Es un tema que se está volviendo recurrente en muchas partes del mundo. Los datos que se han dado a conocer respecto a los contagiados, fallecimientos o personas que se han recuperado en esta pandemia provocada por el Covid-19, están siendo cuestionados en diferentes estratos sociales.
Si bien las discrepancias se pueden deber a la sorpresa con que muchos gobiernos fueron tomados por una pandemia que en cuestión de pocos meses se volvió una crisis de salud, hay dudas respecto a las cifras que se dan e, incluso, se especula la existencia de un subregistro de casos, mayor a lo que indican las cifras oficiales.
Y para reforzar esta tesis, las denuncias de que algunos pacientes se clasifican con otras enfermedades –como la neumonía atípica, según denuncias en México–, o que se desestimaron reportes que alertaban el problema de salud que venía, como ha sido el caso de Estados Unidos, son muestra de que quienes han mostrado escepticismo pueden no estar equivocados.
Sin duda, muchas serán las lecciones que nos dejará la pandemia, pero una de las más importantes será la necesaria transparencia de los datos y decisiones de gobierno para enfrentar no sólo problemas de salud pública, sino cualquier riesgo para la población.
