Los grandes realizadores, segunda partex

A Clock Work Orange (1971) narra las peripecias de uno de tantos individuos del futuro obsesionados por el sexo, irracionalmente violentos e indiferentes ante la mugre y la basura. En esa supuesta sociedad del futuro, la distinción entre policías y malhechores ha desaparecido a tal grado que son intercambiables. Al desaparecer el orden, el antihéroe de la película se dedica a robar, a violar y a asesinar. Cuando es reducido a la condición de inofensivo vegetal, por acción de un lavado de cerebro, salen en su defensa los paladines de los derechos humanos para devolverle la dignidad individual perdida. El individuo curado, es torturado moralmente por sus antiguas víctimas al grado de llevarlo al suicidio. Kubrick mezcló géneros y ritmos. La película es provocadora y se refuerza hasta el delirio, cuando la denuncia social se convierte en humor negro burlón. Barry Lyndon (1975), de acuerdo, tiene una perfecta fotográfica que le da a las imágenes una gran belleza; pero, según los historiadores del cine, siendo de una calidad estética excepcional tiene un guión poco sólido. Habría que comprobar tales afirmaciones, revisándola objetivamente, a 45 años de su realización.

The Shining (1980) es una pieza maestra del cine de horror. En el Prólogo (ocho tomas) vemos extraños paisajes que dan la impresión de que se acercan solos, los cuales son dejados por la cámara girando hacia su derecha que, en yuxtaposición, descubre un auto que avanza por la carretera. Un corte al mismo auto, con las montañas al fondo, nos ofrece espacios abiertos, desolados y misteriosos. Al final, vemos el hotel, bajo la montaña, donde llegará el auto. La música de fondo anticipa terror y es de uno de los compositores de la escuela contemporánea: Bela Bartok. En La entrevista se desatan, paralelamente, los hilos conductores de la pesadilla por venir: la permanente claustrofobia del padre, excitada por la historia de la “fiebre de las cabañas” que afectó a su antecesor en el puesto que va a ocupar y el don del hijo, llamado “el resplandor” (hablar sin mover los labios). En El último día, aparte de las misteriosas escenas de las montañas, el niño vuelve a ver a las gemelas sacrificadas y conoce al hombre de color que tiene el mismo don que él. En Un mes después, parece todo normal, pero, en Martes, sonidos extraños acompañan al niño recorriendo en su triciclo el hotel. Al pasar por la habitación que se le advirtió que no entrara se detiene, baja del triciclo y quiere abrirla; no puede y se va. Mientras tanto. El padre supuestamente escribe. Cuando lo interrumpe su esposa, tiene un ataque de ira. En Sábado, el nada escribe con la máquina; ha enloquecido. Ella ha asumido la responsabilidad en el trabajo. El niño, nuevamente ve a las gemelas que lo llaman por su nombre. Al verlas descuartizadas de horroriza y se tapa los ojos. El resplandor es un don que consiste en ver el pasado y anticipar el futuro. Tony, su consejero interior, le recuerda lo que le dijo el hombre de color: no entrar en la habitación prohibida. En Lunes, padre e hijo tienen un diálogo extraño, un se ve alienado y el otro premonizado.
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El amor que el padre siente por el hijo no será suficiente para contener su desquiciamiento, cada vez más avanzado. En Miércoles, mientras cae una nevada, el niño juega con sus carritos y una pequeña pelota blanca le llega de la nada. Se levanta y, valientemente, camina hacia la prohibida habitación 237, la cual tiene la puerta abierta. Mientras trabaja, la madre oye algo. Es su marido soñando una pesadilla…
Basta. Quiero dejar inconcluso el anterior confuso ejercicio narrativo de la línea argumental. Eduardo Lizalde escribió, alguna vez: “Decir que el crítico quiere entenderlo todo y que el poeta y el creador artístico quieren hacerlo todo, son cosas que no pasan de ser sino confortables simplificaciones. La del poeta, como la del crítico son actividades insertas dentro de una trayectoria de intereses cambiantes”. Muy cierto. Porque la poesía y la creación artística, en general (incluida la creación cinematográfica), no se desarrollarían a falta de la contradicción crítica y no habría crítica sin práctica poética y actividad creadora.
Full Metal Jacket (1987). En resumen, se dice que, teniendo como pretexto la guerra, Kubrick nos quiere explicar que hay mundos imaginarios, hay errores de la inteligencia, emociones y desviadas, hay trayecto hacia la libertad, hay héroes o antihéroes obsesivos y hay homicidas-suicidas que interactúan. Juan Arturo Brennan (especialista en el cine de Kubrick) nos comentó (cuando asistimos a la inauguración de la exposición sobre Stanley Kubrick, en la Galería de la Cineteca Nacional) que la película es, como de costumbre en el trabajo de Kubrick, una lúcida, fría, calculadora exploración del tema, impecablemente filmada, de una lógica interna a prueba de balas incluso de las full-metal jacket y de una resolución técnica de alta calidad.

Eyes Wide Shut (1999) es, aparte de una crítica al modo de vida disipado y sin prejuicios de la alta sociedad, según Luz María Sánchez Meza, la toma de carta de naturalización del sexo en el cine, según Tomás Pérez Turrent, pues, como él mismo afirmó, “el tema sexual es ya visto por el cine como un reflejo del comportamiento humano tanto individual como social”.
“Melodrama psicológico en el que presenciamos propuestas provocativas y coqueteos inocentes (en una fiesta secreta) que despiertan sospechas, mientras los personajes principales se observan mutuamente a distancia. Cuando la aparente perfecta pareja llega a su hogar, ellos deben enfrentar sus fantasías sexuales íntimas, las cuales no se incluyen unas a otras. Atrapado entre realidad e ilusión, celos y obsesiones, el personaje masculino lucha con su impulso interior. ¿ÉL actuará sobre sus fantasías eróticas o las mantendrá profundamente ocultas en su interior? Algunas veces un hombre puede ver más claramente con sus Eyes Wide Shut.”
¿Qué les parece el theatrical feature? El 7 de marzo de 1999, en St Albans, Reino Unido, murió uno de los más grandes realizadores de la historia del cine. Más allá de 2001: A Space Odyssey, escribió Antonio Montes de Oca, la, película renuncia a la inspiración gótica de muchos filmes y se centra en la noción de la existencia de vida inteligente extraterrestre y sus implicaciones en la evolución del ser humano. Reflexión final: Spartacus, “lo que sea de cada quien”, también es un lírico poema de amor.


