En este 2019 hubo un conjunto de coincidencias de esas, que ya sabemos que no son coincidencias, aunque tardan en asimilarse. Pero son muestra clara de que alguien trae un plan para el país muy distinto del que se quiso dibujar en lo oscurito a partir del 1 de julio de 2018.

Andrés Manuel López Obrador fue juramentado como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, después de las elecciones más cercanas a las propias de una democracia madura y sana, tanto por el número de participantes en tantas elecciones que se conjuntaron ese día, como porque la consecuencia de ellas fue el auténtico clamor de la Voluntad Nacional.

López Obrador llegó a la Presidencia en pleno desarrollo de la Democracia Liberal Representativa Mexicana. Eso no quiere decir que él sea demócrata, ni mucho menos liberal, y menos aún que le interese trabajar en representación del mandato de todos los mexicanos, simpatizantes y disidentes.

Lo escribimos en estas páginas: Dejen de compararlo con Hitler o Stalin. Pero recuerden que sí coquetea con una mezcla de Socialismo del Siglo XXI y Socialismo Cristiano. Con claridad se veía que no sabía si echarle un guiño a la Teología de la Liberación, pero que en su pragmatismo nato veía útil para su poder personal apoyar la libertad sexual multi genérica, el aborto, y la liberación por lo pronto de la marihuana para uso recreativo.

Si por algún momento usted pensó que la 4T no era de izquierda radical, es factible que hubiera descubierto el error en sus pronósticos. Detuvieron la intentona dos factores centrales:

 

  • Un sector privado que en vez de confrontar, optó por mantener la concordia y dejar al mismo tiempo de invertir. La desconfianza generada entre unos y otros terminó por romper la economía 4T. Al Presidente no lo quedó más que buscar cada vez un mayor acercamiento a todas las IP del país.

 

  • Por otro lado Estados Unidos respetuoso siempre de nuestros escrúpulos soberanos, se mantuvo a la distancia. Sin embargo la impericia gubernamental le obsequió dos inesperados regalos aunados a otro que ellos nos tenían preparado: el caso Culiacán y el caso LeBaron, francamente enfurecieron a nuestros vecinos del norte. Ya simplemente nos avisaron que entrarían a indagar lo ocurrido en el territorio nacional. ¿Por qué? Porque había elementos que indicaban que de no ayudarnos, México se estaría acercando peligrosamente a la posibilidad de ser un Estado Fallido. Eso es inaceptable por motivos de seguridad nacional para los EEUU.

 

De ahí para el real los acontecimientos dejaron muy claro el camino que México tomaría a partir del 2020: la 4T se tiene que re expresar. Llámele como quiera, una 4T-2.0 o 5T, o como le quiera usted llamar. México recibirá todo el apoyo en materia de seguridad nacional. Pero México en materia comercial y económica ya jugará ligas mayores. México ahora tiene que cumplir con lo peor para cualquier gobierno mexicano: Tiene que hacer cumplir las leyes. No legislar más, sino vigilar que se cumplan las leyes.

 

 

El México de la 5T.

En el 2020, aunque nos duela el cuello pero miraremos más que nunca hacia el norte. A ver si se nos quitan los estertores y sueños de izquierda juvenil.

Cierro el año con una lista de pendientes y cualidades que pintan difícil el camino para nuestro país para los próximos años. Iniciamos un periodo de transición de unos cinco años, para adaptarnos al nuevo T-MEC. El T-MEC será la espina dorsal de nuestra economía, de nuestras finanzas por más que diversifiquemos hacia otras regiones del orbe.

Es válido hacer acuerdos con la Unión Europea o alianzas con China. Pero recordemos que somos parte del circuito estratégico norteamericano.

Más que acabar con el neoliberalismo para corregir al país, hay que ejercer el “enforcement” jurídico. Esto es, hacer que se cumplan al pie de la letra, en orden, con justicia, con democracia, las leyes que se tienen que aplicar. Si así se aplicaran las leyes, no habría la corrupción con impunidad que inunda nuestro país.

 

Lo macro seguirá siendo neoliberal.

