A nivel mundial estamos asistiendo a dos grandes retos: el virus de tipo sanitario y el virus del desempleo. Me referiré a este último, que se está expandiendo  a una gran velocidad en México, en dónde ya veníamos con un desgaste importante que se está agudizando ante esta coyuntura.

El problema es que cuando existe el desempleo, este proceso es expansivo porque la gente no tiene recursos, no puede consumir productos o servicios, y esto genera que el mercado se contraiga y se produzca un ciclo negativo que sólo puede corregirse con un plan de largo plazo de unos cuatro o cinco años. Es decir, no es un virus fácil de atacar.

¿Cuáles son las áreas más afectadas cuando pega este virus? Definitivamente hay un alto impacto en las pequeñas y micro empresas que generan la mayor cantidad del empleo, entonces ante contingencias como la que estamos viviendo, esas empresas se mueren porque no tienen los recursos y no tienen apoyo; por tanto se necesita generar una logística para salvarlas.

Pero, ¿cómo hacemos para salvar a los que van a quedar sin empleo y a las micro y pequeñas empresas que requieren ahora un apoyo urgente?

Con mecanismos de apoyo desde el punto de vista de diferir sus impuestos, de pagos de luz u otros servicios, es decir, en otras palabras, de flexibilidad hacendaria. De no hacerlo, los daños que va a generar en el caso del desempleo podrían afectar hasta un millón y medio de personas.

No es poca cosa, se requiere de una medicina que es el dinero y facilidades de pago, porque si no la sobrevivencia de las micro y pequeñas empresas será muy corta. Por eso el Consejo Coordinador Empresarial, con todos los organismos de todos los niveles, están solicitando apoyos muy lógicos y necesarios para atacar con seriedad el virus del desempleo.

Y lo que debe preocupar es ¿dónde está el Comité o el Grupo que va a atender los daños que van a tener las empresas por el virus económico?, ¿dónde está la Secretaría de Hacienda, la Secretaría de Economía, el CONACyT, la Secretaría de Agricultura o la Secretaría de Energía? ¿Dónde están?

Todos ellos tienen responsabilidades en la parte económica, responsabilidad social y responsabilidad política con todos los ciudadanos. Ellos son quienes deben encontrar soluciones eficientes para evitar que aquellas empresas que no puedan pagar sus obligaciones no por gusto sino por necesidad, que no se conviertan en delincuentes hacendarios ante el SAT.

La OCDE ha hecho muy claras recomendaciones: diferir ciertos pagos o la contención algunas aportaciones, pero ¿qué ha dicho al respecto el grupo económico de este Gobierno?

Se están tomando decisiones tardías y están generando un proceso de deterioro mayor al que ya traíamos y, de seguir así, se generará un proceso de destrucción de la vida económica. Como ciudadanos, debemos exigir a los diferentes actores con diversas responsabilidades que nos digan qué van a hacer y cómo piensan organizarse para que nos den una solución.

La inactividad de los actores económicos, políticos y sociales no hace más que generar inseguridad y temor en los ciudadanos, y esto es lo que hay que evitar: miedo, depresión, incertidumbre. Si el Gobierno da líneas de acción claras y responsables, entonces tendríamos la capacidad de afrontar los problemas, pero si no es así, el reto es mucho mayor y podría desencadenar en una ruptura violenta de la sociedad y desajustes dentro del propio gobierno.