Entrevista con Gerson Hernández Mecalco, analista político y académico de la UNAM

Han sido tres días, en fechas recientes, en los que se han realizado protestas, motivadas por abusos policiacos en México y Estados Unidos. Pero estas acciones han estado acompañadas por la presencia de grupos radicales, que lo mismo realizan pintas con mensajes que se acercan mucho a lo que denuncian, así como destrozos y vandalismo a su paso.

No es algo novedoso, pues desde el día de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, en 2012, se apreciaron los alcances de este tipo de grupos y la consiguiente polémica acerca de su origen, motivaciones y fuentes de financiamiento.

Mucho se ha especulado acerca de que están vinculados a la izquierda, pero en los comunicados que han dado a conocer mediante Internet, se deslindan del actual gobierno y se muestran críticos de una administración a cuyo presidente tildan de mentiroso y de promover la división.

Para el analista político y académico de UNAM, Gerson Hernández Mecalco —quien además cuenta con la experiencia de participar en movimientos sociales como el vinculado a Alejandro Martí—, el fenómenos se vuelve más llamativo debido a que ahora tenemos a un gobierno que deslegitima la protesta.

“Este sexenio, a diferencia de otros —con Peña Nieto hubo muchas protestas en las calles— no es algo nuevo, hay que dimensionarlo, no son protestas que sean en contra de este gobierno, lo que sí es nuevo —en algo que se puede visualizar desde diciembre de 2018— es que el gobierno del presidente López Obrador no una, sino en muchas ocasiones ha deslegitimado las protestas, sean de mujeres en marzo por ejemplo; si algo ha caracterizado a este gobierno es criticar a muchos de los grupos que en su momento apoyaron su candidatura”.

Asimismo, nuestro entrevistado apunta que es notoria la administración de conflictos.

“En sus comparecencias públicas matutinas, podemos ver que se enfrenta no sólo a la oposición, sino a grupos que se pueden considerar afines. Algo que también es nuevo es que a través de las redes sociodigitales existe este clima de golpeteo diario, en donde un día tenemos la cortina de humo de la famosa BOA, que habla de un nuevo complot en contra del presidente, porque todos los días hay enfrentamientos, contra los empresarios por ejemplo, toda una serie de enfrentamientos. Algo que destaca de este gobierno es que que le gusta mucho crear y administrar el conflicto”.

Las protestas

Algo que se presenta como parte de la atención que reciben este tipo de eventos, es que acaparan toda la atención de la ciudadanía, dejando de lado otros temas que son más importantes.

“Por una parte, vemos muchas protestas en muchas partes del mundo, lo que sucede en Guadalajara no es algo menor, pasaron muchos días para que se diera a conocer y Enrique Alfaro se conoce como alguien opositor al actual gobierno federal. Vemos indicios de grupos que se han caracterizado por apoyar protestas en temas que promueve el gobierno federal, está el caso de Mexicali y la cervecera cancelada, pero llama mucho la atención que en la Ciudad de México la protesta por el caso de Melanie —joven menor de edad golpeada por la policía— en la que no sólo asisten mujeres, sino que se suman hombres para hacer una protesta mixta, con enfrentamientos como los vistos en marzo.

“Estamos a un año del proceso electoral, con cambios en las gubernaturas, y lo que vemos es algo muy peligroso, que lleguemos a las elecciones en un ambiente así, en el cual el presidente no se canse de señalar a todos los que no apoyan su forma de gobierno, como parte de una conspiración; por otra parte vemos muchos problemas de salud pública, estamos en el pico de contagios, y no descarto que este tipo de rumores, marchas, si son provocadas, sean una cortina de humo del problema más importante que tenemos en este momento en el país y el mundo: la salud pública”.

Así, reflexiona Gerson Hernández, los principales problemas del país se opacan por este tipo de acciones.

“Hay problemas más complicados, como el de salud, y si alguien tuviera la intención de que no se hablara de ellos se haría hablando de otros temas, esa es una primera lectura, la salud es desplazada por un tema político, de derechos humanos, de enfrentamientos”.

La radicalización

Uno de los enfoques menos abordados tiene que ver que hoy hablamos de grupos radicales en protestas sociales, pero también de que el actual gobierno federal se ha radicalizado, por lo que preguntamos a nuestro entrevistado a quién conviene un clima de radicalización como el que se aprecia en México.

“Ser oposición a cualquier gobierno es un recurso legal, con un ambiente de violencia y confrontación, no podemos decir que la Coparmex está pintando las paredes, pero este ambiente en el que se empieza a observar una inconformidad a los gobiernos establecidos me parece que beneficia, si lo saben manejar, al gobierno federal porque puede decir que la oposición es violenta. Lo segundo es que si estas manifestaciones radicales no se quedan en la Ciudad de México y van a otras ciudades estamos hablando de otras cosas, porque por ejemplo el próximo año hay elecciones para gobernador en 15 estados, estamos viendo es que si viéramos un semáforo de radicalización ahora está en verde, estaría en rojo si el crimen organizado tomara parte de las mismas, hasta ahora vemos a civiles muy bien organizados haciendo desmanes, pero hasta el momento sin ninguna vida que lamentar, porque si llegáramos a esto podemos hablar de miedo o terror. Ver a unos policías golpeando a alguien tiene varios mensajes, desde el no protesten porque les puede pasar esto hasta que el gobierno federal no tiene el control y, quiero ser claro en esto, a quien más conviene en esta primera etapa de radicalización con las protestas es al gobierno porque le generan un ambiente en el que a pesar de que estamos viendo esto en las calles no se habla del problema de salud pública y se muestra, aunque no lo queramos ver, la fuerza por parte de las policías, no en el mejor de los casos, pero sí con un mensaje de que si quieres salir a las calles te puede pasar esto”.

