“Somos testigos de la peor crisis de refugiados de nuestra era, con millones de mujeres, hombres y niños luchando para sobrevivir en medio de guerras atroces, redes de tráfico de personas y Gobiernos que persiguen intereses políticos egoístas en vez de mostrar compasión”, advirtió la ONG Amnistía Internacional en su último informe de desplazados.

Para este 2020, el panorama no es más alentador, ya que nuevamente el número de personas desplazadas forzosamente a nivel mundial alcanzó por noveno año consecutivo niveles sin precedentes, según el informe de la ACNUR denominado Tendencias globales desplazamiento forzado: forzados a huir.

En lo que respecta al continente americano, en su informe la ACNUR advirtió que durante 2019 se desató otra crisis de refugiados a menor escala en América Central que ha afectado a la región y a Norteamérica. Y aunque las cifras son significativamente mucho más pequeñas que las de África y Oriente Medio, llama la atención que se hayan quintuplicado en los últimos tres años.

Para ilustrar lo anterior es importante conocer los siguientes números, esto es, debido al aumento de la violencia en El Salvador, Guatemala y Honduras miles de mujeres, hombres y niños se vieron obligados a abandonar sus casas durante 2018 y 2019, principalmente hacia México y Estados Unidos, en suma, el número de refugiados y solicitantes de asilo con casos pendientes procedentes de estos tres países de América Central pasó de 20 mil 900 personas en 2018 a 109 mil 800 en 2019.

El solicitante de asilo es la persona que solicita protección internacional y se encuentra a la espera de una decisión sobre su reconocimiento como refugiado. Por ello otro dato que revela la gravedad de la situación en Centroamérica y México, corresponde a que los Estados Unidos de América fueron el segundo país de acogida de nuevos solicitantes de asilo en 2019, con 172,700 solicitudes, es decir, 42% más que en 2018.

Y aquí es donde viene el dato que más debería preocupar a los gobiernos de los países de origen, esto es, que una proporción cada vez mayor del total de solicitudes de asilo, corresponden a personas de México y del Triángulo del Norte.

El fenómeno anterior se debe a la violencia y la persecución generadas por la delincuencia organizada transnacional, bandas delictivas y los cárteles de la droga.

La relevancia radica en el impacto que podría tener en un futuro con respecto a cómo se procesan las solicitudes de asilo de los desplazados una vez que llegan a territorio estadunidense. Sobre todo porque al destacarse al narcotráfico como una de las principales causas del desplazamiento forzado de Centroamérica, se buscaría trabajar de una forma conjunta en las soluciones.

Ese es el gran llamado de las organizaciones internacionales a los gobiernos de los Estados receptores de refugiados, desplazados o solicitantes de asilos, no sólo encontrar la forma de como acogerlos con dignidad durante este periodo de crisis, si no de buscar soluciones a los problemas que aquejan en los países de origen, pero sobre todo, trabajar para reducir la inmensa desigualdad que actualmente impera a nivel global.

Por el momento, el gobierno de Donald Trump dejo en pausa su propuesta de declarar a los cárteles mexicanos como terroristas y así contar con las herramientas y facultades legales para atacarlos, sin embargo, de continuar la crisis de inseguridad, la iniciativa podría retomarse.