Cree usted amigo lector que ¿Donald Trump, es un hombre supersticioso de creencias, o cábalas…? Se lo pregunto ya que de nueva cuenta y previo a la elección presidencial donde busca un segundo periodo en la Casa Blanca, se anunció una reunión con el mandatario mexicano, en esta ocasión Andrés Manuel López Obrador.
El miércoles 31 de agosto de 2016 el entonces candidato republicano a la presidencia, Donald Trump se reunió por espacio de 45 minutos con el jefe del ejecutivo mexicano Enrique Peña Nieto en la residencia oficial de los Pinos. Hablaron de migración, de la construcción del muro en la frontera y del comercio internacional.
Fue una reunión muy polémica, políticos, intelectuales y periodistas mexicanos opinaron… ”a ver si el presidente de la República tiene valentía y se va a fajar para decirle lo que le tiene que decir (a Trump) y tendrá que exigir que le pida disculpas al pueblo de México y cancelar lo que ha señalado, que construirá un muro como al estilo de la guerra fría en Berlín”, expusieron los legisladores perredistas.
El intelectual y catedrático universitario Carlos Elizondo Mayer Serra… ”pues Trump vino a decir que sí va a construir el muro si gana, pero que todavía puede negociarse quién lo va a pagar…”.
El periodista León Krauze, escribió en Twitter… ”no habrá muro señor. Y usted debe disculparse señor. Era tan fácil, pero lo dije desde un principio: la confrontación no está en el ADN de Peña Nieto”.
El presidente mexicano escribió en Twitter… “creo en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo y principalmente, para proteger a los mexicanos donde quiera que estén”.
El candidato republicano dijo sobre la reunión… “tengo mucho respeto por las comunidades mexicanas en Estados Unidos, pero hay aspectos de la relación bilateral con los que no estoy de acuerdo, nadie gana donde los traficantes de personas y drogas toman a personas inocentes, cuando los carteles comenten delitos violentos, cuando las armas ilegales y los flujos de dinero entran a México”.
Y como resultado de esa reunión el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray quien la gestionó, coordinó y la operó, presentó días después su renuncia al cargo por la andanada que criticas contra el presidente Enrique Peña Nieto.
Lo que no podemos dejar de lado es que esta reunión fue un escaparate muy importante para el candidato republicano y un apoyo del gobierno mexicano para un candidato que buscaba entonces la presidencia de otro país, la de los Estados Unidos.
Bueno y todo esto lo saco del cajón de los recuerdos ante el anuncio de hace unos días de que nuevamente el presidente de México, en esta ocasión Andrés Manuel López Obrador, se reunirá con el candidato, presidente Donald Trump, quien está en plena campaña electoral en busca de un segundo periodo, el motivo “agradecer toda la ayuda que ha brindado a México ante la pandemia del Coronavirus”.
De este cajón también extraje lo publicado por el periódico The Washington Post, donde se afirma que “la visita a Peña Nieto se volvió más importante en las semanas recientes en que el magnate se debatía por mantener sus incendiarias propuestas como la de deportar a 11 millones de migrantes indocumentados para conservar a sus electores y, flexibilizar sus posturas para lograr mayor apoyo a medida que se acercaran las elecciones presidenciales estadunidenses del 8 de noviembre de 2016”.
No podemos dejar de lado el peso específico que tendrá la reunión, que se diga o no, representa de nueva cuenta un apoyo político implícito del gobierno mexicano para el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos.
La relación entre el México y los Estados Unidos que había en 2016, no era sencilla, sin embargo, ahora las cosas son muy diferentes, Andrés Manuel López Obrador se refiere a su contraparte estadounidense como su amigo y sobre la sociedad de aquella nación ha dicho… “juremos que nada ni nadie separe nuestra bonita y sagrada amistad”.
En el evento por el inicio de los trabajos de construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, expresó… “México es amigo del Gobierno de Estados Unidos y quiere seguir siendo amigo de Donald Trump”.
Y Donald Trump no ha dejado de elogiar a su homólogo mexicano, llamándolo “un muy buen amigo” y con “una tremenda inteligencia”.
La posible reunión (y permítame dudarlo principalmente por el lado del mexicano) tiene una serie de elementos que ameritan repensar y analizar detalladamente lo que implica, sobre todo, cuando en este momento el candidato-presidente Trump se encuentra entre 6 y 8 puntos por debajo de su contrario demócrata Joe Biden. Donald Trump tiene una agenda político-electoral que le permiten mezclar las 2 funciones que realiza. El gobierno mexicano no debe dejar de lado esta compleja dualidad.
Como interpretaran los representantes estadounidenses (los diputados) mayormente demócratas, de este posible encuentro, sobre todo ahora que esta por entrar en operación el nuevo T-MEC.
La política está presente en cualquier reunión de un presidente y sin duda alguna en un candidato que busca llegar (o mantener) la presidencia.
Cuál será el costo para Andrés Manuel López Obrador de esta reunión, cuál será para su partido Morena y, tendrá consecuencias entre los integrantes de su partido, alguien tendrá que pagar los platos rotos o no.
Ya viene el verano que nos traerá un nuevo capítulo en la relación México-Estados Unidos, con la tentativa reunión López Obrador Trump, donde la política será el eje central.

