Para las comisiones relativas al campo en San Lázaro el actual periodo de sesiones ha iniciado con el pie izquierdo. Es evidente el desdén con el que los funcionarios de la Secretaría de Desarrollo Rural (SADER) observan la agenda legislativa. Al parecer los empleados de alto nivel de esa dependencia del Ejecutivo se han contagiado de ese curioso comportamiento de López Obrador de prestar oídos sordos a cualquier forma de expresión que no sea el aplauso o la lisonja. Los señores de la SADER se han negado sistemáticamente a asistir a reuniones programadas con los diputados y los pretextos son por demás absurdos: que hubo confusión en el horario, que el tráfico vehicular les impidió llegar.

Si bien la dependencia ha enviado disculpas y excusas, lo que queda de manifiesto es la falta de interés de la cuatroté para abordar de frente y con propuestas los numerosos y crecientes problemas del sector primario nacional. El desprecio del Ejecutivo al Legislativo se hace patente cuando vemos que el primero sólo recurre al segundo cuando necesita de sus oficios pero no para escucharlo.

Las comisiones de Pesca –encabezada por Eulalio Juan Ríos Fararoni–, de Ganadería –presidida por Eduardo Ron Ramos– y la de Desarrollo y Conservación Rural, Agrícola y Autosuficiencia Alimentaria, comandada por el chihuahuense Eraclio “Yako” Rodríguez, vieron frustrados sus intentos por alcanzar acuerdos y soluciones para los productores. Simplemente los funcionarios dejaron plantados a los diputados.

Así, el titular de CONAPESCA, Raúl Elenes Angulo, envuelto en una ola de acusaciones de corrupción, prefirió no asistir, el titular de SENASICA, Javier Trujillo, no se presentó a dar los avances sobre el trasiego de ganado por la frontera sur con lo que fortalece las versiones de su falta de capacidad técnica, y el desaire del titular de la SADER, quien envió en su representación a un coordinador –sin poder de decisión en la operación de los programas– a un encuentro con diputados federales y locales de diversos Congresos estatales que tenían las más altas expectativas en exponerle su situación a Víctor Villalobos. El enojo por el despreció se siente en los pasillos de San Lázaro.

¿Cuál es el temor de los titulares de SADER, SENASICA y CONAPESCA para no asistir a dar respuesta a los diputados? ¿Existe una consigna del gobierno federal para que los funcionarios del Ejecutivo hagan el vacío al Legislativo sin el mínimo respeto institucional y ni siquiera al equilibrio de poderes?

Las reacciones no se hicieron esperar. La Comisión de Pesca hizo un extrañamiento en corto a la SADER, mientras que los integrantes de la comisión de Ganadería (incluyendo a los de Morena) subieron el tono del reclamo a través de un video que ya circula en las redes sociales,

Los presidentes de las comisiones de Agricultura y del Campo de los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, Aguascalientes, Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Oaxaca, Puebla y Quintana Roo condenaron el claro desinterés de Villalobos Arámbula  ¿Qué querían? Soluciones al problema de la cartera vencida generada por la desaparición de apoyos para la comercialización, una banca que apoye al sector social rural, instrumentos crediticios flexibles y claridades sobre los alcances que tendrá la Financiera Nacional Agropecuaria (FINAGRO), esa curiosa entidad que ya tiene un jefe designado por López Obrador pero que no tiene ley orgánica alguna.

Otra vez se hace patente la política de puertas cerradas de la administración de López Obrador ¿Qué razones de fondo tienen los flamantes funcionarios para negarse a responder preguntas de diputados federales y locales?  Esa falta de respeto deja ver el desinterés de este gobierno para atender al  campo de México que, pese a las adversidades económicas, aún sigue contribuyendo positivamente al PIB, con una balanza superavitaria de 9 mil 91 millones de dólares en 2019, según cifras preliminares del Banco de México.

Los diputados ya lanzaron la alerta, falta que la contraparte que ejecuta el presupuesto asignado por ellos funcione y dé resultados. Los problemas irán creciendo exponencialmente, el encarecimiento de los alimentos ya lo vemos un día sí y otro también. En los próximos meses estaremos viviendo la ausencia de una estrategia y operación política adecuada para la alimentación de los mexicanos. ¿Dónde quedó el compromiso de impulsar la soberanía alimentaria?