Cuando el peligro parece ligero,
deja de ser ligero

Francis Bacon.

 

Estamos en el peor de los momentos, en medio de la crisis mundial generada por la pandemia de coronavirus donde prácticamente todos los países están tomando medidas –algunas muy fuertes– para contrarrestar este mal que nos aqueja.

No hay lugar del orbe en el que no se trate, hablé, discuta o se cuestione la consecuencia que generará este virus si no se actúa. Se toman las medidas pertinentes y se determinan los protocolos y acciones a seguir para evitar la propagación del coronavirus y los daños que este puede generar.

Ejemplos de naciones donde se han tomado las cosas con mucha seriedad y han logrado tener las menores consecuencias, son Rusia, Canadá, Estados Unidos y varios países europeos como Inglaterra o Dinamarca, asiáticos como Taiwán, y algunos latinoamericanos como Perú y El Salvador.

También tenemos casos como el de Italia donde la población no tomó conciencia de lo grave que podía ser el crecimiento exponencial de este virus y las consecuencias saltan a la vista, miles de infectados y muertos, el sistema de salud rebasado, nadie puede ocultar lo que en realidad ha pasado.

En nuestro país sucede todo lo contrario al resto del mundo, el gobierno y su Presidente han desdeñado lo que pasa en esas naciones, no les importa la información técnica de la Organización Mundial de la Salud ni las determinaciones técnicas de especialistas de la salud en los países donde ya han pasado por esa problemática.

La  confianza está minada, nadie entiende al Presidente y a su gabinete, pues solo hablan de la rifa del avión presidencial, y acusaciones contra los conservadores, ahora ha salido con estampas religiosas que lo protegen. Y qué decir de su Subsecretario de Salud que le guarda un culto irracional a la imagen presidencial, diciendo que la fuerza del Presidente es moral y no de contagio.

Todo ello, son acciones irresponsables que a la larga van a generar graves problemas, muchos más de los previsibles.

Además, sumemos la desinformación que genera que la gente no vea con seriedad lo que está pasando, el fin de semana pasado cientos de miles o quizás millones de personas abarrotaron los principales destinos turísticos, playas, balnearios, lugares de esparcimiento, el contacto fue continuo.

En el aeropuerto no hay protocolos ni medidas de seguridad, no se sabe quién puede estar contagiado y quiénes son potenciales focos de contagio,  todo esto sustentado en el desinterés que expresa el Presidente de la República y los miembros de su gobierno.

Han tenido que ser los particulares quienes han iniciado a tomar medidas de precaución. Las principales universidades del país han cerrado sus puertas desde el lunes pasado,  los tribunales locales y federales han actuado en consecuencia, lo mismo empresas e instituciones y el gobierno sin señales de seriedad para actuar contra el coronavirus.

Indistintamente de lo que haga el gobierno de México, la información que circula en el mundo es una señal de que debemos actuar, así que busquemos estar informados y quedémonos en casa, hasta que pase lo más gravoso de este período de cuarentena, porque ahora  México está en peligro.

@perezcuevasmx

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