Desde hace cinco años un periódico madrileño, el ABC, informó profusamente sobre la vinculación del régimen bolivariano chavista con el narcotráfico, algo, además, que no era precisamente secreto, los servicios de inteligencia del nuevo continente y de la casi totalidad de Europa lo sabían con puntos y comas. Otro periódico estadounidense, The Wall Street Journal, meses después ratificaría lo publicado por el centenario diario ibérico.
Ahora, el viernes 27 de marzo, la fiscalía general de la Unión Americana, encabezada por William Barr, presentó cargos por narcotráfico, contra el jefe del régimen bolivariano de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, once colaboradores suyos y dos dirigentes de la “desaparecida” guerrilla colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), ofreciendo —a la vieja manera del Lejano Oeste de EUA—, millonarias recompensas hasta por 50 millones del billete verde (dice el cartel acostumbrado: REWARD, OF UP TO $15,000,000.00 USD For information leading to the arrest and/or conviction of: Nicolas Maduro Moros. La traducción es innecesaria).
Aunque la bolsa es alta, no es la más importante que el Tío Sam haya ofrecido en su historia. En el primer y segundo lugares se ofrecieron respectivamente 25 millones de dólares por el terrorista Osama Bin Laden —el supuesto responsable del ataque a las Torres Gemelas en Nueva York en septiembre de 2001, que fuera abatido en 2011 en Pakistán—, y por el terrorista egipcio Ayaan al Zahahiri, actual jefe del grupo yihadista Al Qaeda. Y, en tercer lugar, está un mexicano, tasado en 20 millones de dólares, el prófugo Rafael Caro Quintero, cuyos atributos criminales son conocidos por todo mundo. En cuarto lugar está ahora el “hombre que habla con los pajaritos”, el sucesor de Hugo Chávez Frías, Nicolás Maduro Moros.
¿Cuándo caerá?, quién sabe, pero ya está señalado por el marshall que todo lo castiga, aunque diga que no es el “policía universal”. En este sentido, el Programa de Recompensas de Narcóticos (NRP) del Departamento de Estado de EUA nunca ha sido pichicato, aunque a veces no se sabe si la recompensa llegó a las manos del o de los denunciantes. Desde que comenzó este programa, en 1986, más de 75 narcotraficantes han sido presentados ante la justicia y el erario público ha desembolsado más de 130 millones de dólares por tal motivo.
De acuerdo a la denuncia del fiscal general de EUA, William Barr, en una conferencia de prensa en Washington, “el régimen de Maduro es criminal y corrupto…mientras los venezolanos sufren en esta trama se enriquecen por medio del dinero del narcotráfico y la corrupción”.
Entre los imputados en juzgados federales de Nueva York, Washington y Miami, aparte de Maduro y de Diosdado Cabello —el brazo derecho de Nicolás—, están el juez del Tribunal Supremo de Venezuela, Maikel Moreno, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, el vicepresidente Tareck el Aisami, el mayor general del ejército Clíver Alcalá, refugiado en Colombia y el jefe de Inteligencia Hugo Carvajal (huído a España, actúa prófugo de la justicia).
También se presentaron cargos contra los guerrilleros Luciano Marín, alias “Iván Márquez”, y Seuxis Paucis Hernández Solarte, mejor conocido como “Jesús Santrich”, cabecillas de las FARC que tomaron parte en las negociaciones de paz con el gobierno colombiano, pero poco después regresaron al clandestinaje. Tanto Iván Márquez como Jesús Santrich retomaron las armas porque según ellos el Estado colombiano traicionó los acuerdos de 2016 que pusieron fin a la guerrilla más antigua del continente: más de 50 años.
Geoffrey Berman, uno de los fiscales que han investigado en el último lustro la actividad del Cártel de los Soles —nombrado así por las insignias en forma del astro rey que llevan en la solapa los altos mandos militares de Venezuela—, afirma que el “alcance y la magnitud de esta supuesta trama de narcotráfico fue posible solo porque Maduro y sus cómplices corrompieron las instituciones de Venezuela y proporcionaron el amparo político y militar necesario para los crímenes de narcotráfico descritos en nuestros cargos”. Aún más, Berman agregó que “Maduro y los otros acusados tenían la intención expresa de inundar EUA de cocaína para perjudicar la salud y el bienestar del país. Maduro desplegó muy deliberadamente la cocaína como arma”. De acuerdo a los fiscales del caso, el gobierno venezolano inundó a la Unión Americana —desde 1999—, de droga con asistencia de la guerrilla colombiana hasta con 250 toneladas métricas de cocaína.
Cuando la fiscal general del distrito sur de Florida, Ariana Fajardo Orshan presentó las acusaciones contra el mandatario venezolano y su equipo, dijo algunas palabras que pasarán a la historia: “Tengo un mensaje para los altos cargos del chavismo”: la fiesta se les está acabando”. !Ojalá!
