Ahora que al parecer todos son versados en virus y en epidemiología, se han vertido un sinnúmero de opiniones sobre el covid-19 y puntos de vista que parecieran estar unificados en una cuestión: “Todo lo que digan las autoridades podrá y será usado en su contra”.

No se trata de defender a priori las acciones gubernamentales, pero sí de llegar al justo medio y dejar a un lado las convicciones políticas, ya que los virus no son chairos ni conservadores o de izquierda o derecha, como en otros tiempos se decía.

 

Lo que el covid 19 nos trajo

A fines de abril de 2009, cuando el entonces Secretario de Salud informó que había decenas de casos de influenza no estacional, y por esa razón se suspenderían clases y se tomarían otras medidas, se alzaron voces de opositores al régimen panista que señalaban era una acción exagerada y hubo quienes, proclives a las teorías de conspiración, externaron sus temores de una devaluación del peso o un aumento de gasolina o…

Pero todo ha cambiado, 11 años después, cuando en nueve días (del 27 de febrero al 7 de marzo) se detectaron siete casos, se ha planteado que la acción gubernamental ha sido tibia o, incluso, deficiente pues habrá una gran epidemia y no se han tomado las medidas adecuadas, como sí se hizo en 2009…

También se dijo que la Secretaría de Salud no estaba preparada para afrontar esta contingencia, aunque el 27 de febrero el doctor Hugo López Gatell presentó a los medios el documento Preparación y respuesta ante covid-19, en el que se informó que la fase de preparación se inició el 16 de enero, mes y medio antes que se presentara el primer caso. Asimismo, se dieron a conocer tres posibles escenarios del curso de la enfermedad en México.

El primero es de Importación, en el que hasta el 9 de marzo nos encontramos, porque los enfermos contraen la enfermedad en otro país y puede haber brotes en la familia, los casos estimados son docenas. El segundo escenario es de Dispersión comunitaria, se presentan brotes comunitarios, es decir en localidades, pueden ser cientos. El tercer escenario es el Epidémico, en el que hay brotes regionales y dispersión nacional, se estima que habría miles de contagiados. En los tres escenarios, se considera que 85% de los casos serán leves y 15% graves.

Así que sí hay un plan de acción. Pero entonces se dice: “No estamos preparados para la epidemia”. Estrictamente, ningún país está completamente preparado para enfrentar una epidemia. Se contraargumenta: “Los hospitales tienen muchas carencias”, sí, pero son deficiencias que se vienen arrastrando desde hace sexenios. Claro que se olvida que el 3 de marzo Arturo Herrera, secretario de Hacienda, informó que se estaba evaluando qué medidas presupuestarias se podrían tomar en caso de presentarse una epidemia.

Por supuesto que también pasa inadvertido que el Índice Global de Seguridad Sanitaria, elaborado y publicado por la Universidad Johns Hopkins en octubre del año pasado, situó a México entre los cuatro países latinoamericanos mejor preparados para enfrentar una epidemia.

 

Lo que el covid-19 se llevará

Los expertos “epidemiólogos” refutan al doctor López Gatell, quien señaló que los síntomas eran parecidos a un resfriado común, porque se presenta fiebre, fatiga y tos seca; claro, omitió decir que no hay escurrimiento nasal (rinorrea, para hablar el lenguaje común de los “expertos”).

A partir del conocimiento previo de la mayoría de los virus envueltos, como los coronavirus, el Subsecretario aventuró que “cuando llegue el calor se va a acabar la transmisión”. Fue una afirmación temeraria pero con fundamento científico, ya que se tiene conocimiento de que estos virus envueltos son sensibles al calor y al clima seco, así lo ha referido doctora Isabel Sola, del Centro Español de Biotecnología: “cuando llegue el calor lo previsible es que los virus que salgan en las secreciones de una persona y caigan en superficies externas se inactiven, lo que reduciría su transmisión”.

Se trató de una generalización que comparten muchos científicos, aunque algunos con cautela han advertido que no se sabe cuál podría ser el comportamiento del covid-19, que habrá que esperar los meses de abril y mayo. Es decir que no fue una afirmación fuera de sitio, como algunos detractores virulentos quisieron hacer pasar.

Al margen de los intereses políticos, lo importante de este brote es que podrá servir para reforzar las medidas de higiene, como lavarse las manos con agua y jabón frecuentemente; no llevarse las manos a la cara; estornudar en un pañuelo desechable y tirarlo o en el ángulo interno del codo; mantenerse alejados de personas resfriadas o con síntomas de gripe (no todos somos “expertos” para hacer diagnósticos instantáneos).

Entonces, el covid-19 nos dejará un refuerzo de las medidas higiénicas y, tal vez, si nos mantenemos informados, tendremos armas para combatir la desconfianza a priori, que es una epidemia más terrible y perniciosa.

reneanaya2000@gmail.com

f/René Anaya Periodista Científico