Un ciclo más de vida está por concluir, en la existencia universal es solo un soplo, una fracción de segundo del infinito, para el hombre 365 días, periodo de tiempo que tarda la tierra en su movimiento de translación en circundar el Sol. En todas las culturas desde tiempos inmemoriales, al calor del hogar, se recuerdan los mejores y peores sucesos acaecidos en ese tiempo, y el hombre se formula deseos de cambios en la búsqueda de mejorar la vida misma.

En el primer recuento de sucesos aciagos o hechos tristes o lamentables, podríamos mencionar las rebeliones o insurrecciones sociales en casi todo el mundo, desde Hong Kong, Irán (la antigua Persia), Cataluña, Francia y todo el cono sur de América Latina. El descontento de la sociedad es o ha sido el galvanizador, detonado por un alza en los combustibles, la subida de los impuestos o las condiciones de las jubilaciones o pensiones, principalmente. Aunque en cada país, obedece a sus propias particularidades.

Por supuesto, no podían faltar las catástrofes naturales: ciclones, lluvias e inundaciones; temblores, terremotos y demás fenómenos que hoy indefectiblemente atribuimos al calentamiento global. Agregue el lector, las guerras comerciales iniciadas por el actual inquilino de la Casa Blanca y algún otro acontecer que no entró en nuestro recuento y tendrá el panorama completo de lo malo que sucedió a nivel mundial en el año que termina.

En los buenos deseos para el año por venir, diríamos como casi todos los años, que no se produzca una conflagración Nuclear, que cesen las hostilidades en el Medio Oriente y en otras partes del Mundo y que puedan procesarse las demandas sociales por los canales institucionales mediante el diálogo y la construcción de acuerdos en todos aquellos países que hoy enfrentan conflictos entre gobernados y el poder político.

En nuestro México, este primer año de gobierno de quien ganó la última elección presidencial, vivimos una búsqueda frenética por el control absoluto del poder. Con la utilización de las viejas prácticas del viejo sistema que tanto combatieron y denostaron lograron el control casi absoluto del poder legislativo y del judicial. En esa obsesión autoritaria, poco importó el orden jurídico y las Instituciones. Es cierto que la corrupción debe combatirse y erradicarse, pero algunas prácticas actuales parecen reproducir aunque de manera diferente las viciadas actitudes corruptas del pasado que dicen combatir. Por citar solo una, las compras por adjudicación directas del 70% de las compras gubernamentales desde las SHCP.

Entre lo malo se enlista, para muchos, la pésima conducción de la economía. El país no crecerá y es muy discutible la afirmación de que pese a ese nulo crecimiento hay desarrollo. En el tema económico es donde más se nota que el voluntarismo, se topa con la realidad, por más que se presuman logros en el reparto indiscriminado de dadivas, existe ya descontento con los modos del reparto y lo que es peor, un subejercicio presupuestal enorme. Para defender la política económica, existen  otros argumentos mejores, como: no se disparó la inflación y tampoco se devaluó la moneda.

El otro prietito en el arroz es sin duda el fracaso estrepitoso en el tema de la Seguridad Publica. Si no hay guerra, si la estrategia es amorosa o ataca solo las causas, entonces de donde salen los muertos. Hay que señalar que es al año más violento de los últimos tres lustros.  La numeralia o inventario podría continuar, pero no es la intención de estas líneas.

En los buenos deseos para nuestro país, es que le vaya mejor a todos los mexicanos en lo material desde luego, pero que puedan recuperar sus espacios públicos, vivir sin miedo de perder la vida o ser asaltado en la calle, en sus casas o negocios. Que le vaya bien a México. Termino deseando a todos un feliz año 2020.