La propaganda

De manera paralela a este tipo de protestas, se ha incrementado el uso de palabras como fascismo, comunismo y otras más, tanto de parte de quienes se manifiestan en las calles como de actores gubernamentales. A qué se debe esta utilización de términos que implican más enfrentamiento, le preguntamos a Gerson Hernández.

“El gobierno todos los días, tiene una nostalgia por el siglo XVIII, porque el discurso del presidente divide a la sociedad en liberales y conservadores, si nos vamos a ejemplos muy concretos el hablar de Manuel Otero, relacionar a Enrique Krauze con esos personajes, es una forma en que el gobierno federal y parte de su grupo de propaganda está generando una conversación en estos términos. Lo interesante es que es algo que pasa en todo el mundo, Trump a través de sus tuits lo hace, Bolsonaro en Brasil también habla de una división, estos líderes populistas —porque así hay que llamarlos— su mejor forma de explicar la realidad es a través de su discurso maniqueo, de los buenos y los malos, de conspiración, de desestabilizar a un gobierno, del capitalismo contra el comunismo, poner como el peor enemigo del mundo al neoliberalismo, plantear barbaridades como lo de ciencia neoliberal, estos recursos de comunicación son medios para expresar este lenguaje y la misma oposición en nuestro país continúa alimentando esta división, el hecho de que hablen de frases como la 4T, fifis, conservadores, contribuyen a fortalecer el discurso propagandístico de esta administración.

“López Obrador no se caracteriza por esto de 2018 a la fecha, como jefe de gobierno habló de pirruris, hay una polarización en la que lo más sencillo es dividir la interpretación de las cosas en blanco y negro, conservadores y liberales, entonces hablar de comunismo y capitalismo, el mismo nombre de las dependencias oficiales se ha incorporado a esa línea de discurso, con actos en las calles que presentan la percepción de que no se están cumpliendo las promesas de campaña”.

Otro de los términos utilizados es la palabra revolución, incluso en una reciente entrevista con el presidente se habló de la necesidad de apurarla.

“La definición de lo que es una revolución implica un cambio en el modo de producción, lo que estamos viendo no es una revolución sino el uso retórico y propagandístico de una administración, que tiene muchos excesos al calificar a todas las personas que no opinan igual que ellos. Lo que estamos viendo es un reflejo de la información que tiene el gobierno, dicho esto a manera de hipótesis, es que a pesar de los 30 millones de votos que obtuvieron en las históricas elecciones de 2018, en 2021 nos daremos cuenta de cuantas gubernaturas y diputaciones puedan arrancarle a la oposición, si el presidente logra mantener el mismo número de diputados podrá hacer lo que guste en el país, pero si no veremos cuantos votos no apoyan su proyecto, aunque lo más triste es que la oposición no ha entendido lo que hizo López Obrador para ganar, visitó a todo el país e identificó a los liderazgos locales, no veo a ningún partido haciendo eso, sólo sacando a los liderazgos partidistas y apostando a los errores del presidente”.

Radicales y anarquistas

La presencia de grupos radicales en protestas sociales no es algo nuevo en nuestro país, pero sí el debate acerca de sus objetivos y organización.

Uno de los problemas que se tiene para poder analizar a estos colectivos es su negativa a otorgar entrevistas a los medios.

“NOSOTRAS, LAS ANARQUISTAS INFORMALES, NO DAMOS ENTREVISTAS a los medios de domesticación masiva… solo respondemos entrevistas de los medios de contrainformación afines. Cuando queremos expresar nuestra opinión lo hacemos mediante un comunicado o mediante el sonoro rugir de la propaganda por el hecho…”, señalaron a través de un texto difundido a través del portal 325.nostate.net las anarquistas que participaron en las protestas del pasado 8 de marzo.

Pero en este y otros textos dejan en claro sus métodos y metas: “Nuestro objetivo no era desfilar como una marcha fúnebre con nuestras mantas agitando banderitas negras… nuestro objetivo era provocar todo el daño que pudiéramos al sistema de dominación hetero-patriarcal y androcéntrico que nos oprime”, como describe el autodenominado Fenoménicas Brujas e Insurreccionalistas (F.B.I), que al igual que el colectivo Algunxs Anarquistas Informales en Conflicto Permanente que mostró su presencia en los meses finales de 2019 en Paseo de la Reforma, señalan sus metas:

“Las nuevas generaciones de anárquicxs hemos sostenido una guerra ininterrumpida desde la década del noventa contra el sistema de dominación y no haremos la excepción con el absolutismo populista de la ‘Cuarta Transformación’: nuestra guerra sigue siendo contra el Estado-capital, contra toda dominación”.

Pero en lo que sí concuerdan con la oposición partidista y social, es la crítica a ciertos modos del presidente: “En su circo-misa mañanera el peje-ganzo-caca-presidente todos los días echa a andar la máquina de apendejamiento masivo y trata de imponernos un cambio de realidad para asegurar la opinión pública y poder imponer su mandato y reprimirnos a gusto…”

@AReyesVigueras