Entrevista a Rodrigo Salazar, investigador de la Flacso

 

Un fenómeno que recorre América Latina, son las protestas que han ido subiendo de tono y que en opinión de especialistas responden al desarrollo de los espacios democráticos y al uso de tecnologías –internet, redes sociales– que han permitido a los ciudadanos expresar su descontento no solo frente a la pobreza o a la economía desigual, sino también el enojo ante las tentaciones autoritarias de gobiernos de la región. Una sociedad civil que se organiza cada vez más para inconformarse ante gobiernos neoliberales o dictatoriales.

Rodrigo Salazar Elena, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) y doctor en ciencia política por la UNAM habla a Siempre! sobre las protestas que se viven en el escenario latinoamericano..

 

Rodrigo Salazar, investigador de la Flacso

 

Región protesta

Hoy la región se ve afectada por una serie de protestas que van más allá de ideologías o territorio. ¿Qué está sucediendo?

Estas protestas al menos las de ciertos países, son lo que cabe esperar cuando se combinan momentos de restricción económica con visiones democráticas. Me refiero en particular a las protestas en naciones como Chile, Costa Rica, y Ecuador.

Protestas que han sido desatadas por las medidas impuestas por los gobiernos de esos países para ajustar sus presupuestos a situaciones de restricción. Sin duda alguna, en Chile el manejo del gobierno lo ha provocado –aumento de tarifas al metro en Santiago que derivó en saqueos, incendios e, incluso, se declaró el estado de emergencia en Santiago–, mientras que en Ecuador –el gobierno anunció el ajuste y flexibilización de la jornada laboral– así como en Costa Rica, donde había una mayor necesidad de tomar estas decisiones económicas y donde la población reacciona haciendo uso de una libertad democrática básica que es el derecho a la manifestación.

En Chile, el gobierno ejerció una respuesta excesiva a las manifestaciones, más allá de que hubo sectores que se les fue la mano y de que habrá consecuencias de transformaciones más o menos profundas. Son a las que deberíamos irnos acostumbrando ya que responden a situaciones democráticas.

En Costa Rica, Ecuador y Chile, no tendría que haber razones para temer la inestabilidad democrática. Un ejemplo, en Francia cada año hay manifestaciones muy intensas, como las que se vieron Chile y Ecuador. Son parte de la normalidad de ese país, cada que el gobierno intenta retraerse con buenas razones muchas veces, pero cada que el gobierno intenta realizar reforma para hacer una limpieza para el gasto público la gente se resiste, de verdad como le digo el derecho a la manifestación es un derecho democrático.

Es precisamente para influir en las decisiones en momentos distintos a las elecciones y si solo pude uno influir en las decisiones cuando hay elecciones, no sería realmente una democracia.

En otros países es exactamente lo opuesto. En Bolivia, Nicaragua y Honduras tenemos situaciones de manifestaciones o amplias movilizaciones que reaccionan a los intentos de esos gobiernos por cimentarse dictatorialmente. En Bolivia, este intento fracasó me refiero al fraude electoral que llevó a cabo el entonces presidente Evo Morales, y quien ante la protesta ciudadana organizada, tuvo que renunciar. Ahora vamos a ver que sucede en las próximas elecciones donde al parecer estarán políticos no tradicionales, que tanto van a tener un respaldo electoral y ver los resultados que hay.

En Nicaragua y en Honduras lamentablemente, sobre todo con el gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, la dictadura se ha afianzado en el poder con un alto costo en términos de vidas humanas. Sin embargo no se puede decir que el desenlace esté todavía claro, ¿qué ocurrirá en estos países? dependerá de a las movilizaciones y en que contexto se dan. Ahí el diagnóstico es distinto.

 

El descontento

Mucho descontento de las políticas gubernamentales y de los propios políticos…

En Ecuador hay una organización muy combativa es la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), una organización indígena que desde los noventas han sido un poder capaz de tirar presidentes porque no les gustan las decisiones que toman. Es una organización muy independiente que ha sido siempre adversa a todos  los gobiernos. Mientras tanto en Costa Rica lo que estamos viendo son dos posiciones, hay un alto consenso en poner fin al alto déficit presupuestal del gobierno que ha crecido en los últimos años pero el sector organizado de los trabajadores sobre todo los sindicatos del gobierno, son los que han ofrecido una férrea resistencia.

Se acabó esa época donde la mayoría de países de América Latina era de derecha o de izquierda..

Esa es otra de las cosas a las que hay que acostumbrarse, creo que lo que tuvimos de un giro a la izquierda fue casi una coincidencia influida por un lado por una década de políticas neoliberales en los noventa que impulsaron prescripciones económicas muy fuertes, difíciles, seguidas por la suerte que tuvieron distintos gobiernos de la región que les tocó el commodity boom, estos precios internacionales de los productos que exportan sobre todo en Sudamérica.

Pasado esto, lo que vamos a ver es qu  la gente vota –porque hay muchas motivaciones para sufragar– pero me parece que los gobiernos de izquierda y los de derecha va a ser juzgados electoralmente por sus resultados y si entregan buenas cuentas, van a permanecer y si entregan malos resultados serán expulsados.

Como la incompetencia no es patrimonio ni de la izquierda  ni de la derecha lo que vamos a ver, creo, será un tutifruti en la región, muy representada por los resultados que tuvimos en las elecciones en Argentina y en Uruguay. En Argentina fue devuelto el poder a la facción del partido justicialista mientras que en Uruguay  después de quince años de gobiernos de izquierda, ahora entra una alternativa de derecha. Hoy los gobiernos serán juzgados por sus resultados.