favores que se entregan en forma selectiva en el territorio y espaciada en el tiempo;
Formular y aplicar programas asistenciales a la población; en estos supuestos esas acciones se realiza en forma complementaria una campaña de adoctrinamiento, con una ideología entendible y visible por la población poco ilustrada;
Ejecutar un plan general de comunicaciones dentro del territorio en que opera la guerrilla, a fin de impedir que alguna zona quede aislada o incomunicada; y
Detectar qué autoridades son impopulares o que se sospecha que colaboran con la guerrilla y sustituirlas, en el momento político oportuno, por otras que sean efectivas o confiables.
Si bien han desaparecido los elementos que permitían la acción de una guerrilla: aislamiento, pobreza y desigualdad extrema, también es de reconocerse que la acción represiva del Estado se ha desvirtuado y perdido efectividad. Una opinión pública más informada, la existencia de entes que vigilan el respeto a los derechos humanos y la posibilidad real de castigo a militares y policías que se exceden en su acción represiva, impiden la acción arbitraria y efectiva de ellos.
Ante eventuales fenómenos de violencia por razones políticas que pudieran presentarse, habrá que ver cuál es el comportamiento del aparato represivo tomando en consideración la nueva cultura relacionada con los derechos humanos, las comisiones de derechos humanos y la existencia de instancias internacionales que vigilan su respeto.
Cuando los guerrilleros e incluso cuando estos se convierten en un fenómeno revolucionario generalizado, que es apoyado por el grueso de la población, los gobernantes han terminado por renunciar al poder o entrar en negociaciones con los sublevados para compartir el poder. En estos casos, cada parte debe hacer su juego, para ello, antes de entrar en negociaciones, para determinar la naturaleza y alcance de los compromisos, se debe tomar en consideración, de parte de los guerrilleros:
Las posibilidades reales de triunfo a mediano o largo plazo, a través del expediente de convertirse en un ejército regular o de ganar el apoyo de éste o de gran parte de él, por traición que haga a sus superior al titular del poder ejecutivo;
Las posibilidades de represión con que cuenta el Estado;
El apoyo de la población y de la opinión pública internacional;
La situación económica general del país; y
Las posibilidades de la intervención de una potencia extranjera en apoyo de las autoridades constituidas o de los guerrilleros.
Las autoridades, por parte, deben:
Informarse de la dimensión, capacidad, de acción y estado de ánimo de los guerrilleros;
Determinar la confiabilidad de los mandos superiores de las fuerzas armadas;
El costo que para el Estado tienen las prestaciones y favores que exigen las fuerzas armadas por prestar su servicio para enfrentar la guerrilla;
Tomar en cuenta las posibilidades de una intervención extranjera;
La situación económica; cuando existen dificultades en este rubro hay riesgos de perder la guerra; y
Determinar el grado de simpatía de que gozan los guerrilleros en la sociedad;
Acciones y valores comunes a ambos bandos
Hacer trabajo político y social dentro del territorio en que operan;
Dentro de lo posible dar seguridad a la población; y
Hacer propaganda política y de convencimiento dentro de la población; la que realizan los guerrilleros se denomina adoctrinamiento.