Los primeros resultados en el ejercicio del partido Demócrata en busca de elegir a su candidato presidencial han arrojado varias sorpresas y no todas buenas. La más preocupante, las profundas diferencias entre sus militantes, además de la desorganización con lo que han arrancado. El ganador hasta el momento es su contrario, los Republicanos y Donald Trump.

El momento actual que viven los Demócratas o para ser más precisos desde noviembre del 2015 cuando salió triunfador el candidato Republicano, no es el mejor, no se han recuperado y mucho menos reorganizado para participar y recuperar la Presidencia de los Estados Unidos.

A lo largo del mandato de Donald Trump sus contrarios políticos, (demócratas) se han dedicado a criticarlo, a señalar sus errores, incluso lo llevaron a un juicio político sin conseguir cambiar de manera importante la preferencia de los electores, incluso de sus desaciertos el mismo inquilino de la Casa Blanca se ha visto beneficiado, principalmente ahora que está ya en campaña en busca de un segundo mandato.

La popularidad de Donald Trump se encuentra en su nivel más alto, cerca del 50 por ciento de la población lo apoya, su cinismo, narcisismo y hasta su mesianismo también están a la alza… al día siguiente de concluido el tema del impeachment,  el presidente entró en la sala Este de la Casa Blanca al son del triunfal “Hail to the chief”, el himno personal de los mandatarios estadounidenses, con el periódico The Washigton Post en la mano lo levantó cual trofeo y ley el titular principal… “Trump, absuelto”  y dio un discurso que mezclaba la euforia con la sed de revancha. “Hemos pasado por un infierno de forma injusta”, dijo al principio de su intervención, ante miembros de la administración, legisladores republicanos, familia y seguidores. “Fue malvado” continuó “fueron policías sucios, filtradores y mentirosos”.

 

“Esto es una celebración” dijo en otro momento el presidente Donald Trump, convirtio el discurso posterior a la crisis institucional más grave de su mandato en su particular fiesta, abrazó a su hija Ivanka, hizo salir a su esposa Melania, imitó voces de políticos, bromeó con sus legisladores, fiel a su estilo.

Los mismos Demócratas parecen hacer poco por sí mismos, basta recordar el episodio de la Congresista Nancy Pelosi, (la mujer más poderosa de su partido) donde mostró su molestia contra el presidente Donald Trump y, rompió la copia de su intervención sobre el “Estado de la Nación”, desde su tribuna, una acción polémica que en nada le benefició.

Los Demócratas hay que decirlo, han comenzado a transitar por un camino que recorrieron con la designación de Barack Obama, el de las minorías. En los 2 primeros procesos de selección de su candidato presidencial, el joven Pete Buttigieg ha sido la sorpresa, uno de los candidatos menos convencionales que aspiran a la nominación, tiene 37 años, sólo dos más que lo que marca la ley para ser presidente de Estados Unidos. Podría ser el mandatario más joven en la historia estadounidense y también el primero abiertamente gay. Tiene experiencia militar (fue veterano en Afganistán) y es muy religioso, dos cosas a las que alude en sus discursos.

Sin embargo, no todo está perdido para los demócratas ya que, aún pueden ganar las presidenciales de 2020, si bien el presidente es hoy por hoy el favorito, los presidentes en Estados Unidos siempre lo son. Pero a Donald Trump, el impensable ganador de 2016, la fortuna, y la economía, le sonríen. ¿Qué tendrán qué hacer los demócratas en estos escasos nueve meses hasta la votación del 3 de noviembre para impedir que Trump se quede en la Casa Blanca?

Xavier Peytibi autor de “Las campañas conectadas. Comunicación política en campaña electoral”, destaca que han de lograr “un super candidato con épica, que movilice a las minorías que se quedaron en casa en 2016. Sólo así podrían ganar”.

En su obra, Peytibi explica cómo se hace campaña desde el gobierno y desde la oposición. “Para ganar necesitan no sólo ejercer de oposición sino también mostrarse como alternativa de gobierno y ser una alternativa creíble, sí sólo se critica al presidente constantemente en una sociedad ya polarizada, no se logra cambiar el sentido los votantes indecisos y la campaña no puede funcionar”.

Desde principios del siglo XX, sólo cuatro de los 19 presidentes de los Estados Unidos han perdido la reelección. En 1932 el republicano Herbert Hoover, fue derrotado por el demócrata Franklin D. Roosevelt. En 1976 Gerald Ford, que había sustituido a Richard Nixon tras su renuncia por el caso Watergate perdió frente al demócrata Jimmy Carter. En 1980 fue James Carter quien perdió frente al republicano Ronald Reagan y, finalmente en 1992 el demócrata Bill Clinton se impuso a George W. Bush.

Donald Trump nunca deja de hacer campaña, tiene un mensaje que no cambia, sea cierto o no, lo que dice. Sólo habla a su público, no piensa en todos los votantes. Intenta hacer lo que prometió, aunque sea poco realista y no se rinde, siempre le habla a su público de forma directa sin mediadores. Sin duda se ha beneficiado también de la ola populista, apareció en el momento adecuado.

A 9 meses de la elección presidencial los demócratas tienen tiempo de corregir el camino andado y llegar unificados. Nada está decidido, pero hoy, sin embargo, podemos ver a Donald Trump como el candidato triunfante en noviembre y a los republicanos 4 años más en la Casa Blanca.