Luego de meses de confinamiento obligatorio, en medio de una de las peores pandemias que ha visto la humanidad, se empiezan a apreciar los primeros efectos de la normalidad –con todo y que se le quiera anteponer lo de nueva, que está en duda–, en nuestras sociedades.

En primer lugar, como apunta el consultor político Andrés Elías, lo digital –en especial las redes sociales– se volverá parte de nuestra nueva cotidianeidad, pues con el aislamiento y el temor a un contagio mucha gente dejará de buscar productos impresos y se decantará por informarse en medios digitales.

Asimismo, el contacto social o personal cobrará otra dimensión, pues mientras siga latente el riesgo de un nuevo virus, las personas cuidarán en exceso lo que antes hacían y buscarán estar en contacto mediante aplicaciones como Zoom, Meet, Skype u otras.

También los servicios serán afectados en esta nueva etapa, como es el caso de los restaurantes y la manera en que atienden a los comensales, las líneas aéreas implementarán protocolos para los viajes, en especial los largos; las escuelas atenderán fechas en las que los alumnos podrán tomar clases en casa y en el trabajo el llamado home office cobrará cada vez más importancia.

Esto es algo de lo que veremos en lo que para muchos será una “nueva” normalidad o una etapa diferente de nuestras vidas afectadas por el virus.