Estos días de junio no pasarán a la historia por haber llegado la pandemia a un récord de muertos. Pasarán a la historia como una repetición —al estilo marxista: como tragedia— de la Noche de los Cristales la noche del 9 de noviembre de 1938 en Alemania.

Grupos de activistas encapuchados, con camisa negra, destruyeron con frenesí lo que no era suyo y pintaron consignas racistas contra los blancos (primicia en México).

Hace 82 años fue contra los judíos, culpable de todos los males. Contra sus sinagogas, sus negocios, sus personas. Ese miércoles de 1938 marcó en Europa el banderazo de salida para el mayor crimen colectivo contra una raza.

En México dan el banderazo no a un tren destartalado sino a una campaña contra los culpables de todos los males. La financia una facción política cuya divisa y táctica es la desunión entre compatriotas.

Como en 1933, triunfó aquí con votos una facción intolerante y divisiva. Como en 1938, promovieron y financiaron el odio y la violencia contra una raza. En 2020, atacan ahora en México a los blancos. A los ricos. A los burgueses. A los neoliberales. A los fascistas.

Como en 1938, dan vía ancha a los violentos para acabar con los enemigos del pueblo en una campaña callejera de terror.

En 2020 los encapuchados callejeros vestidos de negro pintan en las paredes una A rodeada de un círculo. En 1938 dibujaban svásticas.

En 2020 los grupos de choque pintarrajean su crítica al fascismo y hasta ponen su sigla ANTIFA (grupo terrorista “antifascista” radical de EEUU) con ambas A circuladas.

Los nuevos fascistas gritan como fascistas y atacan como fascistas y rompen como fascistas pero pintarrajean contra los fascistas. Y quienes les pagan esconden la mano tras dar el golpe. Los nuevos camisas pardas vestidos de negro me recuerdan al ratero que grita “¡al ladrón!”. Y quienes financian la violencia prorrumpen en reprimendas contra los violentos.

Como en 1938, la policía no defiende la propiedad y el derecho ajeno, las casas, los negocios de quienes pagan impuestos por una protección que no reciben. Al ciudadano de bien lo aterroriza el nuevo terrorismo urbano de los grupos fascistas de choque.

Esa noche de 1938 el régimen dio el banderazo de salida para el Holocausto. Estos días de 2020 el régimen decide armar el caos cuando se da cuenta de que sus bonos de opinión bajan inexorablemente.

Sabemos qué pasó después de esa noche de 1938. En 2020 es responsabilidad irresponsable haber soltado a las calles la fiera del México bronco con la orden de aterrorizar a la gente de paz. Sabemos cómo ha empezado. No sabemos cómo y a qué costo se acabará.