La sorpresa para muchos fue la conducta desplegada por el presidente de la República Mexicana ante su homólogo estadounidense, sin duda, una reunión que causó sorpresas. Bien cuidada política y diplomáticamente, pero cargada de elogios innecesarios, fuera de toda realidad, pues las declaraciones hechas por el presidente Trump, han quedado plasmadas en la historia desafortunada de agresiones en contra de connacionales migrantes.

Sin embargo, lo más relevante sobre el Tratado México, Estados Unidos y Canadá, fue abordado de manera superficial. Para la generalidad de la población el T-MEC es coto vedado, es una zona negra, que solo los interesados directamente conocen –en las siguientes colaboraciones escribiremos al respecto–. El grueso de la población vive con otro tipo de penas, las más básicas para poder sobrevivir, aunque esto sea de manera indigna, pues el gobierno no esta cumpliendo su parte para evitar más daños.

Los intereses de la población están en no contagiarse de coronavirus, de salir a la calle para buscar el sustento diario, aunque cada vez sea más difícil lograrlo, pues la economía tardará en recuperarse, esta afirmación no es pesimista, más bien es realista, pues la economía requiere de inyección de recursos públicos y privados para poder funcionar, cumplido ese ciclo, puede empezar a crecer para generar desarrollo.

Desafortunadamente, la realidad indica que no hay dinero público en el ciclo económico, pues el gobierno no ha generado planes o programas de impulso a los sectores económicos y empresariales, que son los que en realidad generan empleos, no el gobierno, la función de este es incentivar el ciclo económico y no lo ha hecho. Según datos del exsecretario de Hacienda, Bernardo Urzúa, la inversión pública como la privada decayeron.

La del gobierno por dedicarse a gastar el dinero en programas de entrega directa en efectivo, a no invertir en infraestructura verdadera, a desmantelar instituciones, programas, fideicomisos que nadie sabe a dónde se han destinado esos recursos, en el caso de la inversión privada, por falta de confianza se han llevado sus capitales, no es para menos, pues encuentran que en cualquier momento el gobierno les cambia las reglas como sucedió con el aeropuerto de Texcoco, o la empresa Constellation Brands, sólo por citar dos casos que han ahuyentado las inversiones en México, en tal sentido, el futuro de la economía en el país es desalentador.

Tenemos millones de pérdidas de empleo, cuando se había ofertado generarlos, el dinero que se invierte en programas sociales sólo llegan a los seguidores directos de MORENA, es decir, a su clientela electoral, la cual aceitan hacia el proceso electoral intermedio de 2021, pero sólo hacen eso, aceitarlo, mantenerlo en funcionamiento, para que debido a la necesidad que tienen y tendrán, respondan con su voto, ciego, fanático, hacia quien les esta dando el recurso de todos los mexicanos.

No esta en la intención del presidente de la República, ni en sus programas, el desarrollo de las personas, sus familias, ni su entorno. Lo que le interesa es que la necesidad sea continua, la dádiva a cuenta gotas sea un grillete de control, para mantenerse en el poder a cambio de su lacerante pobreza, falta de oportunidades reales de crecimiento.

Mientras millones de mexicanos en extrema pobreza no tienen acceso a ningún apoyo, ni posibilidad. El resto de la población pagamos con nuestros impuestos los caprichos del presidente.

 

Las decisiones presidenciales están llevando al país a la bancarrota, sin un ciclo económico que genere crecimiento, no hay dinero que aguante los despilfarros, los errores y caprichos del gobierno.

 

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