Si Nicolás Maduro llegara a ser extraditado a EUA, y fuera declarado culpable, enfrentaría un juicio y una pena máxima de 50 años de cárcel. Estas acusaciones en contra del sucesor de Hugo Chávez y del “gobierno” bolivariano es sin duda la acción más importante en contra del “jefe revolucionario” y su régimen desde que en 2019 la administración de Donald Trump declaró el embargo petrolero contra el país sudamericano e intervino Citgo, filial estadounidense de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Esta querella judicial recuerda la Operación Causa Justa —la invasión militar de EUA del país del canal en Centroamérica—, dispuesta en tiempos del ex presidente de EUA, George H.W. Bush de 1989 para capturar al dictador panameño Manuel Antonio Noriega Moreno que durante diez días se refugió en la misión diplomática del Vaticano en la Ciudad de Panamá. Noriega fue el primer presidente latinoamericano acusado de lavado de dinero y de colaborar con el Cartel de Medellín del tenebroso Pablo Escobar Gaviria. Después fue enjuiciado en EUA, donde purgó muchos años de cárcel, posteriormente fue trasladado a Francia donde también estuvo en la cárcel y finalmente trasladado a Panamá donde murió en 2017 en malas condiciones físicas.
Con estos antecedentes, no sorprende que el fiscal William Barr haya tratado de “explicar” la actuación de su país: “No actuamos como la policía del mundo, pero sí para defender los intereses de EUA”. Con tan contundente giro de tuerca, protagonizado en esta ocasión por el poder judicial de la Unión Americana, se multiplica la presión contra la “revolución bolivariana” —herencia de Hugo Chávez—, en medio del terrible embate del “coronavirus” en prácticamente todo el planeta. Por eso, Barr agregó: “Este es el mejor momento, porque los venezolanos necesitan un gobierno capaz de afrontar la pandemia”.
Aprovechando la circunstancia, el fiscal Burr agregó: “Pensamos que la mejor forma de apoyar al pueblo de Venezuela en este periodo es buscando que la corrupción salga del país. Mientras los venezolanos sufren, estos operadores hacen de las suyas…el gobierno de Maduro es corrupto y criminal, han traicionado al pueblo y corrompido la cúpula institucional. Esto tiene que llegar a su fin”. En el expediente contra el delfín de Hugo Chávez y la cúpula bolivariana se ha incluido la investigación del vuelo de Air France, que en 2013 transportó desde Caracas a París más de una tonelada de cocaína, decomisada gracias a una acción conjunta de las policías francesa, española y holandesa.
El cartel de recompensa por $15,000,000.00 de dólares ofrecido por el gobierno de EUA para lograr la captura de Nicolás Maduro Moros, inmediatamente provocó la respuesta del canciller de Venezuela Jorge Arreaza, que declaró: “Este cartel es un nuevo acto de golpe de Estado, quieren empañar la lucha del gobierno de Nicolás Maduro contra el narcotráfico…Ofrecer recompensas al estilo de vaqueros racistas del lejano Oeste demuestra desesperación”. Como colofón a su defensa de Maduro, Arreaza afirmó que se trata de una represalia ante el supuesto éxito del “modelo propio e inédito” que emplea la revolución contra el coronavirus. Y que los señalamientos eran “miserables, vulgares e infundados”.
A su vez, el llamado popularmente “el presidente pueblo”, NIcolás Maduro, dijo en televisión: “!Ratifico mi denuncia! Desde EUA y Colombia se conspira y han dado orden de llenar de violencia a Venezuela. Como jefe de Estado estoy obligado a defender la paz y la estabilidad de toda la patria. !No han podido ni podrán!!”. Además, el mandatario venezolano contraatacó a Donald Trump por la acusación, describiéndolo como un “miserable que pasará a la historia como el más dañino e irracional de los presidentes estadounidenses”. Y, al descargar su “furia bolivariana” amenazó si la oligarquía colombiana y el imperialismo llegaran “a tocarle un pelo a alguno de nuestros líderes se arrepentirán toda su vida. Podemos llegar lejos, no se lo imaginan, hasta dónde podemos llegar. Queremos paz, dejen quieto a quien quieto está”. Todo obedece, aclaró, a que Trump está perdiendo la reelección, todas las encuestas lo dan como perdedor.
No es fácil hacer predicciones sobre el resultado de las acusaciones de narcotráfico contra de Maduro y sus principales “socios”. Continúa, hasta el momento, con la “fidelidad” del ejército y sus jefes, amén del apoyo de China, Rusia y Cuba, que no es poco aunque Juan Guaidó cuenta con el respaldo de Donald Trump y otros 50 países, aunque el apoyo de estos no es más que de saliva. Además, no es nada fácil que el residente de la Casa Blanca ordene la invasión de Venezuela. No son los tiempos de Antonio Noriega.
En tanto, el general Clíver Alcalá se entregó el viernes 27 de marzo a los colombianos —residió en Barranquilla los dos últimos años, desde que peleó con Maduro—, quienes a su vez lo enviaron a Nueva York en un vuelo especial. En su cuenta de Instagram, Alcalá publicó un mensaje que dice: “Familia me despido por un tiempo. Estoy enfrentando mis responsabilidades por mis acciones, con la verdad”. El Tiempo de Bogotá publicó la versión. Este juego de billar todavía tendrá muchas carambolas. VALE.