Si usted es jugador profesional este es el momento de hacer apuestas sobre lo que sucede en la enigmática Corea del Norte. Tal parece que ese país es la tierra del nadie sabe, nadie supo. No solo respecto al desarrollo de la pandemia del coronavirus, sino de la conducción política de esa nación desde el abuelo de Kim Jong-un, Kim Il-sung, cuyos restos mortales reposan en un mausoleo desde el año de su muerte en 1994. Sucede que desde el 11 abril pasado los medios de comunicación norcoreanos no publican ninguna foto del joven mandatario (se calcula tiene 36 años de edad, pues todos los datos biográficos del dirigente comunista están blindados, nada es claro a su alrededor), en ningún acto (civil, militar o que se relacione con los ensayos balísticos o artilleros), a los que es asiduo según la propaganda oficial.

La ausencia de Jong-un fue notoria también el 14 de abril, cuando el régimen lanzó varios misiles de crucero antibuques a aguas del Mar de Japón (Mar del Este para ambas Coreas). Tampoco hizo acto de presencia al día siguiente en la tradicional fiesta del Día del Sol, cuando se celebra el nacimiento del fundador del fundador del régimen comunista norcoreano, Kim Il-Sung (1912-1994), lo que alimentó los rumores. Es cierto que esta no es la primera ocasión que desaparece de la vista pública; en 2014 se ausentó de las cámaras durante 40 días y cuando reapareció cojeaba de la pierna izquierda, tal parece que se debió a una operación en el tobillo.

Como suele suceder en los regímenes comunistas, como el chino y el cubano, el norcoreano no es la excepción. Las conjeturas sobre el estado de salud del dirigente de Corea del Norte: obeso, fumador incorregible, con problemas cardiacos y un régimen de trabajo excesivo, se alimentan por la sospecha de que pudo haber sido operado quirúrgicamente recientemente, con serias  complicaciones postoperatorias. La tradicional oscuridad informativa de Pyongyang complica más el asunto. Para que nada falte, la agencia de noticias norcoreana, KCNA, en los últimos días reprodujo mensajes que supuestamente Jong-un había recibido o enviado de personajes políticos de otros países. Además, la radio estatal (en Corea del Norte no hay de otra), el domingo 26 de abril informó que el mandatorio felicitó a obreros de la ciudad de Samijiyon con un mensaje escrito, sin grabación de voz.

Asimismo, el portal informativo especializado en temas del país, 38 North, circuló recientemente fotografías de satélite tomada entre el 21 y el 23 del mes pasado que muestran el convoy ferroviario que utiliza el dirigente norcoreano detenido en un “patio” de la localidad de Wonsan. Esta estación no está al servicio del público en general,  solo para asuntos oficiales. No hay un solo día sin que el misterio sobre el paradero del dictador norcoreano agregue nuevos elementos a la trama. El del tren es el eslabón más evidente. Así las cosas, en tanto algunos suponen que Kim Jong-un se encontraría en “grave peligro” o en muerte cerebral, otros alientan los rumores de que ya ha fallecido. Lo tenebroso del régimen y de su principal socio, la República Popular China, que al “parecer” habría enviado u equipo médico para tratar al líder comunista, no permiten contrastar ninguno de estos runrunes.

De tal suerte, aunque no es nada difícil que en algún momento reaparezca Kim Jong-un como ha sucedido en otras ocasiones como lo han hecho otros personajes públicos a quienes se les  dio por muertos, hay un preguntarse cuál podría ser el futuro político del país y quién podría suceder al frente del régimen más hermético de la Tierra. Pero las conjeturas han continuado hasta el momento de escribir esta ISAGOGE. Inclusive medios de poca confianza y fuentes oscuras, que ya lo han dado por muerto, como un portal de Hong Kong, o que se encuentra en “estado vegetativo”, como lo aseguró una revista amarillista japonesa.

 

Los rumores no se ciñen únicamente al estado de salud del mandatario comunista, sino que incluyen la posibilidad de que en las próximas horas Pyongyang realice otras pruebas balísticas –que tantas reacciones provocan tanto en Washington como en las capitales europeas–, tal como informa el periódico surcoreano Dong-A Ilbo. Si dichas pruebas tuvieran lugar, esa sería la oportunidad en la que posiblemente apareciera Kim para terminar con todas las versiones a su alrededor, y demostrar que está vivo y terminar con la ronda de versiones contradictorias acerca de su estado de salud. Todo puede suceder.

