Entrevista a Miriam Grunstein, experta en energía

Hace unos días, David Graham, periodista de Reuters informó de una reunión inusual de los representantes diplomáticos Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y otras seis naciones europeas –países con las mayores inversiones en México en materia de energía–, quienes expresaron su preocupación por la política energética del actual gobierno.

Preocupaciones que han impactado en la inversión externa en nuestro país pese a las declaraciones hechas por el presidente en noviembre pasado cuando señalaba que había muy buenas cifras en la materia “se van a sorprender porque vamos muy bien” aseguraba. Sin embargo la realidad apunta a lo contrario.

Miriam Grunstein, especialista en energía y académica del Centro México de la Universidad Rice, en plática con Siempre! recuerda que el gobierno ha suspendido licitaciones futuras y puesto en tela de juicio proyectos existentes como el gasoducto de Transcanada y el gasoducto de IEnova, que es una filial de Sempra Energy de Estados Unidos.

 

Miriam Grunstein, experta en energía

 

“No han cancelado nada pero están suspendiendo proyectos potenciales, lo cual es muy preocupante porque las empresas no invierten en un proyecto, invierten en un país y vieron a México como un mercado prometedor para sus inversiones”.

Apuntó que a las empresas especialmente las grandes, no les conviene tener un solo proyecto “necesitan tener un universo de proyectos para que valga la pena invertir activos en este país. Esa es la preocupación, las reglas del juego existen pero el presidente ha decidido no jugar conforme a las reglas existentes y ha colmado al sector energético de incertidumbre”.

Explicó que ante la delicada coyuntura por la falta de acuerdos en materia petrolera entre Rusia y Arabia Saudí, que aumentó la producción provocando que los precios del petróleo se fueran para abajo, representa más que nada un despliegue de poder, ante un escenario desdibujado de los bloques energéticos muy definidos como la Agencia Internacional de la Energía y la OPEP, y donde cada quien responde a intereses muy específicos y donde nuestro país resulta afectado.

Ante esta situación, advierte, no hay una política energética como tal del gobierno “No es realmente una política, es un decidir no hacer nada con lo viejo. Para tener una política energética tendrías que tener un rumbo y un objetivo y aquí el rumbo es muy incierto y el objetivo lo es todavía más”.

 

Desilusión absoluta

Al referirse a la visión que tiene los inversionistas extranjeros sobre el continuo apoyo a Pemex –que en el último cuatrimestre de 2019 reportó una pérdida de más de 169 mil millones de pesos, según un reporte de febrero pasado–, y la construcción de la refinería de Dos Bocas, en Tabasco, destacó que “hay una desilusión absoluta, sienten que nos dieron una credibilidad inmerecida, que cuando el capital extranjero apostó por la reforma energética, pensaban que había un cambio de narrativa sustantivo en México y ya se dieron cuenta que fue algo coyuntural de un gobierno queriendo tal vez lucir una pancarta política, pero que no había una intención seria de cambiar el modelo energético del país a largo plazo”.

Y tienen razón, fundamentó, “porque justo después de perder las elecciones de la forma infame como se perdieron, el PRI dejó de defender las reformas, guardó un silencio ominoso. No les interesó salir a defender la reforma porque creo que estaba de por medio el pacto de impunidad. Dijeron: nosotros ya hicimos lo que podíamos humanamente hacer, ahora nos toca salvarnos el pellejo y que no nos saquen los trapitos al sol de  Emilio Lozoya y de otros personajes especialmente macabros”.

Ante esta situación, la especialista en energía destaca que los inversionistas están volteando hacia otros lugares creo que les interesa muchísimo más Colombia y Brasil: “Porque Colombia era un país algo ignorado, no era un lugar de interés pero sucede que en ese país tienen un marco jurídico tan respetuoso de las leyes en materia de derecho que podría volver a ser un lugar interesante para explorar posibilidades de inversión”.

Por otro lado, apunta, “petróleo hay muchísimo en el mundo, la demanda es la que reina en este momento, se están peleando por encontrar a quien vender el petróleo, con este superávit y con estos precios si hay mucha oferta, lo que significa un pésimo escenario para nuestro país”.

La académica asociada al Centro México de la Universidad Rice asevera que lo que debería hacer Pemex es lo que están haciendo actualmente muchas empresas petroleras, “convertirse en una empresa de energía, más que de petróleo y gas. Buscar como desarrollar tecnología para biocombustibles, para autos alimentados de etanol o autos eléctricos. Deberían realmente satisfacer la demanda de los nuevos mercados pero Pemex está muy lejos de hacer eso”.

Señala que no está claro porque hay esa  obsesión con Pemex, “tal vez los orígenes tabasqueños del presidente marquen fuertemente ese fetiche y también está Rocío Nahle, a quien le encanta rasgarse las vestiduras de que México es un país petrolero a muerte y no es cierto. Nuestro máximo de producción en este momento fue de 3.5 millones de barriles que ciertamente no son despreciables pero no son los 13 millones que está produciendo Estados Unidos actualmente”, asegura.

Sin embargo, destaca Grunstein, que por primera vez se está viendo que Petróleos Mexicanos “se maneja conforme a los deseos del presidente, no del secretario de Hacienda y esa si es una novedad muy interesante”.

Lo cierto, asegura es que “el escenario internacional está complicado, ya que la desaceleración económica que va sufrir el mundo derivada del coronavirus afectará enormemente el valor del barril del petróleo. Hay frente a nosotros, advierte, un escenario de muchos claro oscuros”.