“Los criminales ganan más que los políticos,
 por eso unirse a los primeros es una gran tentación para los segundos.”

Joe Barcala.

 

El 18 de julio de este año se cumplieron cuatro años de la publicación del primer paquete de reformas que constituyen el Sistema Nacional Anticorrupción,  uno de los proyectos que más expectativas habían generado en el país, pues se empezaba a vislumbrar la posibilidad real de contar con un sistema eficaz y eficiente que contribuyera al combate de la corrupción en México.

No era para menos que se esperara mucho de este sistema, pues por primera vez en la historia, este sería uno integral, transversal, obligatorio para el ámbito federal y todos los ordenes de gobierno. Sumado al Sistema Nacional de Transparencia y al Sistema  General de Archivos, era una apuesta de muy alto calado para empezar a sentar las bases del ataque frontal al flagelo de la corrupción que tanto daño ha hecho en nuestra nación durante tantas décadas.

Gobiernos van, gobiernos vienen y la corrupción sigue presente, la diferencia entre las administraciones gubernamentales solo ha sido que unas han demostrado más interés en el desarrollo e implementación de políticas públicas, legislación o acciones concretas para erradicar la corrupción.

A cuatro años de la publicación de las reformas, el Sistema Nacional Anticorrupción aún no se encuentra totalmente implementado, hemos tenido avances, pero como sistema integral aún no funciona. Ni siquiera esta armonizado en todas las entidades federativas, faltan nombramientos que han generado vacantes, falta de recursos para implementar el sistema y quizás lo más complicado es la indiferencia total de este gobierno federal para continuar con los pendientes del sistema.

Indistintamente de estas fallas, errores, desinterés e inclusive deseos de corruptos de que no contemos con un eficaz sistema integral de combate a la corrupción que acabe con la impunidad, debemos seguir luchando los que si tenemos interés de que la corrupción sea erradicada y los corruptos paguen por sus ilícitos.

Permanentemente tenemos que buscar los medios para lograr que las leyes y las acciones en verdad sean de utilidad para evitar que los recursos públicos sean desviados, se abuse de cargos, facultades o espacios públicos para amasar fortunas producto de la corrupción.

La sociedad civil organizada, hace algunos años, nos dio muestras de que se pueden lograr avances sustanciales e importantes, la iniciativa 3 de 3, nació siendo tan fuerte y eficaz, que  la presión ciudadana se plasmó en ley, de esa experiencia debemos tomar ejemplo, no cejando en la lucha contra la corrupción.

Hoy más que nunca, pues seguimos viendo casos ignominiosos de corrupción, adjudicaciones directas, compras sin ningún protocolo o cumplimiento de las leyes. El uso de los recursos públicos ha sido de manera discrecional, también se han detectado muchos casos de fortunas inexplicables.

La corrupción es un flagelo que permea todas las estructuras, lamentablemente en México aún sigue campeando, creciendo a sus anchas, no claudiquemos sigamos luchando para lograr erradicarla.

 

@perezcuevasmx

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