El T-MEC es neoliberal. Curioso, es el T-MEC, por las partes estadounidense y canadiense las que se van a encargar de que México cumpla con el enforcement jurídico para salarios, trabajadores y sindicatos. Si no beneficiamos a nuestros trabajadores con mejores sueldos y prestaciones vamos a violar espacios de interés de Norteamérica. Por eso EEUU enviará inspectores, o llámeles usted “Agregados Laborales” a sus misiones diplomáticas, para que vigilen y estudien que se cumpla con la libertad de asociación laboral, y con que se ajusten los sueldos y salarios con base en los incrementos de la productividad de los trabajadores.

Cualquier intento por mantener deprimidos los salarios, se considerará competencia desleal y habrá reclamos de los Agregados Laborales. Una vez levantada la información correspondiente, se puede activar un Panel de Solución de Controversias para resolver conflictos específicos.

¿Atentar contra la soberanía? No. Es impedir el juego sucio entre socios que llevan demostrado en treinta años de trabajo dentro del TLCAN que hubo artilugios y pretextos para mantener muy deprimidos los sueldos y salarios, so pretexto de que era la única ventaja competitiva de México. Hace treinta años se aceptó porque nos trataron como país platanero.

Hoy somos una gran potencia industrial. Queremos tener deprimidos los sueldos de los trabajadores. Eso es asunto nuestro. Aprovechar los bajos sueldos para competir, es trampa, es juego sucio, pues ya las empresas mexicanas pueden pagar buenos sueldos a sus obreros y trabajadores.

A cambio será bastante más fácil la transferencia de tecnología en favor de nuestro país, para completar las cadenas de valor que ya están armadas entre los tres países. EEUU quiere que México participe de la nueva economía del transporte eléctrico. Para eso tenemos que invertir en la reestructuración de las plantas terminales automotrices, nuevas infraestructuras, mayor alimentación de energía eléctrica, cambios desde ya a la economía de las autopartes que también va a cambiar con los nuevos vehículos.

México, como parte de la comunidad internacional multilateral y regional, tiene fechas límite para sustituir combustibles altamente contaminantes por aquellos de energías combinadas, de transición, energías renovables y por último el eslabón de las energías limpias. No pensamos en mil años para que esto ocurra. Hablamos que la transición tiene que estar hecha en un buen trecho de las energías mexicanas para el año 2040.

Revise usted el T-MEC en sus capítulos de medicinas. Verá las puertas que se nos abren para la inversión en industrias de los fármacos, en particular dos temas que nos interesan mucho: las biomedicinas, y el brazo de los biosimilares junto a los fármacos genéricos.

Le pido leer el T-MEC. No platique del T-MEC o de la 4T en el café con los amigos.

Revise el  T-MEC. Ubique a México como parte ya natural del esqueleto, del sistema vascular norteamericano: Infraestructura de comunicación, logística, energías, recursos, transportes, clústeres industriales, comerciales, agro industriales, financieros. Todo un complejo aparato de ida y vuelta. México es un inmenso Hub, a su vez parte del Hub estadounidense-canadiense. La suma de estos tres grandes hubs, constituyen el Megahub Norteamericano.

Norteamérica es la región más colosal del mundo, tal y que nos unamos y trabajemos todos con las mismas reglas.

La 4T seguirá gritando. Aquí, donde van a tronar los chicharrones será del lado de este inmenso Hub que es el México del T-MEC. Tal vez este nuevo camino de facto de la 5T, es lo que permitirá que México se anime, se recupere de este penoso 2019, retome rumbo en 2020, limpie la basura de la corrupción y la impunidad, fluyan las inversiones productivas, y que generen riqueza para dueños, consejeros, accionistas, empleados, proveedores, distribuidores, consumidores, todas las cadenas de valor que permiten que se mueva la riqueza nacional para 130 millones de mexicanos.

¡Ahhh! Pida un regalo a los Reyes Magos: que el gobierno se ponga a trabajar en la seguridad integral, en la coordinación de la seguridad social, de la educación, en corregir anomalías monopólicas, vigilar los mercados, y las finanzas públicas, mantener estables las variables macro, y que combata la corrupción, la impunidad, haciendo que se cumpla esa palabrita gringa en todos los Poderes de la Unión: Enforcement.

A todos muchas felicidades en estas fiestas y ya en enero, buscaremos nuevos Pentagramas  Económicos.