Los gemelos cómplices

Ignoro si Plutarco se hubiera interesado en estos gemelos para presentarlos como Vidas paralelas o si ambos personajes son el andrógino del que habla Platón en El banquete. Lo que si es posible es que, siendo del nivel de Paulo Coelho, sirvan para la teoría de almas gemelas, del libro Brida, de este.

Ya me referí a los dos farsantes cómplices en un par de artículos aparecidos en esta revista: el titulado “El ciego, el perro y el plan falluto”, del 7 de julio de 2019; y el del 12 de abril de este año, con el título de “La pandemia de las alianzas impías en Medio Oriente”.

El título del primero aludía a la viñeta de un prestigiado dibujante portugués, con Netanyahu caricaturizado como perro guía —con la estrella de David en el collar— cuya correa sujetaba Trump, con kipá y gafas oscuras de invidente. Escribí en el artículo sobre la colusión del hebreo y del estadounidense contra el pueblo palestino y violando el derecho internacional.

En el segundo he aprovechado la expresión “pandemia”, que define al coronavirus que asesina y amenaza de destrucción masiva al mundo, para calificar igualmente como pandemia tanto la alianza de los mencionados personajes, como otras alianzas impías que, por acción u omisión, tienen lugar principalmente entre países árabes e Israel, contra el derecho del pueblo palestino y el derecho de gentes.

Hablaba en mis artículos de los obsequios que hizo el neoyorkino al primer ministro, de invaluable valor para éste: primero, el reconocimiento de Washington a Jerusalén como capital de Israel, y, por si fuera poco, el reconocimiento a la soberanía de Tel Aviv sobre los Altos del Golán.

Pero el presente por excelencia fue el llamado “Acuerdo del Siglo”, elaborado por Jared Kushner, yerno de Trump, el ex abogado del mandatario, Jason Greenblatt, y el embajador estadounidense ante Israel, David Friedman, “tres judíos muy religiosos y cercanos a Netanyahu”.

La aplicación del acuerdo privaría a los palestinos de un real Estado y los confinaría en una suerte de bantustanes –las reservas en las que se confinaba a los negros en la época de apartheid en Sudáfrica—.

Tales regalos del estadounidense que violan los derechos de los palestinos y constituyen una flagrante violación a las resoluciones de la ONU y al derecho internacional, fueron un gran apoyo a Netanyahu en la lucha para su reelección como primer ministro.

Gracias a ello, a las componendas con dirigentes políticos y al apoyo de el amplísimo segmento de supremacistas sionistas que padece Israel, Netanyahu pudo, finalmente repetir como primer ministro. Aunque después de pactar con su adversario, Benny Gantz, con quien tendrá que relevarse en el cargo. Pero, además, la carrera política del premier e incluso su libertad, dependen de la sentencia que emita el tribunal en el juicio que enfrenta por fraude, soborno y abuso de confianza.

Como es lógico, de Trump, presidente del país más poderoso del mundo y una calamidad para México, me he ocupado no solo en los mencionados artículos, sino en varios más, desde el 28 de octubre de 2018 que inicié mi colaboración con Siempre!: sobre migración, los evangélicos, las elecciones estadounidenses de mitad de mandato, Latinoamérica, la elección presidencial en noviembre próximo, el racismo, Europa, China, Norcorea, Putin, Irán y Saudi Arabia, etc.

 

El “Acuerdo del Siglo” se desarma

Los gemelos cómplices enfrentan problemas. Los de Netanyahu se refieren al “Acuerdo del siglo”, que él pretendía echar a andar este 1º de julio con el proceso de anexión de una parte de Cisjordania; y son provocados no solo por los palestinos y los países árabes, sino por antiguos miembros de las Fuerzas Armadas, del Mossad -la agencia de inteligencia- y de la policía, por los colonos judíos, y por una decisión de la Corte Suprema.

Hay que tener presente, como un elemento más de esos problemas, el juego de Estados Unidos, cuyo mandatario obsequia a su amigo Netanyahu el Acuerdo, pero, según The New York Times, Kushner, su autor, requiere al premier “frenar sus ardores” y esperar a las conclusiones de la comisión Israel-Estados Unidos, encargada de elaborar el plano o mapa de las zonas que se anexarían. Este es el motivo por el que el secretario de Estado Mike Pompeo, declaró el 13 de mayo que la anexión no es prioridad, “no es una cuestión de vida o muerte” para Washington. Respecto al Mossad, las fuerzas armadas y la policía, 300 de sus antiguos miembros iniciaron una campaña para advertir al gobierno, al parlamento y al ciudadano de a pie, que la anexión es sumamente peligrosa para la seguridad de Israel -y ellos tienen información privilegiada al respecto.

Afirman que la Autoridad Palestina -el gobierno de Palestina- con la que Israel se coordina para combatir a Hamas y a la Yijad islámica suspendería tal coordinación -de hecho, los palestinos ya anunciaron que, ante la anexión que pretende Netanyahu, ellos suspenden dicha cooperación con Tel Aviv.

