Las grandes civilizaciones a lo largo del devenir histórico de la Humanidad, se han asentado a las orillas de un rio. Los Estados Unidos, actualmente el  más grande imperio político-económico-militar se estableció en Washington, a la vera del rio Potomac. Por nuestra ubicación geográfica; nuestro País, aunado a su peculiar desarrollo económico, mantiene una relación subordinada con los Estados Unidos.

El actual gobierno mexicano, pese a su retórica y al discurso anti-norteamericano que por años, mantuvo el inquilino transitorio de palacio Nacional; se ha distinguido por su actitud y la realización de hechos entreguistas y lacayunos ante nuestros vecinos. Recordando la vieja máxima de buena vecindad: nosotros somos los buenos y ellos los vecinos.

En ese “destino manifiesto” actualmente nos toca sufrir un presidente de USA racista, extremista blanco, anti-mexicano que ha hecho de sus fobias en contra nuestra, bandera política electoral, primero para ganar la elección hace cuatro años, ahora en la búsqueda de la relección.

En la actitud supra-subordinada que mencionábamos líneas antes, hemos trocado los insultos, denuestos e injurias que acusan a los mexicanos de violadores, ebrios, bandidos y drogadictos, “bad hombres”, por una de colaboración, amistad y colaboracionismo.

Muchos se ha dicho y ríos de tinta seguirán corriendo respecto de la pertinencia de la visita que se realiza, por quien ostenta la jefatura del gobierno actual al racista norteamericano, cuando se pergeñan estas pocas líneas. En especial por la conducta descalificatoria e inclusive grosera de presumir una “barda” que en su primera elección amenazó con construir y que además la pagaríamos. Nuestra conducta sumisa, la asumió sin protestar ni política, ni diplomáticamente.

Ahora testimoniamos, como el vecino declara  que recibimos equipo médico para combatir el Cov-19 y asume por nosotros una cuota de petróleo ante la OPEP, para bajar y estabilizar el  precio del petróleo. La pregunta es, ¿a cambio de qué?

Es fundamental tener presente el contexto en que se produce esta visita, el primer viaje al extranjero que realiza el Ejecutivo mexicano. El presidente Trump se encuentra inmerso en pleno proceso electoral. La vista del presidente mexicano, puede generar un apoyo latino, muy importante. A su vez, nuestro presidente, en una fuga hacia delante de los problemas que enfrenta internamente.

En estos días, el problema más grave que enfrentamos es una crisis -a pesar del  desgaste de las palabras– sanitaria por un manejo errático y la impericia del responsable, lo que arroja arriba de treinta y dos mil muertos, en la que toca su parte de yerros al jefe del gobierno.

Otro y no menor problema es, la brutal crisis económica que se ha hecho presente en el rostro de un desempleo galopante, que lastima los hogares mexicanos y la respuesta del gobierno solo mostró la impericia, necedad y falta de oficio económico de quien dirige  el país, que no escucha, ni entiende. Y aunque produzca risa, es trágico: confunde crecimiento material, con brillos de felicidad que quiere entregar al pueblo.

Y un tercer problema, que no quiere decir que sean todos. La imparable espiral de violencia, que ha roto todos los registros. Y asi, como en su momento, se dijo por quienes hoy  detentan el poder, los muertos de…., hoy podemos hablar de los muertos de López. El baño de sangre empapa todo el territorio y no existe una estrategia.

Asi, en esas condiciones que acude a Washington, a pedir ayuda, más que a apoyar la reelección del ocupante de la Oficina Oval.