“Mi único amor siempre ha sido el de la Patria;
mi única ambición, su libertad”.Simón Bolívar
Una de las pocas y gratas experiencias provocadas por el confinamiento forzoso, obligado por la Covid-19, sin género de dudas es la fortaleza espiritual constituida por las expresiones culturales que se adaptaron a las nuevas tecnologías para facilitar una reclusión menos angustiante a una gran mayoría de la población.
Al inicio de la pandemia, pocos apostaban a la potencia de esta nueva ruta garantizadora de los derechos culturales; muchos consideraron que era inviable ante la gran oferta en plataformas cinematográficas y televisivas accesibles a la mayor parte de la población.
No obstante las reticencias y resistencias, el gobierno de la Ciudad de México le apostó a la consolidación de la plataforma www.capitalculturalennuestracasa.cdmx.gob.mx como canal de difusión del quehacer cultural de la Ciudad y puente de comunicación hacia otras expresiones culturales de la República Mexicana y del mundo.
En sus primeros sesenta días de operación continua, esta plataforma ha generado más de 25 millones de impactos positivos, lo que nos ha demostrado que la población tiene una capacidad de elección y de interés hacia aquellos procesos culturales a los que (muchas veces por tiempo, costo y distancia), tradicionalmente no puede acceder presencialmente; eventos cerrados como lo eran -hasta antes de la pandemia- la mayor parte de los que se celebraban en el mundo.
Las reacciones positivas a este proceso de socialización de la cultura despertaron el interés de Buenos Aires, a fin de establecer un puente cultural -vía plataformas- con nuestra Ciudad; el éxito alcanzado permitió que ambas ciudades convocáramos a Barcelona y Bogotá a construir un enlace virtual que, inspirado en la Patria Grande, nos permita un sólido enlace libertario entre Iberoamérica.
Así, bajo el nombre de Ciudad (es), nos hemos lanzado a una aventura cuyo resultado augura una relación mucho más estrecha, a pesar de la distancia, que los procesos anteriores fincados en una diplomacia cultural presencial cuyo valor no subestimamos, pero cuya producción ha demostrado ser mucho más lenta y elitista que el proceso recién iniciado.
Estamos convencidos de que la cultura y las artes son nuestro espejo: sinónimos de trabajo compartido y de solidaridad, y de que en ese plano horizontal también podemos reflejar nuevas formas de ser sociedad en las que la paz, la reconciliación con nuestro medio ambiente, la libertad, la equidad y el respeto a la diferencia sean las señales identitarias del presente y del futuro.
Por ello, Ciudad (es) Cultura está llamada a ser esa puerta abierta por donde ingrese fortalecido ese espíritu bolivariano que se expresa en una Iberoamérica reunida en torno al amor de su gente y de sus ambiciones creativas y libertarias.