Lo mismo sucedería respecto a la cooperación con Jordania, otra piedra angular de la coordinación antiterrorista de Israel, entre otros motivos, porque la anexión pondría en graves aprietos al rey Abdalah, tomando en cuenta que la mayoría de la población de Jordania son palestinos.

Lo que intenta hacer Netanyahu —siguen diciendo los 300 antiguos miembros del Mossad, fuerzas armadas y policía— provocaría una reacción armada de los palestinos —Hamas, su ala radical y belicista—, obligaría a Israel a conquistar todo el territorio y convertirnos en un Estado de mayoría palestina, con una minoría judía; y de no conceder la ciudadanía a los palestinos, nos convertiríamos en un Estado que practica el apartheid.

En relación con los países árabes el anuncio de Netanyahu de que anexaría a Israel una parte de Cisjordania, provocó una rara advertencia de parte de los Emiratos Árabes Unidos, cuyo embajador en Washington, expresándose en hebreo en un periódico israelí —Yediot Aharanot-— hizo notar que la medida, además de ser contraria al derecho internacional, daría al traste con el proceso de acercamiento árabe-israelí que se ha venido dando en los últimos años.

Este acercamiento, discreto, particularmente de Arabia Saudita, los Emiratos, Omán y Kwait con Israel, se traducía en intercambios deportivos y otros, y, muy importante, en un frente común contra Irán. Se preveía muy auspicioso este 2020, habida cuenta de la relación privilegiada con Trump por parte de los príncipes herederos de Abu Dhabi y de Saudi Arabia, el todopoderoso Mohamed Ben Salman, que habían apoyado discretamente los esfuerzos de Jared Kushner, el yerno del presidente en la promoción de su “Acuerdo del Siglo”.

La anexión que intentaría llevar a cabo Netanyahu, además de ser grave para la seguridad de Israel terminaría con este promisorio acercamiento árabe-israelí.

El otro obstáculo que enfrenta el premier israelí en su intento de anexión de parte de Cisjordania, son los colonos hebreos, que no aceptan el Acuerdo del Siglo, de Trump, porque prevé la creación de un Estado palestino —así sea un bantustan— lo que es inadmisible para dichos colonos. Un diputado partidario de los éstos dice al respecto: “Es ellos (los palestinos) o nosotros; o el Estado palestino tiene futuro y nosotros no, o nosotros lo tenemos y ellos no; ellos y nosotros es imposible.

Problema también contra los planes de Netanyahu es la decisión de la Corte suprema sobre la ley de 2017 que consideraba a la expoliación que hacen los colonos israelíes de propiedades privadas palestinas como expropiación y se les ofrecía una compensación. La Corte ahora afirma que la ley es contraria a los estándares constitucionales, que no se justifica violar los derechos de propiedad, de igualdad y de dignidad de los palestinos y que la construcción en tierras con propietario es ilegal para la comunidad internacional.

 

Contra las trampas de Trump

Los problemas que enfrenta el mandatario estadounidense son ampliamente comentados en los medios, así que me circunscribo a mencionarlos de manera breve: su manejo torpe y carente de humanidad del problema del Covid19, el asesinato de George Floyd y las reacciones contra el racismo le han cobrado factura política: hoy las encuestas con vista a la elección presidencial dan a Biden 15 puntos más que a Trump, quien, por otro lado, hoy sufrió la humillación de un mitin desangelado en Oklahoma, con el que reiniciaba la campaña para su reelección.

Por otro lado, su decreto para echar abajo el estatuto que impide la deportación de los Dreamers fue invalidado por la Corte Suprema. Aun cuando anuncia que en breve enviará un planteamiento “mejorado” al máximo tribunal.

Intentó también el neoyorkino prohibir la publicación del libro The room where it happened: a White House memoir (La habitación donde sucedió, memorias de la Casa Blanca), de John Bolton, que revela barbaridades cometidas por el mandatario, reveladas por quien estuvo cerca de él, como asesor; bien que Bolton sea un derechista fanático, está bien informado.

El halcón Bolton hace revelaciones de actos con implicaciones internacionales, de este personaje de “pasmosa ignorancia”. Por ejemplo, que habría pedido ayuda a China de cara a su reelección; que estuvo a punto de retirar a Estados Unidos de la OTAN; que estuvo de acuerdo con la represión de Pekín a la minoría musulmana uigur; que presionó al presidente de Ucrania para que investigara a los Biden; que la reunión de Trump con Kim Jong-un fue resultado de un tuit; y que el venezolano Guaidó pudo haber perdido el apoyo del mandatario.

Por cierto, una de las últimas noticias de la prensa internacional se refiere a las dudas del presidente sobre el reconocimiento de Estados Unidos a Guaidó como presidente interino de Venezuela, y a “abrir la puerta a una entrevista de Trump con Maduro”.