Estamos a pocos días de que la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados nos dé a conocer las cuatro quintetas finales de aquellos ciudadanos que llegarán en lugar de Andrade, Baños, Nacif y San Martín, quienes llegarán, a ciencia cierta nadie lo sabe, apostaría que ni el partido en el poder lo tiene tan claro.

La desafortunada intervención de John Ackerman, acusado por actos de corrupción y las imprudentes declaraciones del jefe del ejecutivo, han lastimado la confianza de la ciudadanía a tal grado que muchos, por fortuna, han decidido acompañar este ejercicio político que más de una vez ha dado de qué hablar.

Siempre hay un majadero que de bote pronto califica a los aspirantes como “caballos flacos”, vendidos o corruptos, en realidad son seres humanos con ambiciones, filias, fobias, triunfos y fracasos, no hay uno exento de algún señalamiento o escándalo menor en su vida pública.

¿Hay motivos para desconfiar de la construcción de las quintetas y de los finalistas a ocupar un asiento en el Consejo General del Instituto Nacional Electoral? Algunos.

Afortunadamente el Consejo General está construido por once consejeros, difícilmente hay empates, nadie tiene voto de calidad, todo es público lo cual no significa que todo sea transparente, hay un marco legal que se actualiza a diario y cada que uno de ellos llega a la herradura simplemente se transforma.

La camaradería entre consejeros es difícil, y en algunos casos prácticamente inexistente, los deseos de brillar y sobresalir nacen a costa de las oportunidades que a otros se les niega, la cobertura que da comunicación social a los integrantes es abiertamente asimétrica, la integración de las comisiones es cruel y descarnada, siempre queda fuera quien afortunadamente no debe de estar, vamos, con excepción de la oficina que ocupa el Consejero Presidente, o de los vehículos que se les asigna, hasta en eso hay celos, son humanos.

No significa que sea imposible ponerse de acuerdo, pero sin disciplina y sin una figura de poder e incentivos a futuro, es difícil crear acuerdos automáticos, es tanto como dar un paso en falso, parece difícil, y lo es. Derivado de mi modesto paso por el IFE-INE y ahora por el IEEM, puedo asegurar que vivir el colegiado ha sido de lo más interesante y apasionante que he vivido en mi vida profesional, aquello es una verdadera arena política, apasionante, cruel y generosa, pocos me entenderán.

¿Hay algún peligro en la designación de nuevos consejeros? Sí, la creación de bloques monolíticos, la adopción de criterios ilegales o la absurda rebeldía de estar en contra de todo y a favor de nada, pero afortunadamente, incluso los perfiles más radicales en la lista de 30/30, se van a enfrentar a un cambio escalonado, parcial, a un INE que tiene las reglas muy claras para la elección del 21, que ya no puede ser modificado, un servicio profesional digno y fuerte, pero sobre todo se van a enfrentar a sus propias carreras, a sus hojas de vida.

Claro que en la lista hay algunos invitados de última hora, habrá que poner especial atención en quienes llegaron después de haber solicitado revisión en sus exámenes, pero fuera de ellos, los demás son resultado de la “meritocracia” y aunque el partido en el poder los presione o intente cooptarlos (1) nunca tendrán la última palabra, (2) en 2021 necesariamente cambiarán los equilibrios políticos, (3) siempre hay incentivos para la traición, (4) dudo mucho que el más rebelde de los actuales consejeros tenga la pericia política para dirigir un bloque, caray no puede ni dirigir su oficina y (5) dejarse “mandar” por este personaje es prácticamente el final de una carrera.

Afortunadamente, en palabras de Karl von Clausewits, en la guerra, el combate no es una lucha de individuos contra individuos, sino un todo organizado que integran muchas partes…

@DrThe