Entrevista con Sofía Grivas, portadista 67 aniversario

 

El 27 de junio de 2020 la revista Siempre! conmemoró 67 años de existencia. Poco menos que imposible resulta la idea de condensar en solo dos cifras una historia como la de esta publicación. Entre los muros de la casona de Vallarta, distinguida y principesca entre los rascacielos, el eco de las teclas armoniza con las miles de páginas de los archivos, millones de letras en kilómetros intermitentes de papel: nombres, títulos, temas, fechas, editoriales, conversaciones, entrevistas, memorias, manifiestos, opiniones, retratos, firmas. Y  ni acordarse del número de  las fotografías que se podría redondear a los parpadeos de una vida. Aquí están 3216 semanas, poco más de seis sexenios, casi 25 mil días del infinito del tiempo. Es esta columna vertebral del periodismo mexicano contemporáneo con sus personajes y acontecimientos, pero especialmente con sus baluartes.

Desde el primero de sus días hasta hoy, Siempre! nunca ha dejado de ser congruente al ideal de la libertad, el pluralismo y la valentía de la palabra; que sea Don Quijote de la Mancha su emblema lo es todo menos trivialidad. Si algo pudo legar el ícono de la obra cervantina  al futuro es la conciencia del lenguaje como la fuerza primordial no solo de la expresión humana, sino de los mejores de sus ideales, la herramienta en esencia de las utopías, todavía poco distinguibles con la locura de caballeros andantes, que se enfrentan a la injusticia en todos sus rostros. No podría ser más significativo que en cada uno de los aniversarios de Siempre!  la portada sea engalanada con un Quijote emanado de la pasión creadora, liberaría al fin y al cabo, de los más prestigiosos representantes del ámbito artístico nacional. A esta tradición con el linaje de Siqueiros, Carrington, Tamayo, Soriano, Felguérez, Coronel, Cuevas, Nishizawa y el resto de los grandes maestros, se une, en 2020, Sofía Grivas.

 

Sofía Grivas, portadista 67 aniversario

 

Desde el dinamismo de su juventud y la sensibilidad innata,  Sofía Grivas muestra ante nuestros ojos al Quijote y a Sancho con usanza medieval clásica, rescatando así los elementos más representativos del contexto original de la obra.  Ambos aparecen cabalgando regios peces que son analogía y homenaje de Rociante y el rucio, y referencia a la nobleza del mundo natural y su comunión con el ente humano, mensaje de inferido de la urgencia de atender la crisis ambiental actual. En postura temeraria, el caballero y el escudero se aprestan al combate de ocho tentáculos siniestros, constrictores,  evidencia de las amenazas de la libertad: la corrupción, la violencia, el regreso del autoritarismo, la apatìa política, el fanatismo,  la indiferencia social. Todos los vicios se encuentran unidos por una cabeza invisible pero más presente que nunca, seguramente personificación de la injusticia, tan inmensa que  el borde de la página sólo marca su principio.  Que la escena se desarrolle, además, en el lecho marino es símbolo inequívoco de la universalidad de los desafíos: México no es la única nación que se encuentra  envuelta en la bruma de estos males y no debe olvidarse que los continentes son apenas una intermitencia entre los océanos, por lo demás unificados en la esfera planetoide.

 

Sofía Grivas es una artista que cubre el concepto de la excepcionalidad.  Su obra, derivada especialmente de la técnica del collage, es, sin dejar de lado la brújula de la estética, una auténtica ventana a la reinvención del mundo.  Desde que conozco las creaciones de Sofía nunca he podido desligarlas de una definición filosófica más allá de los planos del espacio y del tiempo, una propuesta que alcanza las cimas  más peculiares de cuestionamiento de la existencia, sus formas, sus matices  y sus fines. La descomposición del universo en aras de su renacimiento. Y escribiendo estas líneas, me doy cuenta de lo mucho que se parecen las imágenes de Sofi a la poesía. Ella ha logrado proyectar la culminación de la literatura al deslumbramiento de la vista: ha podido transfigurar el verso en forma, integrar la forma a la composición propia de la estrofa, musicalizarla con la rima  colores y hacer del poema imagen.

En este aniversario, Siempre! agradece esta magnífica obra de arte a  su autora, quien es ya parte de la constelación que ha llegado a los 67 años.  Representa un honor que sea ésta también el rostro de nuestro compromiso con el periodismo de excelencia y  la gratitud a nuestros lectores. Todas las gracias.