Donald Trump amenaza a México nuevamente, ahora dice que estudia como etiquetar a los cárteles de la droga mexicanos como grupos terroristas. Sus palabras causaron gran revuelo en ambos lados del Rio Bravo, las voces de políticos, estudiosos, juristas y hasta de los villamelones, se han escuchado, leído y discutido.

En busca de aclarar las turbulentas aguas le presento algunas acciones y situaciones que se deben cumplir antes de que cristalice lo dicho por el mandatario estadounidense. Hay dos formas de hacerlo: por Decreto Presidencial o por aviso del Departamento de Estado.

Mediante un decreto presidencial se señalan los “terroristas globales especialmente designados” (SDGT, en inglés) contra los que el Departamento del Tesoro puede emitir sanciones y congelar bienes y, a los que se les puede impedir la entrada a suelo estadounidense.

El otro camino es el del Departamento de Estado, que puede imponer restricciones migratorias, como agilizar deportaciones y castigar a quien venda o proporcione bienes o servicios al grupo terrorista. En este caso, el Congreso tiene siete días para aportar objeciones antes de la declaración que dura dos años y puede renovarse o cancelarse después de transcurrido este tiempo.

El Departamento de Estado debe considerar si el o los grupos “han realizado ataques terroristas” o ha demostrado estar planeándolos o ser capaz de perpetrarlos y, si esas acciones afectarán a ciudadanos estadounidenses.

A principios de noviembre un grupo de narcotráfico del norte de México fue responsabilizado  del asesinato de seis niños y tres mujeres  en una carretera de Chihuahua. Las víctimas, todas de la familia Le Barón del norte de México, tenían doble ciudadanía.

El domingo pasado un integrante de la familia Le Barón, inició el proceso de recolección de 100 mil firmas para solicitar una respuesta de la Casa Blanca a la petición para designación de los carteles mexicanos  como grupos terroristas; en su carta, aseguró que los cárteles “quieren poder político para crear un narco-Estado en México”.

 

Congresistas estadounidenses habían solicitado la designación en febrero, en otra carta. La lista de organizaciones designadas como terroristas por Estados Unidos incluye a 67 grupos, como Hezbolá (grupo islamista que forma parte del gobierno de El Líbano y que ha participado en conflictos en Medio Oriente); el Estado Islámico o ISIS y, siete de sus ramas; y el Ejército de Liberación Nacional Colombiano (FARC).

Las organizaciones del narcotráfico mexicanos tienen “una estructura descentralizada” con subgrupos “que a veces están en conflicto entre sí y a momentos cooperan”, según el Servicio de Investigaciones del Congreso. Aunque han ejecutado acciones con implicaciones políticas, económicas y sociales, las muertes ocasionadas por estos grupos que buscan controlar diversas zonas de México han cobrado además de miles de vidas de mexicanos, también podemos sumar ya la de estadounidenses.

Debemos recordar que Donald Trump señaló el 5 de noviembre tras el ataque a la familia LeBarón, que era momento para que México “con ayuda de Estados Unidos, hiciera la guerra contra los cárteles”.

Desde hace más de una década los gobiernos de ambos países colaboran en este sentido dentro de la conocida como Iniciativa Mérida para “contrarrestar la violencia ocasionada por las drogas, que amenaza a los ciudadanos en ambos lados de la frontera”.

Para ello fueron asignados en 2008 un total de 2 mil 300 millones de dólares por el Congreso estadounidense para equipo, entrenamientos y acciones contra los cárteles. Por ejemplo, la erradicación de cultivos de marihuana y opio, la capacitación de agentes mexicanos y también el “apoyo” de agentes estadounidenses de la DEA o del FBI para recopilar inteligencia y hasta operar drones “en el norte y el sur de México”.

Debemos tener presente que actualmente el FBI incluso está participando actualmente en la investigación del homicidio de la familia LeBarón.

El tráfico de armas de los Estados Unidos a México es un punto a considerar en el crecimiento de grupos que actúan fuera de la ley, trátense del narcotráfico, tráfico de personas, secuestro o delincuencia en general.

La etiqueta de “terroristas” que buscan colocar desde los Estados Unidos a estos grupos mexicanos, abre una puerta que tendría múltiples implicaciones no sólo en la región, sino más allá del continente. Donald Trump dice que desde hace 3 meses su gobierno tiene la mira puesta en los traficantes de la droga entre ambos países. Pero bien haría considerar en esta acción el creciente tráfico ilegal de armas que fortalecen de manera fundamental a estos y otros grupos, no sólo de México, sino de la región.

El presidente estadounidense amenazó al gobierno mexicano el pasado 31 de mayo, de imponer una serie de aranceles que iban del 5 hasta el 25 por ciento a diversos productos mexicanos de importación. El mandatario mexicano respondió, (no es motivo de este espacio calificarlo de momento) y después de actuar, bajo presión, logró la no imposición. Hoy Donald Trump volvió a un camino que ya transitó y que le dio resultados, veremos ahora cuál es la respuesta del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

La amenaza de la imposición de aranceles a productos mexicanos de hace 6 meses nos mostró un panorama complicado, pero nada como lo que podría desencadenar con la etiquetación de “grupos terroristas”… el futuro entre México y Estados Unidos, en verdad que tomaría un rumbo ciertamente difícil, muy difícil.

Solo nos queda esperar y ver si la diplomacia, la buena vecindad y la política dan resultados e impiden, no sólo un cielo nublado, sino una verdadera tormenta entre naciones.

Claro, no olvidemos que el presidente de los Estados Unidos busca un segundo periodo como gobernante.