El pasado 2 de abril de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador emitió un decreto que ordenaba la extinción, sin excepción alguna, de los fideicomisos públicos sin estructura orgánica, mandatos o análogos de carácter federal. De manera inmediata, la decisión presidencial colocó en una fuerte coyuntura  a diversos sectores de la sociedad, especialmente en los ámbitos de la cultura y las ciencias, lo cuales serían fuertemente afectados por la medida. Una particular  reacción originó  el caso del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), recurso de apoyo capital para numerosos creadores y profesionistas de la esfera cultural mexicana, que ha sido defendido por una buena cantidad de personalidades dentro del rubro. Sin embargo, las peticiones por excluir al FONCA de la determinación gubernamental y optar mejor por una revisión profunda de su funcionamiento, convergieron con una desatinada política de comunicación por parte de las dependencias federales involucradas y polémicas expresiones por parte de la titular de la Secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.  En aras de contribuir a un debate de altura respecto a este tema, Siempre! publica la postura de tres personalidades de primer nivel en el mundo de la cultura nacional y presenta su visión alrededor de la nueva disyuntiva a la que s enfrenta el sector.

“Se deben dejar fuera los discursos generalizadores y maniqueos”
Adriana Romero-Nieto | Editora

El FONCA, que ya ha tenido reformas, si bien necesita modificarse –toda institución es perfectible– para garantizar mayor democratización de los beneficios y exigencia en la calidad, ha sido un pilar para la cultura de este país. No en balde, si se revisa su historia, gracias a su existencia obras relevantes fueron posibles. Garantizar su preservación hoy, en tiempos aciagos, es más urgente que nunca. Tras escuchar las recientes entrevistas a Alejandra Frausto y Marina Núñez, pareciera que eso se busca, pero la torpeza de la comunicación de la política pública en materia cultural ha fomentado el sospechosismo.

Por un lado, se deben dejar fuera los discursos generalizadores y maniqueos. Basta ya de la estigmatización al gremio cultural. Que ciertos funcionarios nos califiquen de “privilegiados”, “red de compadrazgos” y “herederos del régimen salinista”; y, luego, se nos mande “serenarnos “ es inadmisible. Y suma al ruido y mucho entorpece el diálogo. La cultura no debe verse como enemiga del cambio buscado por la 4T, sino todo lo contrario: como un espacio de libertad, discusión y crítica; y, sí, como un sector que participa en la economía como lo han comprendido otros países: Estados Unidos entendió el poder del cine tras la Segunda Guerra Mundial; Francia, similar, con la industria editorial.

Además, la política pública debe transmitirse con claridad y prontitud. Los mensajes fragmentados, tardíos y contradictorios sólo animan el descontento, el ruido mediático, y dan la impresión de que no se planifica. En el caso del FONCA, primero se habló de eliminar todos los fideicomisos, luego que habría excepciones dentro de las cuales entraría el FONCA, después el presidente dijo que no quitaría las becas pero que no habría excepciones y al final  salió un comunicado diciendo que el FONCA se integraría a la Secretaría de Cultura. Todo este entramado se asemejó más a una película de espías que a un gobierno firme y organizado. Apenas el pasado martes 20 de abril la Secretaría de Cultura, en una entrevista para canal Once, aclaró algunas de las dudas del gremio y afirmó que el FONCA, al incluirse a la Secretaría, tendría “certeza jurídica, administrativa y presupuestal”, luego se sumó la muy eficiente y aclaratoria entrevista, en el 22, a la Subsecretaria de Desarrollo de Cultura. Ambas explicaciones se reconocen pues sanean la contaminación informativa, pero debieron ocurrir antes.

No hay que atizar la flama, luego, hasta ver la humareda, prender los faroles.

 

 

¿Con o sin apoyo?
Sandra Becerril | Escritora

Durante semanas tuvimos incertidumbre sobre lo que sucedería con el FONCA, después del decreto firmado por el presidente para la extinción de fideicomisos.

El fondo era cuestionado con frecuencia. Si se otorgaba por amiguismo, siempre existieron esos rumores, nunca se comprobaron. Sin embargo, ahora hay todavía más preguntas y su incorporación a la estructura gubernamental no asegura a nadie que esto no suceda y, sobre todo, no se sabe cómo se otorgarán los apoyos, cómo se distribuirá el dinero, si Cultura pagará o no a los artistas (es bien conocido que debe aún mucho a gente de diversas disciplinas; yo misma tuve que esperar meses, casi un año entero, para un pago de una actividad para la que la Secretaría me estuvo buscando).

Entre estas preocupaciones se encuentra la cuestión de si tendremos ,como artistas, que dejar nuestro trabajo en jueces que decidirán qué está bien y qué no está bien narrar. Le quitan autonomía y ¿qué es el arte sin libertad de creación?
Leo diversas reacciones de compañeros de numerosas disciplinas que exhiben en redes su indignación sobre el tema, dan listas de películas, documentales, libros, muestras artísticas, que no hubieran sido posibles sin este apoyo. Leo la indignación de todo lo que nos ha sido arrebatado, sobre todo, el poco reconocimiento que da el gobierno a nuestro trabajo y a nuestro valor al tomar este tipo de decisiones (entre otras tantas).

Encuentro también, por otro lado, aquellos que se alegran, están los que hablan del dedazo en los apoyos con todas sus letras, de la bola de plastilina con el plátano pegado que también no se hubiera “creado” sin el FONCA.