Si se toma en cuenta que, hasta donde se sabe, Kim Jong-un cuenta con tres hijos muy jóvenes,  el personaje ganador podría ser su hermana Kim Yo Jong, que muchos consideran como el brazo derecho del líder.  Desde el inicio del deshielo de las relaciones diplomáticas con Corea del Sur y Estados Unidos de América (EUA), esta dura mujer ha ganado notoriedad con sus continuas apariciones públicas como asistente de “súper confianza” de Kim en los momentos más difíciles.

En nombre de Kim Yo Jong aparece en todas las quinielas, la hermana menor y mano derecha.  Las ventajas de esta joven son obvias. Puede presumir de “pureza de sangre”, aparte de contar con toda la confianza de su hermano, amén de conocer desde dentro los intríngulis del poder. No todos los analistas están tan seguros de esta continuidad. Varios se pronuncian por la cautela. Los antecesores de Kim Jong-un también se apoyaron durante su mandato en un hermano –siempre varón–, apoyo que no tuvo un buen final tras la muerte del dirigente en turno; otros piensan que es difícil pensar que una mujer pueda liderar un régimen tan patriarcal como el norcoreano.

Como sea, el hecho es que Kim Yo Jong ya representó a su hermano en los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en Pyeongchang, Corea del Sur, así como acompañó a Kim en las dos cumbres con el Presidente Donald John Trump. Su desempeño ha sido fundamental en todo el proceso diplomático internacional. Y, de puertas para adentro, también ha ejecutado el cargo de propagandista en jefe, cuidando, en todo momento, la reputación de Jong-un como cabeza de la dinastía que ha gobernado Corea del Norte durante tres generaciones.

En principio, la idea de una mujer al frente del régimen comunista norcoreano es complicada. En la historia de este país tan cerrado, hay muy pocos ejemplos femeninos en los altos niveles del poder. Por ejemplo, Choe Son Huí, durísima crítica de EUA, es una de esas excepciones. Lo más relevante, los tres dirigentes de la dinastía fundada por Kim Il-Sung han sido varones.

 

El hecho es que en estos momentos Corea del Norte no tiene a la mano hombres que puedan “presumir” de llevar la sangre de la dinastía Kim. Los expertos en la genealogía de Il-Sung “creen” que Jong-un tiene un hijo varón, pero demasiado pequeño para figurar en los mandos del partido comunista, ni en los del país. El único hermano varón vivo del líder norcoreano, Kim Jong-chul, era considerado demasiado “afeminado” por su padre, Kim Jong il. Y el hermano mayor, Kim Jong-Nam, fue asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur en febrero de 2017, en un acto criminal orquestado por los propios servicios secretos del norte. Otros familiares del clan no cuentan, por estar en el exilio o fuera de los círculos del poder.

Así las cosas, Yo Jong (supuestamente de 32 años de edad), miembro de la cúpula del Partido de los Trabajadores –curiosamente la última aparición pública, por el momento, de Jong-un el día 11 de abril, fue en una reunión del Politburó de los Trabajadores de Corea, espina dorsal del régimen, en la que se confirmó su nombramiento como miembro suplente de ese poderoso organismo–, es posible que sea la esposa de un hijo de Choe Ryong Hae, el supuesto (en Corea del Norte nada se puede afirmar con la seguridad del 100%) “número dos” del régimen. Por las mismas razones, aunque muchos norcoreanos pudieran preferir como cabeza del país a Choe, este no es miembro de la familia Kim, lo que podría generar dudas sobre su legitimidad y poner a Corea del Norte en un caos político más profundo,

Cheong Seong-chang, analista del Instituto Sejong en Corea del Sur, afirmó a la agencia de noticias AP, que “Corea del Norte es como una dinastía por lo que es poco probable que alguien plantee algún problema sobre el poder de Kim Yo Jong”. Así como este analista, otros expertos coinciden en señalar en que ella es la persona más poderosa después de Kim.

El profesor asociado de estudios internacionales en la Universidad Ewha , Leif-Eric Easley, abunda en esta idea y afirma: “Yo Jong ha demostrado habilidades para modernizar la marca del régimen y tiene cierta influencia sobre la propaganda estatal. Su función mas importante  es, probablemente, la de confidente de su hermano.

En fin, en el caso de que Kim Jong-un efectivamente ya hubiera muerto, los expertos consideran improbable una rebelión popular o derrocamiento del sistema comunista, ya que no hay indicios de movimiento de ningún tipo que planee la desaparición del régimen comunista y esté listo para intervenir en momentos de vulnerabilidad. Por el momento, hay que las aguas se aclaren y se sepa, realmente, la suerte del joven gordinflón que ha conducido los destinos de Corea del Norte en los últimos lustros. Todo es posible, VALE.