“En un determinado aspecto, la historia del hombre
es el relato de la lucha entre el bien y el mal.”

Martin Luther King.

Muchas veces los hechos en la realidad superan las expectativas, inclusive cuando se piensa que nos encontramos en momentos en los que la reflexión, para los cambios de actitudes debe ser algo preponderante, salimos con sorpresas que exponen todo lo contrario.

Cuando surgen las necesidades más apremiantes para los seres humanos, hay solo dos formas de comportarse, una de ellas es ser solidarios, buscar ayudar para que se aminoren los daños, esto no implica que el que es solidario, tenga todo solucionado para si, implica un hacerse uno con el otro, para ayudar con la carga que en ese momento sofoca al otro. No me refiero solo  a brindar una ayuda material o económica, hablo de ponerse en los zapatos del otro, inclusive desde comprenderlo, animarlo, hacerle sentir que no esta solo, darle palabras de aliento, compartir lo poco o mucho con lo que se cuente.

En el mundo líquido en el que vivimos, según la concepción del filósofo y sociólogo polaco: Zygmunt Bauman, no hay forma de seres humanos, pues se han convertido en seres amorfos, sin sentido, inmersos en el consumismo, solo están atentos a las necesidades materiales, individuales, han dejado de ver al otro, al prójimo, que significa próximo, el más cercano.

Si no los vemos, entonces se ha tomado la determinación de desaparecerlos, como si ignorándolos ya no existieran. Estas crisis sirven para sacar lo mejor de las personas que con actos generosos, solidarios, humanos, nos demuestran que aun hay esperanza, que a pesar de las peores cosas que nos pasen, siempre podemos tomar la decisión de devolver bien, en lugar de mal.

Sin embargo, no podemos cerrar los ojos a la otra forma de actuar que también es decisión como seres humanos. Al advertir la necesidad del otro, la vulnerabilidad en la que se encuentra, muchos toman la decisión de sacar un provecho personal a costa de esos seres que en ese momento tienen graves problemas.

Esos factores también son caldo de cultivo para que, aves de rapiña aparezcan, abusando de los más desvalidos, aprovechando su condición, los cosifican, lucran, los convierten en clientela, carne de cañón, base de sus abusos, cimientos de su desarrollo a costa de personas vivientes, sufrientes, desvalidos.

Existen otros que han decidido afectar a todo el que se aparezca en su camino, no les importa su condición, posición o circunstancia concreta. Han resuelto ser ladrones, corruptos, afectadores sociales, criminales, delincuentes. Personas que vivirán para hacer el mal, obteniendo de ahí su desarrollo. Crecen afectando el orden, violando la ley, tomando lo que no es suyo, imponiendo su poder. Lo mismo pueden estar en la sociedad, en el gobierno o la empresa.

La decisión es personal, la trinchera no importa, solo agrava o magnifica las consecuencias: a pesar de los pesares hacer el bien o indistintamente de las condiciones hacer el mal. No son abstracciones etéreas, es la realidad en la vida, en todos los espacios donde nos desenvolvemos.

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