El tiempo inexorable sigue su marcha. Los infectados y muertos crecen y el hombre encerrado en su infinitesimal existencia, observa que pese a los adelantos científicos de la medicina, no se encuentra preparado para enfrenar las fuerzas insondables de la naturaleza. Por eso regresa a sus creencias antiguas. La enfermedad se abate sobre todo el planeta, diezma las poblaciones orientales, europeas, africanas y americanas. Regresando la vista hacia al pasado el hombre ha resucitado los recuerdos de la peste.

En estas horas aciagas, destaca como en Italia, quienes conducen el Estado, derraman lágrimas de dolor e impotencia por haber perdido el control de la pandemia. El espectáculo es conmovedor. Como conmovedor es ver en el Vaticano al Papa en una desierta plaza frente a San Pedro, orar por toda la humanidad. Y recordarnos la fragilidad de la vida.

En México, se desdeñó desde el poder la seriedad con que debería enfrentarse el flagelo. Ante las muestras de frivolidad, ineptitud e incompetencia la sociedad respondió organizándose y rebasando los poderes instituidos. Más aun cuando burlonamente se utilizaron símbolos religiosos que nuestro pueblo respeta y lleva tatuados en el alma y en el inconsciente colectivo.

Paradójicamente, el modo de ser nacional, llevo a muchísimos a sentir que si de algo me he de morir, pues ni modo. Y el ejemplo desde el escalón más alto del gobierno de “vale madrismo”  tuvo sin duda seguidores y aplaudidores del  “aquí no pasa nada”. Esta actitud, contrastaba con voces serias que desde el gobierno alertaban de tomarlo en serio y adoptar medidas de prevención y mitigación. Hoy recordar el tiempo perdido o reclamar la respuesta dada entre soberbia, arrogancia e ineptitud a nada conduce.

Las voces que se alzaron para reclamar la falta de seriedad fueron ignoradas en el mejor de los casos o linchadas por la feligresía incondicionales que se alienta desde el poder. Hasta hace pocos días, y debido a la evidencia de lo que sucede en resto del mundo, se han tomado apresuradamente acciones para paliar la crisis. Hoy a nadie podrán convencer que se actuó a tiempo y en razón de las circunstancias.

En estos momentos están  preocupados y agobiados, cuando hace unos cuantos días hicieron el inventario de instalaciones, equipo, materiales y personal del sistema de salud, pudieron percatarse que estaban reaccionando tarde y mal.  Recién un par de días, celebraron contratos para comprar mucho de lo que se necesita. Y esto no puede ni debe callarse. Se jugó con la vida de millones de compatriotas. Ah y además piden una tregua a las críticas hacia la conducción de la crisis.

En mi caso, no milito en ningún partido, ni tengo especial interés en que fracase el nuevo gobierno. La crítica al poder es parte del ejercicio democrático. Solo que México, es una suma de sus partes. Por eso sostengo y coincido con muchos demócratas de  que es momento de unirnos, de luchar codo con codo por el porvenir de México. Que unidos,  con el gobierno; en contra de él o a pesar de él, habremos de superar esta prueba.

El reto no es fácil, Francia, Italia, España y otros países tan cercanos en el afecto de nuestro pueblo, o  los mismos Estados Unidos;  los vemos como luchan denodadamente contra el corona virus y a veces nos pasmamos. Pero los mexicanos habremos de sacar la casta, cuidarnos solos y salir avante.

Estas horas aciagas sacaran del alma colectiva lo mejor. Que nadie nos divida. Quien aviesamente pretenda polarizarnos, dividirnos o generar enconos entre hermanos,  será históricamente derrotado.