Llevo veinte años de carrera como guionista y novelista y apenas de forma reciente recibí un apoyo del FONCA. Antes, ya llevaba dieciséis novelas publicadas y numerosos guiones filmados. No recibir este apoyo jamás me detuvo para continuar creando, al contrario, aprendí a buscar alternativas para continuar, lo cual me llevó por caminos que otros no habían explorado por estar precisamente, recibiendo apoyos. Senderos con los que he llevado mi trabajo hasta tierras como Japón, España o Hollywood. Vivo de mis letras por completo. Aprendí a hacerlo de esa manera y eso me permitió ser libre.

Conozco también artistas que han aprovechado el apoyo, no sólo del FONCA sino de IMCINE, EFICINE y FOPROCINE cuyo trabajo derivó en propuestas cinematográficas y literarias de gran calidad. De por si en México no existe una industria cinematográfica como tal: siempre estamos entre la fina línea entre el apocalipsis y sobrevivir, entre los Blockbuster y el mínimo apoyo de las distribuidoras al cine mexicano. Me consta que es un cine hecho con mucho esfuerzo, que pocos pasan de la ópera prima por las mismas complicaciones. Sé de compañeros fotógrafos, escritores, cineastas, dramaturgos, artistas, creadores en conjunto que gracias al FONCA se reunieron, crearon, promocionaron y lograron exhibir su trabajo que, quizá de otra forma, no habría sido posible. O quizá sí. Lo que es un hecho es que el FONCA vio nacer generaciones enteras de creadores que, sin embargo, no siempre obtuvieron lo mejor de sus respectivas ramas. He ahí la queja de muchos y el origen de los rumores de la institución.

Los artistas continuarán creando con o sin el apoyo. Será más complicado para los beneficiarios, cierto, pero tampoco se acabará el arte. Esa pintura, ese libro, ese guión, esa muestra, se realizará con o sin beca. Porque somos creadores, tenemos esa necesidad de “crear”. Debemos resistir como lo hemos hecho a lo largo de toda la historia.

Aún queda la esperanza de que el FONCA caiga en buenas manos. Fe de que no tambaleen tantos proyectos aún no escritos, de que Cultura lo lleve a buen término y no sea solo un insulto para los creadores. Lo que es una realidad es que la Secretaría de Cultura debe apoyar, promover y fortalecer para lo que fue creada, para la cultura, para el arte. El FONCA no está desapareciendo, está evolucionando que no es poca cosa en un país con tanta desigualdad, que cada vez se marca más por las actuales circunstancias. Veremos. Todo es un cambio constante, el arte se basa en esto. Basta con echar un vistazo a lo creado por generaciones, más o menos cada diez años, la evolución. Lo que sucede es otra más de tantas posibilidades.

Lo preocupante es que el FONCA no es lo único que peligra: el gobierno actual ha dado muestras fehacientes de un completo desinterés por la cultura entera, la libertad de expresión, el pensamiento, enardeciendo la ignorancia, la separación entre mexicanos y el fanatismo.

Pienso también que el FONCA se desvirtuó desde su mencionada creación a la que ahora se apela tanto en redes sociales. Es momento de cuestionarse si en verdad siguió el camino que sus fundadores idealizaron.

Recuerdo varios nombres de colegas escritores que gracias al apoyo del FONCA ganaron un lugar importante en la literatura mundial. Y también evoco a tantos otros quienes llevaron las letras y el cine mexicano a lugares insospechados sin apoyo alguno.

El FONCA, en cierta manera, provocó un mundo mejor para algunos artistas. No obstante, todos los que en verdad deseamos crear, lo hacemos desde nuestra trinchera, con o sin apoyos, para que la humanidad sobreviviente de la cultura y el arte no sólo sobreviva, sino que encare la realidad sin ninguna restricción.

 

Existe una falta de perspectiva histórica”
Eduardo Cruz Vázquez | Académico

Son varias las lecciones del “affair FONCA”. Un affair prolongado, tortuoso, ya que comenzó hace más de un año con el escándalo que llevó a la renuncia de Mario Bellatin, su primer secretario ejecutivo. Una de ellas, es la falta de perspectiva histórica para comprender el origen y desarrollo del fondo. Esto nos lleva a la segunda; son visibles por ello, dos bloques generacionales. Primero, el que vio nacer el mandato blanco ,de las diatribas de la secretaria Sandoval, y objetivo (en el sentido bélico) de la tramposa secretaria Frausto. El otro es aquel que, ignorando o soslayando el sentido original, sin tener más referente del mecenazgo de Estado, se lanza genuinamente en su defensa.

Una tercera lección, que une a ambos bloques, es la incapacidad de ver las otras pérdidas: citemos por ahora el brazo fiscal y su intención de ser un fondo para inversiones, no solo para dar becas. No veo cómo revertir esta determinación en un escenario en el que se trata de “la decisión presidencial”.

Importa ver al futuro. ¿Puede llegar a existir otro FONCA, lejos del ogro filantrópico? Claro que sí.  Por ejemplo, podemos aclimatar experiencias como las de Bolivia y Colombia, donde los bancos centrales juegan un rol complementario en las políticas culturales de aliento a la creación, en la protección del patrimonio y en la promoción de la inversión en infraestructura cultural. El sector es mucho más amplio de lo que lamentablemente se ve.