La interrupción en las líneas de producción ha comenzado ha impactar en uno de los ámbitos más sensibles para la humanidad, me refiero al alimentario. En los Estados Unidos por ejemplo la venta de carne en los supermercados está limitada a 2 libras por persona, (poco más de un kilo) ante el cierre de las empresas empacadoras en todo el país, lo que ha comenzado a generar un temor de un desabasto.
Ante esta situación el gobierno de Donald Trump ha comenzado a actuar, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) esta facilitando la extensión de visas temporales de trabajo (H-2B) en diversas áreas y una de las beneficiadas es la de alimentos, donde según datos de la organización “Nueva economía Americana”, son inmigrantes.
Abundando en esta información, amigo lector, los trabajadores inmigrantes representan el 49.1 por ciento de los procesadores de carne y, el 53.6 por ciento de los empacadores. En restaurantes y servicio de alimentos, el 20.5 por ciento de la fuerza laboral es de origen extranjero, incluido el 31 por ciento de los chefs y cocineros; el 21.1 por ciento de los trabajadores de preparación de alimentos y el 18.2 por ciento de los trabajadores de entrega.
En las empacadoras de carne se registraron altos números de contagios de Covid-19 en días pasados, por ejemplo, en la compañía Smithfield en Dakota del Sur, más de 500 trabajadores resultaron infectados, lo que obligó a su cierre total, situaciones como éstas se presentaron a lo largo de todo el territorio estadounidense lo que comenzó a impactar en el suministro del producto.
Más de 11 mil casos de coronavirus en todo Estados Unidos están vinculados a la industria empacadora de carne. Se estima que por lo menos 170 plantas en 31 estados han presentado casos de contagios, incluso 47 trabajadores de ellas han perdieron la vida. Lo contagios en las procesadoras y empacadores de carne, comenzaron a llamar la atención desde el pasado 22 de abril, lo que despertó una señal más de emergencia nacional.
Debido a eso, el presidente Donald Trump, quien aboga por reabrir la economía norteamericana cuanto antes a pesar de las alertas de expertos en salud, emitió una orden ejecutiva el 28 de abril para mantener las plantas abiertas en busca de regularizar el suministro de carne, situación que a más de 15 días no ha conseguido principalmente porque muchos de sus trabajadores están en proceso de recuperación en la cuarentena ordenada.
El Departamento de Agricultura dio a conocer nuevas medidas para impulsar la reapertura de esas fábricas después de que implementen la guía de los Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, en las que destaca la distancia social. Sin embargo, directivos de estas plantas han manifestado que “la distancia social” es muy difícil de implementar.
Tras la orden del presidente Trump, diversas voces expresaron preocupación por la seguridad de los trabajadores, en tanto que algunas voces señalaron que la acción ejecutiva otorgaba una exención de responsabilidad a las compañías en caso de que los empleados contraigan el virus en el trabajo. De hecho, la semana pasada un juez desestimó una demanda presentado por un trabajador de Smithfield Foods en Missouri, quien afirmó que la planta donde labora proporciona a los empleados insuficientes equipos de protección y organiza los descansos de modo que el personal se amontona en pasillos y baños estrechos.
Las presiones para reintegrarse a las actividades productivas, el magistrado Greg Kays sostuvo que, bajo la orden presidencial, el gobierno federal y no los tribunales, son los responsables de supervisar las condiciones de trabajo en esos lugares. En el mar de confusiones, medias verdades e intereses económicos es como este sector como varios más ubicados en el ámbito de “esenciales” regresan a sus operaciones.
El lunes pasado la capacidad de procesamiento de carne de res y de cerdo en Estados Unidos estaba 40 por ciento abajo respecto al nivel del año pasado, de acuerdo con Jayson Lusk, jefe del departamento de economía agraria de la Universidad Purdue.
En todo esto los consumidores mientras tanto sufren de escasez en el mejor de los casos y de precios más elevados para las carnes de res y cerdo.
Los menús de muchos restaurantes en todo Estados Unidos se han modificado y manifiestan que por el momento no pueden ofrecer platillos con algún tipo de carne (pollo, res y cerdo) lo que ha impactado en sus ventas. Más de mil restaurantes; por ejemplo, Wendy’s, casi el 20 por ciento de todas sus tiendas reportaron que no tenían carne de res en sus menús en línea, como Ohio, Michigan y Nueva York, éstos parecen más afectados que otros.
Tiendas como: Costco, Sam’s Club, HEB y Kroger están limitando la venta de carne para evitar compras de pánico y que los clientes tienen una amplia gama de productos alternativos. Pero dentro de todo, los productores de la carne están viendo una gran oportunidad de crecimiento.
La discusión en los Estados Unidos por la reactivación económica, versus la emergencia sanitaria continua, las voces en uno u otro sentido marcan la principal línea discursiva, qué es más importante la reactivación economía o la salud misma. Los medios de comunicación y las redes sociales se han visto inundadas de los razonamientos, cuestionamientos o justificaciones, en busca de llegar a sus objetivos.
El Covid-19 ha puesto a los Estados Unidos en números rojos, los contagios rondan el millón y medio y las muertes y, se acercan a pasos acelerados a los 90 mil. Las afectaciones por esta pandemia aún no se pueden cuantificar, sin embargo, sí es posible afirmar que serán profundas, muy profundos, con los datos que tenemos hasta la fecha. La economía prácticamente se ha detenido y las defunciones sobrepasan las 300 mil. Las vacunas y medicamentos para detener el avance de este mortal virus difícilmente estarán antes del primer trimestre del próximo año.

