En mis años mozos, y luego hasta en los no tan mozos, no era raro que mi madre me recetara un certero cepillazo “¡Ay! ¿Por qué me pegas?”, le respondía airado. “!Porque es la tercera vez  que te llamo —me contestaba— y no me haces caso¡”… No hay duda, mi madre era el arquetipo de lo que ahora son -o deberían ser- las organizaciones de la sociedad civil, o sea: “Si no me haces caso, ¡va el cepillazo!. Pero ¿por qué —me pregunto— me ha venido este recuerdo disciplinario? Veamos:

Desde hace tres décadas, junio ha sido un mes memorable para las instituciones creadas para el conocimiento, defensa y protección del medio ambiente. Este año —y no sería la primera vez— se recordó con un sentimiento triste y de enojo, al confirmar el endurecimiento del nada nuevo desprecio presupuestal que sufre el Sector del Medio Ambiente. Las instituciones que -con todos sus defectos, si se quiere-, marcaron un hito nacional e internacional en su desempeño en favor del medio ambiente, hoy se naufragan en un mar de abandono, incomprensión y guiadas por un pobrísimo y servil liderazgo.

La Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, la Comisión Nacional para la Biodiversidad y el Conocimiento, la Comisión Nacional Forestal, la Procuraduría Federal del Medio Ambiente y otras más, incluyendo la propia SEMARNAT, están sufriendo la sangría de sus mejores recursos técnicos, científicos y administrativos, gracias a una política absurda e inexplicable. El caso más reciente -y tal vez el más grave-, es el de la CONAMP que habrá de perder el 75 por ciento de su gasto operativo y 70 por ciento de los especialistas contratados con recursos del PNUD. Lo penoso del asunto es que quien debería entrar en su defensa -la SEMARNAT, desde luego-, es quien se ha puesto a disposición (con las rodillas al suelo) de los “grandes” proyectos de la 4T. Para el caso, la Secretaría de Energía y sus órganos “autónomos” ya les mostraron cómo dinamitar ciertos temas, como el de la nobleza de las energías limpias.

La situación del Sector Ambiental se ha percibido tan grave en estos pocos meses de gobierno, que se tomó la iniciativa de invitar a un grupo de notables para suscribir una declaratoria dirigida al presidente de la República y a la ciudadanía en general (https://ceiba.org.mx/23xt-un-llamado-urgente-en-el-dia-mundial-del-medio-ambiente/), en la que se exhorta a la rectificación de medidas que visiblemente afectan la salud y la economía de los mexicanos. En tan sólo un par de días, se obtuvo una vigorosa respuesta de ex secretarios de la SEMARNAT y de otros ex titulares de las dependencias que conforman el Sector (23 firmantes, en total, suscriben el documento).

Sin pase de charola ni recursos económicos para su divulgación, la declaratoria se envió a los medios impresos, electrónicos, redes sociales, familiares, amigos… Para nuestra sorpresa, la acogida de columnistas, comentaristas y público en general, fue verdaderamente abrumadora. Tal parece que la lógica y fundamento de nuestro alegato permeó y convenció a miles de mexicanos preocupados. En ellos, tal parece, prevaleció la razón y el sentido común.

Pero, ¿qué sigue?, ¿qué más podemos hacer?

En una reciente entrevista (Miguel Bárcena, Adrenalina Radio) se me planteó la misma pregunta. Mi respuesta —y que hoy reitero— es que, dada la constante de que el inquilino de Palacio Nacional difícilmente habrá de rectificar cualquier decisión que no esté dentro de la agenda de lo que él llama “la cuarta transformación”, la estrategia para el mexicano de a pie es fortalecer la acción ciudadana, idealmente a través de organizaciones de la sociedad civil.

De esta forma, la conjunción de voluntades, experiencia y conocimiento científico, junto con el análisis profundo de problemas y formulación de propuestas, podrán convertirse en un llamado a nuestros gobernantes para hacer lo correcto, ocuparse de lo que es el verdadero interés público, y no el de partidos o de personas; inducirlos a gobernar para ésta y las generaciones que vienen, y no para la siguiente elección. No cabe más que insistir, mediante la acción colectiva ciudadana, en la idea de que la trilogía de la salud, la educación y el medio ambientes son la llave que mueve la tuerca para la igualdad, el crecimiento económico y el bienestar.

Para cuando aparezcan estas líneas, cabe la posibilidad se hayan revocado  algunos recortes presupuestales a modo de neutralizar la presión ejercida; pero, también puede ser que la respuesta (se tiene conocimiento, gracias a informes de personal interno de las dependencias, que se ha dado la instrucción de “buscarle algún trapito” a funcionarios de administraciones pasadas), sea, ya se sabe, desacreditar la denuncia, por válida que ésta sea, descalificando al mensajero. Pero, como en otros movimientos sociales, lo importante es insistir, insistir hasta el cansancio. A ver quién se cansa primero.

Si a la primera llamada no somos escuchados, ¡va el cepillazo¡  Y así, cuantas veces sea necesario.