Es curioso, sin embargo, la ciudadanía se queja, un día sí y otro también que la oposición no existe, con muy mala leche, culpan a los expresidentes Calderón y Peña, del resultado electoral de 2018, se les olvida que en este país desde hace ya más de dos décadas, existe un Sistema Nacional de Elecciones que funciona, unas veces bien y otras veces muy bien, selectivamente también olvidan que somos todos, los ciudadanos de la República, los que junto con el Instituto Nacional Electoral, organizamos la elección y la alimentamos con nuestra participación por la vía del voto libre y secreto.

Por alguna extraña razón, a la ciudadanía se le olvida que fueron ellos, que fuimos todos, los que en 2018 decidimos a quién apoyar para Ejecutivo Federal, y a quien retirarle la confianza. A quienes ayudar y a quienes no, para que aterrizaran tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, hasta el 2024 y el 2021, respectivamente. Lamentarse o arrepentirse, de poco sirve.

El resultado es de todos sabido, fue tal la algarabía, que el partido en el poder goza de un estatus dominante en ambas cámaras, son la 1ª minoría en el Senado y tienen la mayoría simple en la Cámara de Diputados, si a ello le sumamos los votos de sus aliados, el resultado es más que obvio.

¿De qué se queja entonces el ciudadano cuándo voluntariamente negó un contrapeso al interior del Congreso? Por ejemplo, el PRI apenas alcanza un poco más del 10% de representación en el Senado y difícilmente alcanza ese mismo porcentaje en Diputados, el PAN mantiene un 20% en el Senado y le falta poco para alcanzar el mismo porcentaje en Diputados.

A pesar de que el ciudadano negó la posibilidad de construir un sano contrapeso, en el Congreso existen todavía algunos reductos parlamentarios en dónde unidos, PAN-PRI-PRD y Movimiento Ciudadano pueden contener el ánimo dictatorial del jefe del Ejecutivo.

Este bloque puede detener reformas constitucionales, pero no pueden hacerlo cuando se trata de una reforma a leyes generales, la ciudadanía simplemente se niega a entender que los números que ellos mismos asignaron a los partidos hacen difícil y ocasionalmente imposible oponerse.

En medio de una crisis de salud el presidente López juzgó pertinente manejar a su antojo y libre albedrío, el total del presupuesto público argumentando una crisis económica y una emergencia sanitaria, no sólo eso, salió a medios y se autonombró como el guardián absoluto del presupuesto, esgrimió que quienes votaron por él, le habían dado esa facultad, lo cual es totalmente falso.

Afortunadamente este arrebato cayó en la Comisión Permanente, qué es una asamblea de senadores y diputados designados para salvaguardar los trabajos legislativos entre periodos ordinarios; el partido en el poder y sus aliados, a pesar de contar con la mayoría simple, para llamar a un periodo extraordinario necesitaban de la mayoría calificada, ello para poder discutir y dictaminar un proyecto de ley que mañosamente fue enviado como preferente.

Ingenuamente la ciudadanía y algunos analistas de renombre apuestan, a qué fue la presión mediática la que orilló a la oposición a votar en contra de un periodo extraordinario, no solo se equivocan, muestran una candidez en cultura política preocupante y francamente pueril.

Aunque suene a verdad de Perogrullo, los grupos opositores al interior del parlamento se oponen solamente cuando tienen las condiciones para hacerlo, este grupo de diputados y senadores también son ciudadanos, y conocen mejor que nadie el alcance de una propuesta como la que les fue enviada, por ello se les debe de reconocer abiertamente la defensa del interés nacional sobre el egoísta interés del presidente de la República, claro que hay oposición, pero es un problema numérico y no de buenas voluntades.

Desafortunadamente el huevo de la serpiente sigue ahí, y cuando inicie el periodo ordinario, el grupo opositor no podrá detener el embate autoritario, de nuevo la ciudadanía saldrá a crucificar y a calificar como traidores a la patria, a quienes no tienen la fuerza para detener al tirano.

Cuidado, lo que sucede al interior del Congreso es un reflejo claro de lo que sucede en nuestra sociedad, es necesario subrayar que el candidato López nunca engañó y está haciendo justo lo que prometió hacer: concentrar poder.

La responsabilidad de que no exista un bloque mucho más fuerte no es de los expresidentes, es de los votantes, ahora no se pueden llamar engañados, si hay alguien a quien debemos adjetivar y directamente señalar, es a la marea ciudadana qué decidió votar en bloque por el partido en el poder y por sus aliados, culpar a otros es simplemente salirse por la tangente.

Estamos a nada de que inicie el proceso electoral federal, y es el ciudadano quien con su voto tiene el poder para equilibrar la vida pública de este país qué tanto trabajo ha costado construir.

Es necesario decirlo para que después, no lloren en redes sociales lo que no supieron defender como ciudadanos, igual que en 2018…